México trata de regular la actuación de agentes extranjeros
Miguel Ángel Rivera martes 4, Ene 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Por la obligada secrecía de sus actividades, los logros o la ayuda de agentes extranjeros a las autoridades nacionales casi siempre quedan fuera del conocimiento de los medios de comunicación y, por consecuencia, del público en general.
Así, los logros de los agentes extranjeros y de sus contrapartes nacionales quedan sólo para los archivos o para la imaginación popular.
Pero eso es cuando las operaciones encubiertas o combinadas tienen éxito, pero no ocurre lo mismo cuando falla, porque, entonces, empiezan las recriminaciones que, por lo general, se hacen públicas, pues una parte acusa a la otra de errores, omisiones o, de plano complicidad con los delincuentes que se salvan de la acción de la justicia.
Un caso ejemplar en la relación de agentes secretos de los Estados Unidos con sus pares mexicanos es el del asesinato del oficial encubierto de la DEA (Drug and Enforcement Administration) Enrique “Kiki” Camarena, quien fue torturado y asesinado cuando, supuestamente, los jefes del Cártel de Guadalajara -encabezados por el todavía prófugo Caro Quintero- lo responsabilizaron por la destrucción del plantío de mariguana en el enorme rancho “El Búfalo”, considerada la segunda operación de destrucción de drogas más grande, después de desmantelar, en Colombia, una red de laboratorios de coca, propiedad del histórico capo Pablo Escobar Gaviria.
Los investigadores estadunidenses cargaron toda la responsabilidad a los organismos policíacos mexicanos y a partir de ese momento empezaron a actuar por su cuenta, por lo que secuestraron (aprehendieron, según autoridades del vecino país) en territorio nacional a supuestos implicados en la tortura y muerte de Camarena, como el médico Humberto Álvarez Machaín, y además fue encarcelado Rubén Zuno Arce, cuñado del ex presidente Luis Echeverría Álvarez, quien murió en una prisión de Florida, a pesar de que había obtenido en México una declaración de inocencia.
Este caso es extremo, entre los conocidos, pues otras muchas acciones se mantienen en secreto y sólo de vez en cuando se conocen algunos detalles en forma extraoficial. Por ejemplo, se supone que la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera fue posible por averiguaciones de la DEA o de otra agencia estadounidense.
En todo caso, sean éxitos o fracasos, los investigadores mexicanos siempre aparecen como comparsas de sus colegas de la Unión Americana y siempre queda la sospecha de que los estadounidenses nunca dan informes completos, como es el escandaloso caso de “Kiki” Camarena, pues nunca ha quedado claro qué tanto se involucró en las actividades ilegales del cártel al que “investigaba.
Por si fuera poco, está la operación internacional “Rápido y Furioso”, por la cual una agencia estadunidense Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) entregó armas a un cártel mexicano en una operación multinacional, muchos de cuyos detalles se mantienen ocultos por parte del gobierno de la vecina potencia.
El Congreso mexicano trata de regular
la actuación de agentes extranjeros
En lo que se consideró como muestra de las diferencias que supuestamente tuvo o tiene el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con el régimen del demócrata Joe Biden -que no con su antecesor Donald Trump- el Congreso mexicano encabezado por la coalición de la llamada Cuarta Transformación impulsó una reforma a la Ley de Seguridad Nacional para regular la internación y permanencia de agentes extranjeros en el país.
La ley es de aplicación general, pero en la práctica la intención era tener mayor control sobre los agentes estadounidenses que, para sus investigaciones, no se sienten obligados a respetar las normas nacionales. Un ejemplo son las intervenciones telefónicas que la tecnología moderna les permite actuar desde fuera de territorio nacional y si lo hacen desde aquí no tienen, o tenían, que rendir cuentas ante ninguna autoridad.
Al respecto, el dictamen aprobado en la Cámara de Diputados refiere que los agentes extranjeros tienen funciones y obligaciones de acuerdo a convenciones internacionales, por lo que su naturaleza requiere un marco general de actuación que dé certidumbre jurídica.
