Cuidar al INE
Freddy Sánchez jueves 4, Nov 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Un templo de ególatras y vanidosos”…
Eso es el Instituto Nacional Electoral, según la percepción de algunos legisladores morenistas.
Y posiblemente en una buena medida no se equivoquen, aunque quizás tampoco quienes pudieran decir exactamente lo mismo de las dos cámaras legislativas, los congresos locales, gobiernos estatales, presidencias municipales y el sector central de la Federación.
Porque para ser francos, en eso de un amplio desfile de egos y fatuidades, entre los funcionarios públicos de este país, casi dondequiera que se busque algo por el estilo, no es difícil encontrarlo.
Expuesto entonces lo anterior, habría que esperar de los señores diputados, tanto de Morena como de los demás partidos representados en la Cámara baja, que al comparecer en su reciento el presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova, dejen de lado la ligereza de sus apreciaciones habitualmente dadas a ver: “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.
Y en ese tenor, es menester que la comparecencia permita el oportuno esclarecimiento del uso que se pretende dar a los dineros públicos en asuntos electorales, habida cuenta de que lo verdaderamente digno de señalar es que en cuestiones de gasto no puede escatimarse si se quiere que los procesos electorales funcionen bien y no se presten a deficiencia lamentables.
Nadie puede estar de acuerdo en que los señores consejeros y la burocracia administrativa en el Instituto Nacional Electoral se “despachen con la cuchara grande”, fingiendo gastos electorales para satisfacer privilegios personales, porque naturalmente que tal conducta debería ser evitada a toda costa.
Y ese este sentido, ciertamente es pertinente que el señor Córdova ofrezca una información específica de los usos del dinero público, en relación con cada proyecto a realizar con motivo de las distintas actividades a desempeñar por la institución, en diversos asuntos de carácter electoral que se deberán asumir para el próximo año.
Una política de austeridad que garantice gastar lo menos posible, sin afectar la eficiencia del instituto, es algo que puede animar la revisión y supervisor más quisquillosa de los señores legisladores, que al fin y al cabo fueron electos para defender los intereses de sus electores.
Y eso justifica que al interior del INE se evalúen continuamente sus tareas, en el entendido de que si se pide dinero para hacer bien una encomienda, así debe ser y de ningún modo se propicie la desviación de recursos para fines distintos a los manifestados por los funcionarios a cargo de la institución.
De tal suerte, que indagar sobre el buen desempeño del organismo dedicado a organizar las elecciones en México, no puede limitarse a justipreciar su desempeño con base en lo que ganan los señores consejeros y los directivos institucionales.
Es de entender que en todas las oficinas financiadas con dinero de nuestros impuestos se pretenda racionalizar el gasto para hacer más con menos (cumpliendo un perfil de eficiencia en lo que se hace), porque eso marca la diferencia entre administraciones públicas competentes y las que no lo son, cuando lo único que les importa es aparentar que los altos jefes ganan poco y a veces ni siquiera es cierto, porque aparte de sus ineficiencias dilapidan recursos en gastos que ocultan y no rinden cuentas jamás.
Por eso, suele ser típico de las áreas oficiales donde predomina la oscuridad en el uso de los dineros, que cuando se abren y revisan erogaciones diversas salen a relucir algunas o muchas desviaciones que parecieran destinadas a complacer justamente los egos y vanidades de pseudo ahorradores del gasto público. Así que lo mismo que se exija en la Cámara de Diputados al señor Córdova con respecto a la rendición de cuentas sobre su proyecto de gastos, debería de hacerse a toda instancia pública y tener en cuenta que para garantizar la democracia hay que mejorar y, sobre todo, cuidar al INE.