La reforma que nos lleva a los años 70
Humberto Mares N. martes 5, Oct 2021Así las cosas…
Humberto Mares N.
Nadie puede estar en contra de que los recursos naturales de México sean para los mexicanos. Creo que la discusión no está en este principio. La discusión está en que nos quedemos en el atraso y no veamos un país con miras al futuro. Que seamos un país que siga destruyendo nuestro mundo y renunciemos a ser un país moderno que produzca no sólo sus fuentes de energía sino que sea un país moderno con visión mundial.
La reforma eléctrica enviada por Andrés Manuel López Obrador al poder Legislativo, que seguramente se está discutiendo en estos momentos en la Cámara de Diputados, nos ubica en una posición totalmente contraria, pero eso sí, regresa al gobierno todo y absolutamente el control de la energía eléctrica, en específico a la CFE.
Nadie puede estar en contra de que el Estado mexicano tenga el control de los recursos del país estén manejados por su gobierno, cuidando desde luego, la soberanía y conveniencia del Estado mexicano.
Sin embargo, dicha reforma eléctrica de AMLO y su 4T, tiene como fundamento central el retorno al monopolio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que contempla la desaparición de los órganos autónomos relacionados con la actividad, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) sea incorporado como parte de la CFE, de tal forma que todas las decisiones en materia de otorgar permisos para la producción y generación de energía eléctrica quedará en la CFE así como la distribución y venta pública de energía. Esto da marcha atrás y regresamos a los años 70 y si bien nos va al 92.
Esto eliminaría la reforma de 2013, en donde se permitía a particulares producir energía y autoconsumirla y los excedentes se vendían a la CFE para su distribución y venta al público. Este sistema está funcionando en muchos países donde particulares o empresas regionales producen energía con sistemas autosustentables limpios, ya sea con celdas solares o sistemas de aspas de viento, eólica.
Esta posibilidad se reduce al mínimo, ya que la iniciativa determina que los CFE producirán el 54% de la energía que requiere el país, y el 46% restante participará el sector privado. Aquí nos topamos con la encrucijada de que la CFE no tienen la capacidad para producir la energía que se requiere el país y mucho menos llevar a lugares inhóspitos la energía en donde sí se pueden instalar sistemas sustentables para producir la energía que las comunidades requieren, o incluso poblados pequeños y ciudades chicas, que en muchos casos aunque llegue la CFE a esos lugares el servicio y la calidad de energía es mala y deficiente.
Los contratos y permisos otorgados al sector privado, en caso de que esta reforma salga como la envió el Ejecutivo, serán cancelados, lo que ocasionará un cúmulo de demandas y generará una muy mala imagen del país, en el mundo de las finanzas.
Los inversionistas no llegarán o retirarán sus inversiones por el simple hecho de que se están cambiando las reglas ya dictadas por las leyes mexicanas y pactadas y firmadas en contratos y de pronto te las cambio, las empresas van a demandar y hablarán mal. Bien dice el dicho: “Hablas como te fue en la feria”.
La pregunta surge, ¿tendrá la CFE la capacidad de generar la energía que se requiere? ¿Qué busca el gobierno con estas decisiones regresivas? ¿Nos quiere dejar en el atraso con respecto al mundo?
Es claro que la iniciativa busca fortalecer a la CFE y a la Secretaría de Energía y ahora el Legislativo y la nueva bancada de Morena en la 65 legislatura tiene enfrente el primer paquete, que tendrá la disyuntiva de dejar a nuestro país en el atraso y responder a su pastor o conciliar la petición de su jefe de que el Estado tenga el absoluto control de la energía eléctrica y al mismo tiempo México cuente con un sistema eficiente de producción de energía y además logre incorporar los sistemas limpios como está sucediendo en el mundo.
Morena cuenta con 277 diputados de 500. La reforma constitucional requiere de 333 votos. Aquí es donde la coalición de la oposición, PRI, PAN y PRD entra en el juego definitorio. El PAN y PRD de inmediato afirmaron que no van con la iniciativa. El PRI ha declarado que estudiará la iniciativa y convocará a foros de consulta con especialistas. Está vendiendo su voto caro, pero ya le pagaron una buena parte con las posiciones legislativas que ya le dieron.
Los mandamases priistas en San Lázaro, Moreira y Moreno no cuentan con todo el apoyo de la bancada, así como tampoco cuenta con los senadores tricolores, como para garantizar que salga adelante la iniciativa.
Veremos cómo actúan y cuál será el papel del PRI en esta legislatura. O repone bonos con los ciudadanos o empieza a cavar su tumba.
Así las cosas, hasta pronto. Use cubrebocas, seguimos en pandemia.