La retinopatía diabética, principal causa de ceguera
Elsa Rodríguez Osorio, Salud viernes 12, Nov 2021Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- Plaguicida que produce efectos negativos en la fertilidad masculina
El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes y la retinopatía diabética es una de las complicaciones más graves de la diabetes mellitus, debido a que el inadecuado control de los niveles de glucosa limita la oxigenación de las células oculares, lo cual deteriora la circulación sanguínea en la retina alterando su función. En México, se calcula que tiene una prevalencia de 31.5% y es la principal causa de ceguera. El doctor Charles Wykoff, vicepresidente de Oftalmología del Blanton Eye Institute del Hospital Houston Methodist afirma que uno de los problemas microvasculares más comunes que desarrollan los pacientes con diabetes, ya sea de tipo 1 o tipo 2, se le llama retinopatía. “Los altos niveles de azúcar en sangre afectan los pequeños vasos sanguíneos dentro de la retina, que es la parte del ojo sensible a la luz. Cuando esos pequeños vasos se dañan, provocan múltiples problemas en la parte posterior del ojo y eventualmente pérdida de la visión.
De hecho, si se piensa en la retinopatía diabética de manera amplia, es la causa más común de pérdida de visión y ceguera en población adulta en edad laboral, en muchos países. Además de la ceguera o la disminución de la vista, la retinopatía diabética está íntimamente relacionada con la depresión, el cual es un trastorno del estado de ánimo que puede ir en detrimento de la vida de la persona que vive con esta condición.
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El temefos es un plaguicida de gran se utiliza a nivel mundial como larvicida en las campañas de control de los vectores que transmiten enfermedades, como el dengue. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica en la categoría III (ligeramente tóxico); sin embargo, se ha detectado que es ampliamente metabolizado en el organismo y uno de sus metabolitos es el bisfenol S, considerado un disruptor endócrino que altera la función de las hormonas de la reproducción.
Con la finalidad de reevaluar el riesgo y ampliar este conocimiento, un estudio encabezado por Betzabet Quintanilla Vega, investigadora del Departamento de Toxicología del Cinvestav, aporta nuevas evidencias que servirán para reconsiderar la toxicidad de este plaguicida, en especial por los efectos negativos en la salud reproductiva de las personas expuestas.
El objetivo de esta investigación, publicada en la revista científica Toxicological Sciences, fue evaluar los efectos del temefos en la función espermática y su posible biotransformación en el testículo, el epidídimo (donde maduran y se almacenan los espermatozoides) y otros tejidos.
Empleando un modelo animal, la investigadora administró por medio de sonda gástrica 100 miligramos de plaguicida por kilogramo de peso durante cinco días, concentración segura según la OMS, durante siete días. Se encontró que la actividad de la acetilcolinesterasa, una enzima humana, se inhibió en 70% a partir del día tres, con una mortalidad de 13 o 41% y disminuyó la fertilidad de los espermatozoides 30% después de cinco días. Posterior a la administración, se detectó que el temefos se distribuyó y metabolizó en las zonas analizadas, con niveles más altos observados en el tejido graso y el epidídimo, el cual está compuesto por mayor cantidad de grasa, a comparación del testículo. Se detectaron al menos nueve metabolitos, algunos potencialmente tóxicos en diferentes tejidos, incluidos la sangre, el tejido adiposo, el hígado, el tejido cerebral, el testículo y el epidídimo, como productos de reacciones consecutivas de la fase uno del metabolismo.
Estos resultados sugieren que el temefos, además de concentrarse mayormente en el tejido adiposo, disminuye la calidad de los espermatozoides y la capacidad de fertilización a las concentraciones recomendadas como seguras, al tiempo que se metaboliza o distribuye en los tejidos reproductivos masculinos.
La espermatogénesis está regulada por complejos mecanismos moleculares y genéticos que pueden ser alterados por la exposición a contaminantes ambientales y los disruptores endocrinos tienen un papel importante en la alteración del proceso espermatogénico. Durante las campañas contra mosquitos vectores de enfermedades, este insecticida se aplica granulado a la concentración de un miligramo por litro en tinacos y cisternas con agua, así como en cualquier tipo de recipiente que sirva como criadero larval, por lo que muchas personas quedan expuestas a sus componentes. Esto se asocia a problemas de infertilidad, pues disminuye la calidad de los espermatozoides e incluso puede causar daño en el ADN en los seres humanos.