¿Cuáles feministas?
¬ Luis Ángel García viernes 1, Oct 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Cuando se ve en los medios las imágenes cada vez más recurrentes de embozadas y anónimas “feministas” que agreden lo mismo a inermes mujeres policías que a ciudadanos indefensos, se puede parafrasear a un agredido ex presidente Luis Echeverría que decía a sus sordos interlocutores en CU, “jóvenes del coro fácil, así actuaban las juventudes fascistas de Hitler y Mussolini”; más que mujeres revolucionarias, reivindicadoras sociales de las causas populares, estas seudo anarquistas parecen vándalos comunes y corrientes, emisarias de la ultra reacción.
No nos confundamos, la izquierda también puede ser reaccionaria y fomentar la violencia; aparentar con su excesiva agresividad que se busca desestabilizar al Estado para imponer un nuevo orden donde se dignifique a la mujer. Pero su actitud beligerante sólo alienta la provocación que invite a la represión, lo que menos importa es dar voz a las de su género. Las nuevas anonymous de cuarta, falsas anarquistas retan al gobierno bajo banderas aparentemente progresistas e incluyentes, defensoras de la mujer, a sabiendas de que esta administración solapará todas sus agresiones porque, hasta hace no mucho, eran sus cómplices y justificaban su beligerancia contra los regímenes priistas o panistas. Estas aprendices de bolcheviques saben que la 4T no es partidaria de la política represora al estilo del estalinismo, aunque practique otros muchos de los defectos del “zar rojo”.
Las verdaderas feministas que marcharon de blanco en 2001 por la paz y denunciaron las agresiones a las mujeres; las mismas que se sumaron, contra el abuso sexual, al movimiento me too; que protestaron por la falta de reconocimiento a la función social de la mujer en el trabajo o el hogar y convocaron a un paro nacional para no ir a laborar, estudiar, hacer labores domésticas o cuidar hijos bajo el lema “el nueve ninguna se mueve”; que mostraron su indignación por los feminicidios y la violencia intrafamiliar, permitieron que se infiltraran estos grupúsculos en sus marchas y mítines con el consecuente descrédito para sus legítimas demandas.
Bajo el cobarde anonimato, estas provocadoras se han dedicado a destruir monumentos que forman parte del patrimonio cultural del país, dañar negocios y comercios, destrozar el mobiliario urbano y las señalizaciones, quemar carros de bomberos, estaciones del transporte público, edificios e instalaciones gubernamentales o de policía, agredir a funcionarios y a un secretario de Seguridad Ciudadana que fue bañado con diamantina. El pretexto es siempre el mismo, protestar aparentemente por la violencia, los feminicidios, el aborto y causas feministas. El gobierno encubre los actos vandálicos y propicia los abusos y malos tratos a sus policías, sobre todo las uniformadas. Con el brete de que las autoridades no son represoras, ridiculizan la función policial que se reduce al acompañamiento de las violentas y resistir el embate de esas anarquistas, agresiones que incluyen el uso de sopletes, martillos y metales. El gobierno le da la espalda al uso legítimo de la fuerza para no parecer estalinista, pero eso sólo debilita el Estado de derecho.
Para evitar que se pierda la gobernanza, deben ser las auténticas feministas quienes expulsen a las ultras, no permitir que se contaminen sus causas, ejercer su empoderamiento auténtico para exigir el freno a la violencia contra ellas. Por su parte, el gobierno debe abandonar su hipócrita careta de no represor y asumir su responsabilidad de proteger la vida y patrimonio de los ciudadanos, que incluye la integridad de las mujeres policías y su equipamiento.
La violencia no se combate con más violencia, ni puede ser causa desestabilizadora. Cierto, las seudo anarquistas se parecen más a las juventudes fascistas, ese coro fácil, que tanto denunciaba Echeverría.