A mitad del río
Alberto Vieyra G. jueves 2, Dic 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
México cumple 3 años de desgobierno; 3 años sin Presidente o a pesar del Presidente; 3 años que suman 61 mil 267 mentiras o “no verdades” como les llaman los estudiosos, pero usted y yo sabemos que las “no verdades” las conocemos como asquerosas mentiras, propias de los seres deshonestos y mitómanos.
¿Cuál es la radiografía de estos 3 años de desgobierno que justamente están a mitad del río, es decir a mitad del sexenio con más y más cambios de caballos a mitad del río por incondicionales que tengan fe ciega hacía el llamado falso Mesías tropical? Póngase usted cómodo y tome usted nota:
En Palacio Nacional vemos todos los días a un dictador que se pelea con periodistas, medios de comunicación, empresarios, mujeres, abogados, jueces, ministros, conservadores fifís a los que odia con toda su alma; AMLO quisiera que México fuera una nación homogénea en la que todos pensarán igual que él, un Presidente de la República que divide y confronta a los mexicanos, utilizando la tesis del emperador romano Julio César de “divide y vencerás”, el peor error político de este accidente político sexenal; un AMLO que quiere desaparecer al INE para perpetuarse en el poder y a todos los organismos autónomos, pues él cree que México debe ser el país de un sólo hombre, como si estuviéramos en tiempos de Santa Anna; AMLO quiere quedarse con la tremenda Corte para que sólo sus chicharrones truenen en materia de impartición de justicia; quiere también que sus diputados “paniaguados” de Morena y rémoras que le acompañan no le cambien ni una coma a los dictados del Presidente y que tengan cinturita de mantequilla para que a todo digan “sí, señor Presidente; lo que usted mande, señor Presidente”. Un AMLO que quiere que todos los periodistas le echen loas y cebollazos, que los organismos autónomos no lo regulen, ni le digan por dónde; que nadie le reclame, incluyendo los niños con cáncer a los que su corifeo Hugo López-Gatell llama “golpistas”.
Vemos a un AMLO que se enciende cuando sus críticos ventanean a sus chocolateros hijos y los tacha de “conspiradores” a todos; vemos a un AMLO con una monumental negligencia criminal que ha ocasionado una mortandad de unos 600 mil compatriotas, víctimas del coronavirus y a una nación macabra con cien mil asesinatos dolosos y escenas macabras que han hecho de México una nación morbosa, sin que haya un gobierno que le atore a las bandas criminales; vemos a un México devastado por un desastre económico, producto de nefastas estrategias contra inversionistas y una lucha frontal contra empresas nacionales y trasnacionales que invirtieron en México para generar energías limpias y que él se empeña en desterrar de México sin pagarles un sólo centavo; vemos también a un México bananero que ha dejado de ser protagonista en el plano internacional, porque su Presidente tiene miedo volar en aviones y enfrentarse a públicos incómodos que lo critiquen; en suma, vemos a un México devastado antes de la mitad del río, rumbo a la sucesión presidencial de las elecciones de 2024 y vemos claramente ahí que el dedo presidencial apunta hacia el matriarcado; vemos a un AMLO odiador de la ciencia, la cultura y todo lo que huela a las ciencias del saber, pues él lo que quiere es una nación fanática del poder político que le haga caravana a cada paso que da y en fin, vemos a un AMLO con una temeraria vanidad política, con un protagonismo que solamente sus adictos a sueldo podrían soportar… y a mitad de río, se vislumbra una estrella que poco a poco se apaga y terminará convirtiéndose en un tenebroso hoyo negro dejado por una extinta galaxia: el juicio de historia.