CIDE, ¿educar o adoctrinar?
Guillermina Gómora Ordóñez martes 23, Nov 2021Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
En política no hay coincidencias, ni casualidades; una vez más la intromisión gubernamental, le jala los bigotes al tigre del movimiento estudiantil. Primero fue (continúa) la UNAM y ahora la embestida es contra el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), vía el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, (Conacyt)
A la #4Transformación se le indigesta la autonomía de cátedra, el libre pensamiento y la educación pública de excelencia. Quieren imponer un control político-ideológico. Los estudiantes lo saben y lo advirtieron así a la entrada del @Conacyt_MX en diversas cartulinas:
“Más ciencia, menos obediencia”; “El pueblo informado no será manipulado”; “Nos querían rebeldes, aquí estamos rebeldes”; “Un dictador no será mi director”; “Fuera Romero”; “CIDE al servicio de la sociedad, no del gobierno en turno”; “Sí a estudiantes críticos”; “Por las generaciones futuras yo defiendo al CIDE”; “CIDE, no es botín político”.
En efecto, ninguna institución autónoma relacionada con la educación, debe verse como un botín político. Sin embargo, los conceptos “educar”, “elevar el nivel académico de alumnos y profesores” e “impulsar el crecimiento del país desde la plataforma educativa” no tienen cabida en un gobierno que pregona la transformación.
Lo suyo es la militancia, adoctrinar al que se deje o al que obliguen voluntariamente a fuerzas, por la vía de la imposición o la dádiva. Basta recordar como la directora Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, defendió la propuesta para desaparecer 109 fideicomisos, entre ellos los que apoyan la investigación científica.
Al igual que otros casos (Seguro Popular; estancias infantiles; los refugios para víctimas de maltrato; compra de medicamentos) se aseguró que los fideicomisos tenían señalamientos de actos de corrupción, pero hasta el momento no se han acreditado.
Lo cierto es que a la directora del Conacyt, militante de la #4T, le disgusta la opinión que en diversos foros expresan muchos investigadores del CIDE y no va en sintonía con el discurso oficial. Así que les canceló los recursos, luego acosó al director general, Sergio López Ayllón, que terminó por renunciar.
Acto seguido impuso a José Antonio Romero Tellaeche, como director general interino, que en su afán de quedarse con el puesto y cumplir con el mandato de alinear a la institución académica con la ideología del gobierno en turno, provocó una revolución del intelecto que los tiene contra las cuerdas.
El servilismo y la torpeza caracterizan el interinato de Romero Tellaeche; en reuniones con alumnos y académicos repite el discurso presidencial y acusa al CIDE de haberse convertido en una institución neoliberal de la que los profesores se han beneficiado, en la que se privilegia la enseñanza de una sola ideología, por lo que también se pronunció por la suma de nuevos cuadros académicos que no exclusivamente tengan estudios en Estados Unidos.
Sin duda, Romero Tellaeche desconoce el origen y desarrollo plural del CIDE, por ello se limita a reproducir el discurso oficial y a despedir a los que resultan incómodos como Catherine Andrews, secretaria académica, por “rebeldía”. Ella se negó a violar los estatutos. Antes removió a Alejandro Madrazo, director de la sede centro, en Aguascalientes, por ejercer su derecho a la libre expresión en temas políticos y sociales.
El próximo 29 de noviembre se elegirá al nuevo director del CIDE que será él -si es que es ratificado- o bien, Vidal Llerenas, ex alcalde de Azcapotzalco, militante de Morena, pues son los dos únicos competidores.
El objetivo de la educación es llevar desde adentro hacia fuera el potencial de un individuo. La meta de adoctrinar, es imponer una realidad absoluta cuyo cuestionamiento es penalizado e incluso ridiculizado, no hay cabida a otras formas de expresión.
La comunidad del CIDE, hoy, tiene el poder de marcar el rumbo de la institución, ¿educar o adoctrinar?
VERICUENTOS
Entrelíneas de Monreal 2024
Como gota de agua, el presidente de la Jucopo en el Senado, Ricardo Monreal, persiste en explicar su relación actual con López Obrador y el impacto hacia 2024. En entrevista con @EmmanuelSibilla, para Telereportaje, Dijo: “Somos aliados de un proyecto de nación desde hace 24 años. Él tiene su estilo, yo tengo el mío” “Yo tenía responsabilidades serias que platicaba con él de manera cotidiana, el resultado de la Ciudad de México, fue un daño colateral para mí… de repente dio un giro y la intriga palaciega, a mí me afectó al decir: Monreal es el que metió la mano y por eso perdimos las delegaciones”. “No me voy a confrontar con el Presidente nunca, pero dentro de Morena sí voy a luchar” “Estoy haciendo ahorita round de sombra, preparación”. ¡Órale!
Adán Augusto, ¿el caballo negro?
A la vieja usanza, en tiempo de la #4Transformación, el dirigente de Morena, Mario Delgado, destapó al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para las elecciones presidenciales de 2024. Lo sumó a la lista de las “corcholatas” de Palacio Nacional. Dijo que entre sus méritos están su trayectoria política y su cercanía con el Presidente de la República. ¿Serán suficientes? La jefa de Gobierno de la CDMX presume lo mismo. Lo único cierto es que el tradicional dedazo determinará al sucesor de Andrés Manuel López Obrador, aunque Mario Delgado insista en la pantomima de las encuestas. ¡Uf!