Asimismo, estipula que los agentes extranjeros podrán ser autorizados para internarse temporalmente en el territorio nacional para fines de intercambio de información, en el marco de los convenios y programas de cooperación bilateral suscritos por el Estado mexicano en materia de seguridad.
En síntesis, los agentes extranjeros deberían reportar a las autoridades mexicanas el avance de sus investigaciones, pero no hay manera de exigirlo, pues ni siquiera se sabe dónde se mueven.
Todo esto viene al caso porque, al parecer, el presidente López Obrador ha decidido por cuenta propia, decidió cambiar o reducir las exigencias a los agentes de Estados Unidos.
Esta decisión, por cierto, no se puede separar de la decisión del gobierno de la llamada Cuarta Transformación de aceptar que México sea la antesala donde deben permanecer los migrantes centroamericanos y del Caribe que desean ingresar a los Estados Unidos.
El primer mandatario comentó que la entrega de visas para agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA) que otorgará el gobierno mexicano se hará conforme a la nueva legislación en la materia y no habrá “nada oculto”.
Adelantó que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, informaría a detalle de los alcances de este tipo de permisos, tanto de las condiciones y requisitos, como del número de elementos.
“Que se dé a conocer la ley que ya se reformó para que todos sepamos. Nada oculto, nada hecho a espaldas de la gente, como era antes, que los mexicanos no sabían cuántos agentes del extranjero operaban en el país; hasta acompañaban en los operativos a los elementos de las fuerzas armadas y de las policías, hasta declaraban los embajadores de Estados Unidos”, expresó el mandatario.
Una cosa es decirlo y otra cosa ponerlo en práctica. La ley ya está vigente y se supone que ya se debería tener ese registro de agentes extranjeros que operan en el país.
Aunque en apariencia sus expresiones son enérgicas, el primer mandatario abrió espacios para que los agentes extranjeros dejen se cumplir con la ley.
Dijo que no se aceptan “injerencismos”, pero “sí tenemos que cooperar. Eso es otra cosa, tenemos que actuar de manera conjunta y lo estamos haciendo con las agencias, con el Departamento de Estado, con el gobierno de Estados Unidos, porque, pues tenemos 3 mil 180 kilómetros de frontera y somos vecinos, y tiene que haber cooperación, pero con respeto a nuestras soberanías”.
Para no variar, López Obrador dedicó elogios a su “amigou” Donald Trump, al sostener que respetó a México, y aunque querían “ayudar para que intervinieran agentes” de su país, aceptaron la postura mexicana. También expresó reconocimiento al presidente Biden, pues “no ha hecho ningún operativo que vulnere la soberanía mexicana”.
Además, precisó que los elementos de agencias extranjeras contarán con visas para ingresar a México para desarrollar actividades que estén autorizadas por la ley de la materia.
Aquí surgen dudas, la reforma a la Ley de Seguridad Nacional se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 18 de diciembre de 2020 y ¿todavía no se tiene registro de los agentes extranjeros?
“No ha habido ninguna acción, ningún operativo que vulnere, que afecte nuestra soberanía, y sí tenemos que cooperar, esa es otra cosa, tenemos que actuar de manera conjunta y lo estamos haciendo, con las agencias, con el departamento de estado, con el gobierno de Estados Unidos.
“Somos vecinos y tiene que haber cooperación, pero con respeto a nuestras soberanías”, reiteró AMLO.
Dijo que durante administraciones pasadas los agentes extranjeros incluso participaban en operativos junto con las fuerzas armadas de México, algo que será acotado por la nueva legislación en la materia.
O sea, si no había control sobre las acciones de agentes extranjeros, no era por abuso, sino por faltas de energía por parte de los gobiernos “conservadores”! y “neoliberales” que no los controlaban. Como siempre, las fallas son culpa del pasado.