Todos los males vienen del pasado
Armando Ríos Ruiz lunes 29, Nov 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El presidente López, que padece fijaciones indiscutibles por evidentes, permanece anclado al pasado, al que detesta y culpa de todos los males que sufre México. O al que usa para tener a quién responsabilizar de eso mismo. No es capaz de asumir su papel de mandatario y usa la fórmula para descargar en alguien los pesares del país, que le resulta imposible remediar o que no quiere remediar.
Ambas fórmulas son aleatorias. Se nota en el invento absurdo y menos que pueril, porque ni un niño lo cree, de que, con abrazos y acusaciones con sus mamacitas, los criminales abandonarán sus actividades delictivas. De que ir a la raíz acabará con la delincuencia, que disminuye todos los días, de acuerdo con el decir de los encargados de combatirla. Cree que con alguna de sus invenciones sociales disminuirán los índices delictivos. Las estadísticas dicen lo contrario.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, analizados por el Observatorio Nacional Ciudadano, señalan que seis estados con menor población, como Colima, Tlaxcala, Nayarit, Campeche, Baja California Sur y Aguascalientes, gobernados hoy por Morena (con excepción de Aguascalientes), registran una tendencia al alza en delitos del fuero común.
Para que los lectores sepan cómo son de efectivos los abrazos y para poner sólo un ejemplo, en Campeche, donde recién asumió la gubernatura Layda Sansores, de Morena, las víctimas de homicidio doloso pasaron de 70 en 2017 a 87 en los primeros 10 meses de este año, mientras que en dicho periodo ha acumulado 571 víctimas de lesiones dolosas en números absolutos.
También el Comité contra la Desaparición Forzada (CED), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que hizo recorridos por diversos estados mexicanos para indagar sobre esos hechos, sostuvo que las desapariciones no son una herencia del pasado. Persisten y la impunidad es casi absoluta.
Lo sabemos. Hace siete años, estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, fueron desaparecidos tras acudir a manifestarse a la ciudad de Iguala. El hecho ha significado un viacrucis interminable de los familiares, algunos de los cuales han muerto en su infructuosa búsqueda y a la fecha no hay un solo indicio que señale el paradero de los jóvenes. Aunque sus padres exijan su presencia con vida, saben en el fondo de sus conciencias que están muertos. Pero quiere saber dónde.
Carmen Rosa Villa Quintana, presidenta de la delegación, apuntó que “Las desapariciones no son únicamente un fenómeno del pasado. Por el contrario, lamentamos constatar que aún persiste, no se han atendido las causas profundas de las desapariciones. El enfoque de seguridad que se ha adoptado no solo es insuficiente, sino además inadecuado. La impunidad es casi absoluta”, destacó.
Tal vez esas declaraciones valgan para que nuestro mandatario arrecie su deseo de que la ONU desaparezca. O para decir que el organismo ya es obsoleto e insistir en que hay que formar uno nuevo. Como si otros países que están afiliados estuvieran dispuestos a apoyarlo con la sola invitación de alguien acostumbrado a que sus súbditos (como en las cámaras mexicanas) lo obedezcan ciegamente.
La señora manifestó que, para superar la impunidad, el Estado mexicano debe tener una estrategia integral para abordar sus múltiples causas, entre ellas la ineficacia en la investigación de estos crímenes; una comprensión desvirtuada de la autonomía de las fiscalías, como una suerte de discrecionalidad que les lleva a negar su cooperación en la búsqueda; el traslado de la responsabilidad de investigar y aportar pruebas en las víctimas y un sistema que aún conserva las inercias del pasado.
También indicó que “las principales preocupaciones del CED son que las desapariciones siguen siendo generalizadas, ya que no se han atendido sus causas profundas debido a que prevalece la falta de coordinación de las fiscalías, aunado a esto, el modelo de seguridad es centralista y militarizado”. ¿Qué ha ocurrido con el delirio (¿o la mentira?) Presidencial de atacar las raíces?