Congreso “quintopatiero”
¬ Luis Ángel García lunes 15, Nov 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Congreso mexicano se ha convertido en una vecindad de quinto patio, aquellos inmuebles de los años cincuenta, donde la escala social subdividía a los pobres y el lumpen habitaba las últimas viviendas; además de su miseria, se distinguían por su lenguaje, su caló, su picaresca. Así nuestros legisladores, que dejaron de ser émulos de Belisario Domínguez o tribunos como los panistas Juan de Dios Castro o “El Jefe” Diego. Hoy, el parlamentarismo se sustituye por el insulto, la grosería, la agresión anónima encubierta por la gritería desde las curules. Nada tienen de representantes populares.
Durante la comparecencia del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, donde se discutiría el tema de su presupuesto, los diputadillos dieron muestra de su origen “quintopatiero” y convirtieron la sesión en un juicio sumario lleno de insultos y descalificaciones al árbitro electoral; sin argumentos, los modernos Torquemada lincharon al compareciente. Pero, en las discusiones para aprobar el presupuesto de egresos, se lucieron los congresistas.
Groserías, gritos, pancartas, mentadas de madre, de todo hubo, como en las arenas de la lucha libre. Para garantizar el uso de la palabra del orador en turno, ahora se estila cuerpear al participante, sus correligionarios arropan al legislador y procuran gritar más fuerte que sus interpeladores. Las sesiones se han convertido en un verdadero circo romano. Durante cuatro días consecutivos, los legisladores se dieron hasta con la cubeta, sacaron sus trapitos al sol y mediante el mayoriteo, aprobaron el presupuesto federal, a pesar de las casi dos mil reservas que hizo la oposición. Ninguna prosperó, se aprobó el dictamen sin cambiarle ni una coma, como le gusta al presidente.
Convertida la Cámara en oficialía de partes, los legisladores tuvieron tiempo de descalificarse, lucir sus pancartas con groserías como puta o culera. Nada nuevo en la práctica parlamentaria mexicana, pero sí más estridente.
El propio Belisario Domínguez, cuando se le negó el uso de la palabra en la tribuna y ante la negativa de los impresores a publicar su discurso condenatorio contra Victoriano Huerta, desde la clandestinidad editó su intervención para pedir el desconocimiento del usurpador. El gobierno mandó matar al senador chiapaneco y le fue cortada la lengua y entregada, como trofeo, a “El Chacal”. Los actuales diputados mandan imprimir groserías que exhiben desde sus curules y la lengua solo les sirve para gritar insultos.
Ya no hay material para las crónicas parlamentarias, para el diario de debates. Distintos los tiempos en que participaban oradores como Santiago Oñate, Juan de Dios Castro, Diego Fernández de Cevallos, Eduardo Valle -“El búho”- o el flamante titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez. Los constituyentes de 1917 se avergonzarían de ver las escenas de esta legislatura.
Nadie defiende con argumentos sus posiciones políticas o ideológicas, hoy priva el asalto a la tribuna, los retos a golpes, la injuria a los comparecientes, las reverencias e idolatría al Ejecutivo y hasta le cantan las mañanitas, olvidan que son poderes iguales e independientes, debieran ser contrapeso del mandatario y no su comparsa.
Tenía razón el inquilino de Palacio Nacional cuando dijo que la actual composición del Congreso era un triunfo de la 4T, porque le bastaba para que le aprobaran el presupuesto, y así fue, sacó adelante la iniciativa con sus esbirros y legisladores rémoras.
Por eso la oposición no debe engancharse, no debe caer en provocaciones ni querer ganar a los insultos, no puede convertirse en quinto patiero, en vulgar pendenciero. La representación popular debe dignificarse, respetar esa soberanía, cumplir con el mandato de legislar en conciencia y si no tienen vocación parlamentaria, que se dediquen a actores del cine de ficheras, porque ya no hay carpas para albureros.