Hacia una sociedad sin inteligencia
¬ Luis Ángel García miércoles 5, Ene 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Dando, dando y con el mazo dando. El presidente inició el año con el pie derecho y continuó con su labor destructora de las instituciones que se han forjado para atender las necesidades de los más necesitados y acabar con el pensamiento crítico de quienes asisten a formarse en instituciones de alto nivel académico. De un plumazo desapareció el Instituto para el Desarrollo Social (INDESOL) y mantiene en crisis al CIDE, donde quieren imponer a un “director carnal”, mientras que dejó sin personal ni recursos a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Su obsesión por concentrar el mayor número de recursos para financiar sus programas clientelares lo hace arriesgar el futuro de México como país. A la 4T no le interesa erradicar la pobreza y por ello no tiene entre sus políticas públicas verdaderos programas de desarrollo social, busca administrar la pobreza. Entre más mexicanos estén en la miseria y sin empleo formal, podrá comprar sus voluntades electorales mediante un subsidio que les permita más o menos sobrevivir a cambio de respaldar al régimen. Miles de millones de pesos se destinarán, no a crear fuentes de trabajo ni a apoyar a los micro y pequeños emprendedores, sino a dotar de pensiones a viejitos improductivos o a jóvenes que ni estudian ni trabajan.
Por supuesto que no le interesa a la 4T que México sea un país con una población de alto nivel académico o formar generaciones con pensamiento crítico; mientras más ignorante sea el pueblo, más manipulable es. Por ello arremete contra las instituciones de educación superior. Inició con la UNAM, a la que quiere estrangular financieramente porque ahí se forman estudiantes pensantes y aspiracionales que quieren realmente transformar al país y coadyuvar al desarrollo nacional que erradique la pobreza y no hacerla crecer.
Después se fue sobre el CIDE, cuyos profesores también moldean alumnos críticos que sí saben de economía y ciencias sociales, son formadores de investigadores y administradores públicos. Pero ello no conviene al régimen -se requiere, como en los sistemas fascistas o en las dictaduras militares-, la uniformidad en el pensamiento de los jóvenes, la creación de masas acríticas que no cuestionen, la formación de ejércitos de enajenados empleados y obreros mal calificados y peor pagados, pero que mantengan la ilusión de que los otros gobiernos eran peores.
En los albores del 2022, el puñal se clavó en la espalda de la ENAH, cuando un burócrata de segunda anunció mediante oficio, la cancelación de los contratos de gente por honorarios, solo se podrá trabajar con empleados de estructura. Con ello peligran las licenciaturas, los posgrados, las investigaciones que eran apoyadas por personal eventual. No es la primera vez que atentan contra esta Escuela, en marzo del año pasado desaparecieron más de cien materias de los planes de estudio. No quieren formar verdaderos antropólogos ni historiadores, prefieren mediocres estudiantes sin aspiraciones y que cumplan con ciertas funciones sin oponerse a las aberraciones oficiales. Medianos profesionistas no cuestionan proyectos como el tren maya, que no solo atenta contra el medio ambiente, sino que destruye la cultura milenaria de la península de Yucatán.
Aquí no se necesita quemar libros como los bomberos en la ya no tan novela de ciencia ficción del distópico Ray Bradbury, Fahrenheit 451, para destruir a una sociedad, solo se requiere acabar con las universidades.
Peligra el presente y futuro de México, si no salvamos a los jóvenes tendremos un país sumido en la miseria económica y cultural, donde la inteligencia, el pensamiento crítico no será una virtud, sino una desgracia. Todavía hay tiempo. No dejemos que el destino nos alcance.