El asedio a la UNAM, agravio a México
¬ Luis Ángel García lunes 25, Oct 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
“Cómo no te voy a querer…” reza el cántico a los Pumas de la Universidad, voz que eriza la piel dorada para quienes tienen la sangre azul. Los verdaderos universitarios honran a la nación por haber tenido la oportunidad de estudiar en sus aulas y le retribuir a la sociedad lo mucho que hicieron por esos egresados. Sin embargo, hay mal agradecidos que la denostan, entre ellos los fósiles y porros, la peor imagen del campus. Tal vez los peor preparados, los mediocres, pero con suerte. Miguel de Unamuno decía: “Lo que natura non da, Salamanca non presta”. Aquí aplica.
La Universidad Nacional Autónoma de México recibe, de nueva cuenta, el embate de la 4T. Primero vio amenazada su autonomía, después se le quiso extinguir mediante el presupuesto, pretendieron apoderarse de la rectoría y ahora recibe el ataque de uno de sus egresados, no de los más brillantes, pero sí de los más resentidos socialmente. Desde que inició esta administración, se ha buscado destruir todo organismo independiente, autónomo, pensante, todo aquello que represente ciencia, tecnología, libre competencia o democracia. Lo mismo es con el INE, el Inegi -con sus otros datos-, el INAI, el Ifetel, la Cofece, el Coneval, la Suprema Corte de Justicia, entre otros. Ahora toca a la educación pública y su máxima representante, la UNAM.
Pretendió vulnerar su autonomía para implantar una política más intervencionista e incluso imponer al rector. No pudo con el espíritu libertario y plural de su organización. Después buscó asfixiarla con un exiguo presupuesto -a contracorriente mundial-, que imposibilitara la investigación científica y social. Ahora le reprocha que no es comparsa de su aventura populista, que ya no es cantera de sus huestes protestantes, de su carne de cañón para las marchas y plantones, imponer la anarquía o la destrucción. Olvida que de movimientos como el CEU y del CGH surgieron muchos de sus simpatizantes y ahora miembros de su gabinete o están colocados en posiciones estratégica en la administración pública.
La UNAM ha sido forjadora de Presidentes de la República -como él-, y nadie había vilipendiado tanto a su alma mater como el actual. Al contrario, otra generación de estudiantes contestatarios agredió a su muy admirado Luis Echeverría -a quienes los estudiantes responsabilizaban de las masacres de 1968 y 1971-, en la propia Ciudad Universitaria, creada por otro egresado de la UNAM. Sin embargo, ninguno de los dos políticos -por cierto, abogados, profesión que ahora desprecia el tabasqueño-. guardó un resentimiento a la institución que los formó. Al contrario, ese incidente violento dio pie a la mala interpretación sobre el concepto de autonomía, entendida como extraterritorialidad. Es más grave hoy la amenaza a la universalidad de las ideas que el ingreso de la policía o el ejército al campus universitario.
Probablemente el proyecto político de la 4T quiera masificar aún más la educación en México, convertirnos en una sociedad mediocre, mal preparada y dependiente de los avances en otras latitudes. Por ello la creación de su Universidad de la CDMX, la cual, a pesar de tantos años, sólo produce mano de obra barata y mal calificada, sin estándares de excelencia académica ni siquiera con una matrícula mínima de titulados. O el burocrático, politizado y polémico Conacyt que abandona a los verdaderos investigadores para atender a recomendados afines, a pesar de su baja calidad científica. De su Universidad de Medicina ni hablar, no podrán ver ni siquiera egresada a su primera generación, dinero que debieron aplicar para cubrir las plazas de las especialidades médicas; prometieron más de 30 mil lugares y solo atenderán 17 mil solicitudes.
No se puede tirar por la borda el prestigio de la primera Universidad creada en América, una de las 100 mejores del mundo y casa de estudios de los tres premios Nobel con que cuenta México. Cómo no la vamos a querer sus egresados si tenemos la sangre azul y la piel dorada. Por mi Raza hablará el Espíritu.
