A la mitad del camino
¬ Luis Ángel García lunes 6, Dic 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A la mitad del sexenio, la administración pública nos deja con más interrogantes que respuestas. Independientemente del informe triunfalista del presidente en el Zócalo, el ciudadano de la calle, el ciudadano de a pie se cuestiona qué nos depara la segunda mitad del sexenio.
¿Mejorará la seguridad, se consolidará el sistema danés de salud, se recuperará el empleo, habrá medicamentos en las clínicas, los niños con cáncer contarán con sus quimioterapias y otros tratamientos, se controlará la inflación, bajará el precio de la canasta básica, viviremos sin pandemia o al menos ya estará completamente vacunada toda la población?
Esos son los grandes temas nacionales que quiere conocer la gente. Ya no la engañan las promesas incumplidas, aborrece ver a los gobernantes como si todavía estuvieran en campaña. Tampoco cree en el discurso contra la corrupción, cuando no existe ningún político sentenciado y, por el contrario, todos los días se documentan casos de aparente corrupción donde los protagonistas son gente cercana al mandatario.
¿Cambiará la percepción ciudadana de inseguridad que hoy ronda el 70 por ciento de quienes no se sienten seguros en sus localidades? Hay que recordar que, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, no bajan los feminicidios, los homicidios dolosos atribuidos al crimen organizado llegan a los 105 mil asesinatos. El año pasado se incrementó la violencia política que cobró la vida de precandidatos, candidatos, ex legisladores y representantes populares, dirigentes, ediles y ex presidentes municipales, jueces y magistrados; quienes no sucumbieron ante las balas, fueron secuestrados o amenazados para retirarlos de la contienda.
La percepción de inseguridad -que es realidad, aunque no sea verdad-, se vio también afectada por el secuestro, el pago por derecho de piso, la suplantación de la autoridad por la delincuencia organizada, la cual se ha convertido en un poder fáctico que corrompe a políticos y policías. La gente se da cuenta que las extorsiones que sufre el ciudadano son especie de pago de impuestos o alcabalas para que lo dejen trabajar. Lo mismo sucede con los retenes de las mafias o las autodefensas, quienes solicitan “cuotas voluntarias” para permitir el libre tránsito por caminos y carreteras de particulares o mercancías.
El narcotráfico, la trata de personas y la venta ilegal de armas se han convertido en las grandes actividades ilícitas que ponen en peligro la gobernanza.
El sistema de salud es otra asignatura pendiente. Lejos de garantizar los servicios universales de atención, el aniquilamiento del Seguro Popular y la sustitución por el malogrado Insabi sólo provocaron que millones de mexicanos se quedaran sin acceso a la salud y se viviera un terrible desabasto de medicamentos que todavía no se puede resolver. La desatención de los niños con cáncer, cuya muerte se ve como daño colateral en el proyecto inacabado de tener un modelo sanitario nórdico, parece no interesar al gobierno. A la fecha, ninguna institución puede garantizar el abasto de medicinas o contar con la infraestructura necesaria para realizar estudios clínicos e intervenciones quirúrgicas.
La pandemia misma exhibió la ignorancia y soberbia de las autoridades que vieron con desdén el coronavirus y la ausencia de una política pública eficiente para contener los efectos de la Civid-19 costó la vida a medio millón de mexicanos. ¿Podrá el gobierno garantizar la salud de la población cuando este virus se convierta en una enfermedad endémica que nos acompañará de por vida?
Esos son ejemplos que hacen suponer que este primer tramo de la administración deja más pendientes que logros. No caben los triunfalismos.