Nuevo ataque a la prensa
¬ Luis Ángel García miércoles 1, Dic 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Presidente se le fue a la yugular a su antigua aliada. En la mañanera descalificó a Carmen Aristegui; como San Pedro, la negó tres veces; cuestionó su periodismo crítico, cuando antes lo ponderaba mientras exhibía la corrupción del ex mandatario Peña Nieto. Se solidarizó con ella por la persecución de que fue objeto en la administración pasada. Influyó para que dejara las benditas redes sociales y tuviera un espacio importante en la radio comercial. Pero eso quedó en el pasado, hoy se le reprocha su periodismo de investigación y se le acusa de mentirosa y poco profesional.
El inquilino de Palacio Nacional no dejó títere con cabeza, además de satanizar a la periodista -con cuyo trabajo ahora dice nunca estuvo de acuerdo-, también se lanzó contra la revista Proceso, propiedad de la familia Scherer, cuyo fundador atacó por décadas a los gobiernos neoliberales y abrió espacios al movimiento de Andrés Manuel López Obrador. Ahora sus herederos manejan una línea más crítica contra el tabasqueño y su administración. El semanario denunció corruptelas de familiares y amigos que se han favorecido con contratos y concesiones, mediante la opacidad de las asignaciones directas. Pero el Presidente, como siempre, recurre a la narrativa de los otros datos y con su imagen inmaculada rechaza las investigaciones periodísticas; nunca son ciertas las cifras o los documentos, las entrevistas o los testimonios. Así se manejó cuando la agencia Latinus hizo pública una investigación de seis meses que evidenció la corrupción de las obras donde interviene el Ejército y que dieron origen al “decretazo”, con el cual se blinda la información que afecte a las fuerzas armadas en su papel de constructor.
Lo mismo sucedió con el reportaje de la revista de don Julio Scherer, donde se documenta el beneficio a un empresario amigo de la familia presidencial con tierras que se utilizan para el programa asistencialista Sembrando Vida. Ello despertó la ira presidencial y los ataques a Carmen Aristegui y a Proceso.
Antes fueron Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola, Brozo, Ricardo Rocha, los diarios Reforma y El Universal y un largo etcétera de comunicadores incómodos a los que de un plumazo se les descalifica, tachándolos de conservadores, cómplices o corruptos sin dar una sola prueba. Sólo con el poder de los otros datos.
Lamentablemente el gremio periodístico no ha encontrado la fórmula para contraatacar el poder presidencial, no tiene una estrategia de comunicación que le permita rebatir con contundencia la narrativa de los otros datos. Por ello se utiliza de tiempo completo la tribuna que ofrece el Salón Tesorería de Palacio Nacional, desde donde no sólo se desprestigia a los reporteros y opinadores, también se intenta, con éxito, polarizar a la sociedad, confrontar a los ciudadanos, mantenernos en el plano de una realidad maniquea, los buenos son los de la 4T y si no comulgas con su discurso, estás contra ellos. Así lo ha hecho con los periodistas, donde tiene a un grupo de corifeos que le hacen preguntas a modo, lo vanaglorian y le celebran los juicios sumarios que hace contra los verdaderos comunicadores, ese círculo rojo que a pesar de su popularidad chaira, lo incomoda, le quita brillo a su corona imperial,
Pero no todo está perdido, ojalá haya más Aristeguis, Lorets, Brozos, Krauzes y demás opinadores que le hagan ver al Presidente el México real, el país que él se ha encargado de dividir, de confrontar y que vive la peor crisis económica de los últimos noventa años. Hoy hay más pobres y más corrupción que con los gobiernos neoliberales. Esa realidad no se puede ocultar.