Nueva caravana de migrantes
¬ Augusto Corro lunes 25, Oct 2021Punto por punto
Augusto Corro
El fin de semana, cientos de migrantes salieron de Tapachula, Chiapas, con destino a la Ciudad de México, como primera etapa de su camino rumbo a Estados Unidos. Son centroamericanos, haitianos y de otras nacionalidades que se cansaron de esperar su documentación que les permita ingresar a nuestro país.
Las autoridades mexicanas fueron rebasadas por los indocumentados que buscan regularizar su situación en el país. En los últimos meses, las olas de haitianos que intentaron cruzar a Estados Unidos fueron frenadas en las fronteras sur y norte de México. Los migrantes fueron perseguidos con saña.
Los movimientos migratorios no son exclusivos de Latinoamérica. También se dan en diferentes partes del mundo. Inclusive con más tragedias, como ocurre en el Mediterráneo, cuando mueren decenas de ilegales de Africa y Medio Oriente. Se trata, pues, de un problema sin solución.
En el caso de México, su vecindad con Estados Unidos lo convierte en el paso obligado de los indocumentados; sólo que los migrantes, con documentación o sin ella, se arriesgan a viajar en condiciones de peligro constante. Por ejemplo, son transportados en cajas de camiones sin la ventilación adecuada.
O en su camino son extorsionados y secuestrados por las bandas de la delincuencia organizada que pululan en todo el país. Ya se dieron casos en que los migrantes fueron masacrados. Hechos registrados en Tamaulipas. Son múltiples los peligros que amenazan a los ilegales.
Los discursos
Ante la creciente migración, los países involucrados en el conflicto poco o nada hacen para superar el conflicto. Sin embargo, en sus discursos los políticos prometen soluciones mágicas que no llegan. No se concretan. Claro que no es fácil, pero la demagogia les permite jugar con promesas incumplidas.
En Latinoamérica se conoce ya el origen de la migración. Se sabe que en su origen están los grave problemas socioeconómicos. Es decir, la pobreza en la que viven millones de personas en Honduras, El Salvador, Guatemala y en México. Por supuesto se debe incluir la violencia.
En países centroamericanos, la falta de autoridad permitió que crecieran los grupos de delincuentes, que deciden sobre la vida de los pobladores. También se debe tomar en cuenta que los fenómenos naturales como los huracanes, terremotos, etcétera, golpean cíclicamente a la región con los resultados que todos conocemos.
En México, las autoridades traen sus proyectos para enfrentar el conflicto migratorio. Inclusive, en momentos se maneja como el líder de los países que intentan frenar las caravanas de migrantes; pero en la realidad, ocurre que todo queda en los discursos. Las caravanas de ilegales continúan.
Se habla de inversiones multimillonarias de Estados Unidos, México, para crear fuentes de trabajo que estimulen a la población a no abandonar sus lugares de origen. ¿Y la violencia? Esa seguirá cada vez con mayor fuerza, porque nadie la detiene. En nuestro país, la estrategia de “abrazos no balazos” no funciona.
Acciones represoras
En Estados Unidos, el gobierno de Joe Biden no le encuentra la cuadratura del círculo. En el presente se siente cómodo porque México es el encargado de frenar la migración. Le disminuyen los problemas a Estados Unidos, pero no favorece a la imagen del gobierno mexicano que ya tiene sus propios problemas.
Claro, no todo es fácil para las autoridades del vecino país, también sus acciones represoras son inhumanas. Se recordará que en septiembre pasado, miles de migrantes quedaron atrapados en la frontera entre Ciudad Acuña (México) y Del Río, en Texas (Estados Unidos).
En el lado estadounidense, la policía fronteriza montada se encargó de las acciones represivas y persiguió a los ilegales haitianos. Las fotografías y videos de esos hechos le dieron la vuelta al mundo. El presidente Biden pidió perdón.
Tenemos las caravanas de migrantes que continuarán su paso por México. Algunos alcanzarán a llegar a Estados Unidos, otros serán deportados y la minoría se quedará en nuestro país. Todo seguirá así hasta que se erradiquen los problemas que obligan a la población a dejar sus lugares de origen.
No hay solución alguna al conflicto migratorio. Los gobiernos de los países involucrados de lo único que disponen para enfrentarlo es el discurso demagógico, ya muy gastado.
¿Usted qué opina amable lector?