Alianzas convenencieras
Freddy Sánchez martes 9, Nov 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Amasiato o unión libre (haya sido como haya sido), Manuel Bartlett no pudo haber mentido con respecto a lo que se asemejó a un repentino idilio entre el salinismo y Acción Nacional.
Así que la relación que hubo (intuida por la mayoría), en relación con la “caída del sistema” y la sorpresiva derrota de Cuauhtémoc Cárdenas para darle la Presidencia a Carlos Salinas, evidentemente, no fue ningún invento del Director General de la Comisión Federal de Electricidad.
Qué mejor testigo de calidad de lo que por años fue considerado como el fraude del siglo en materia electoral, habiendo sido el señor Bartlett en esa época el secretario de Gobernación.
Un tiempo en que el gobierno tenía fama de manipulador de las elecciones, capaz de hacer ganar o perder a quien se le viniera en gana al decisor en turno en los asuntos político-electorales de nuestro país.
Bartlett, en apariencia, pues pudo haber confesado lo que hizo (sin dar detalles sobre cómo se hizo), el supuesto timo que le dio el triunfo a Salinas de Gortari, lo que dio lugar a una serie de futuros triunfos panistas en distintas gubernaturas en el país.
Y desde entonces hasta nuestros días, las alianzas entre partidos se han venido repitiendo una y otra vez, en aras de darle el triunfo electoral al que pudiendo estar mejor colocado en el ánimo social pudiera convertirse en la nueva fuerza política electoral predominante del momento y a la vez la que favoreciera el crecimiento de nuevos partidos de la oposición.
Esa fue la consecuencia de la salida del PRI del poder presidencial, al término del mandato de Ernesto Zedillo y el arribo al poder de Acción Nacional en la máxima posición electoral, lo que no pocos previeron desde que Salinas acordó sus primeros tratos con el panismo.
Dos sexenios del blanquiazul en la Presidencia abrieron una nueva oportunidad al PRI de regresar a Los Pinos y así sucedió, sólo para volver a quedar fuera, en esta ocasión mucho más desacreditado que cuando el PAN llegó al poder.
Y como es de sobra sabido, gradualmente la llamada izquierda se fue acomodando en distintas estructuras del gobierno, siendo su gran nicho de dominación la Ciudad de México, con diversos triunfos electorales en distintas partes del país hasta darse el avasallador triunfo de Andrés Manuel, con la maquinaria morenista acaparando lo nunca antes imaginado por los tradicionales opositores del PRI y el PAN.
Así que en esta historia de cambios de estafeta en el mando presidencial, una de las prácticas recurrentes de la oposición ha sido el reacomodo partidista, olvidándose de unos colores para dar el salto hacia cualesquiera otras opciones partidistas cercanas a la ganadora de la primera magistratura.
Y desde luego, que en ese sentido el Partido Verde Ecologista es, por decirlo en lenguaje futbolero, “el campeón de campeones”, con una extraordinaria “puntería” para convertirse en el aliado del partido ganador de las elecciones.
Antes de la derrota del priismo, previa al arribo de Vicente Fox a la Presidencia, los “verdes” se subieron “al barco” del panismo y estuvieron en el lugar adecuado; repitieron su lealtad con Calderón y no se equivocaron, decidiendo un feliz retorno al PRI cuando ganó Peña Nieto y algo por demás increíble de la “noche a la mañana” les surgió amor a lo que tantas veces rechazaron y sin menor pudor se sumaron al Movimiento Regeneración Nacional.
Más que claro está pues que los “verdes” son líderes en aciertos electorales, por encima de esas otras organizaciones políticas o diversos militantes partidistas que como “saltimbaquis” cambian de partido cada que se avecina una elección presidencial y menos notoriamente si se quiere en las intermedias.
Algo que es de suponer se comenzará a dar conforme se acerque la elección de un nuevo Presidente y surjan las alianzas convenencieras.