Picardía legislativa
Ramón Zurita Sahagún viernes 29, Oct 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El Poder Legislativo es una caja de resonancia, pero no precisamente por el trabajo que desarrollan diputados y senadores, sino por una serie de dimes y diretes desatados entre ellos.
Se podría asemejar a un crisol, por la fundición de criterios y la elevada temperatura de algunos debates y de otro tipo de rencillas surgidas entre pares.
Por el Senado de la República y la Cámara de Diputados desfilaron una serie de personajes que dejaron huella, aunque no por sus propuestas o encendidos discursos, que lejos están de asemejarse a los de Belisario Domínguez, Serapio Rendón y Eduardo Neri.
Varios de estos legisladores podrían formar parte de la picaresca nacional, aunque ellos se consideran políticos. No es nuevo que entre los representantes del pueblo existan senadores y diputados que como Gerardo Fernández Noroña, Félix Salgado Macedonio y otros más, utilicen el fuero y la tribuna legislativa para sacar traumas, usar la violencia verbal y otros atributos más.
Sin embargo, hay o ha habido tribunos, buenos para la polémica, la diatriba, la discusión y que saben cuál es el papel de un legislador. Otros más que funcionan para arrastrar el lápiz y son desarrolladores de iniciativas que contribuyen al desarrollo del país o modernizar y redondear la Constitución Política del país.
La Cámara de Diputados y el Senado de la República son una auténtica Caja de Pandora que se transforma en carpa o teatro, según lo que definan sus protagonistas.
Desde siempre han existido los que manejan un lenguaje puntual, mordaz y crítico, según las circunstancias del momento y desde la tribuna respectiva lanzan furibundas respuestas a sus detractores.
Hay personajes que han hecho desternillar de risa a los asistentes al pleno por el revire que hacen en su intervención.
Alguna ocasión dentro de la LIII legislatura, el priista Miguel Ángel Barberena sostenía un debate con uno de los mejores oradores del PAN, Juan de Dios Castro Lozano y en su respuesta a los planteamientos del panista, el priista le dijo que estaba equivocado el diputado Juan de Castro, por lo que este se paró y desde su curul le gritó, Juan de Dios, aunque le cuesta más trabajo y la respuesta llegó de inmediato, para mí, dijo Barberena, usted es Juan Castro, ya que yo no mencionó el nombre de Dios en vano.
En otra ocasión, en la LIV legislatura, le estaban tundiendo al gobernador de Chiapas, el priista José Patrocinio González, desde la tribuna le llovían improperios y denuncias de todo tipo, por lo que le dijo al coordinador de los diputados priistas de Chiapas, Antonio Algarín, compadre del gobernador que subiera a defenderlo y éste respondió lo haré en el momento que digan una mentira,
Manuel Marcué Pardiñas, un veterano luchador de la izquierda llegó a la Cámara de Diputados por primera con la creación del Frente Democrático Nacional y mostró su espíritu combativo, recetando unas andanadas contra el PRI, por lo que alguien subió y le recordó su cercana amistad con el presidente López Portillo, a lo que Marcué respondió que nunca recibió dinero del erario y solamente el Ejecutivo le regaló una camioneta, por lo que en cada incursión en tribuna le era recordado el episodio. Alguien también lo cuestionó cómo siendo luchador de izquierda vivía en el Pedregal de San Ángel y él, en su defensa, argumentó, me casé con una mujer rica, por lo que el grito en coro fue, Marcué eres un “padrote” (clasificación que se hace de los hombres que viven de las mujeres).
Las ocurrencias en el Poder Legislativo hay ocasiones que son sumamente festivas, siempre y cuando se tenga la chispa para rebatir los argumentos de otros y lejos están de las bravatas que lanzan algunos como Félix Salgado Macedonio en su primera incursión como senador, cuando le espetó a su par, Dionisio Pérez Jácome del PRI: “Nicho yo si te rompo tu madre” o Fernández Noroña a Jorge Triana, amenazando a voz alta con “te rompo tu madre”.
San Lázaro ha vivido escenas grotescas como el ingreso de manifestante de El Barzón entrando a caballo o casos de cinismo extremo como el de Manuel Bartlett Díaz acusando a los panistas y Carlos Salinas d Gortari de amasiato.
También momentos de angustia como cuando los panistas encabezados por Abel Vicencio Tovar bajaron al sótano del recinto en que se encontraban las boletas electorales y los soldados que la resguardaban cortaron cartucho de sus armas.
Historias hay muchas que contar.