El litigio contra armeros
¬ Luis Ángel García miércoles 29, Sep 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Las once empresas de armas en Estados Unidos presentarán una defensa común en la demanda que interpuso el gobierno mexicano contra ellos por negligencia criminal; esto es, los responsabiliza del tráfico ilegal de armas en nuestro país —uno de los negocios más lucrativos de la delincuencia organizada— y de la violencia doméstica. Buen intento de las autoridades por buscar responsables afuera por la peor crisis de inseguridad que se vive desde hace 20 años. Más que andar de buscapleitos en tribunales americanos, debieran instrumentar una política pública de seguridad que frene los crecientes homicidios dolosos.
Largo será el camino del litigio contra los armeros, una de las industrias más poderosas de la Unión Americana no sólo por su aportación a la economía de esa nación, sino porque es una de las libertades que más defienden los ciudadanos, su derecho a comprar armas de fuego para su protección personal y la defensa de su patrimonio. La Asociación Nacional del Rile, fundada en 1871, es la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos y cuenta con cinco millones de socios. La NRA (por sus siglas en inglés) tiene mucha influencia con los políticos gringos e incluso financia campañas, sobre todo de republicanos, legislativas y presidenciales y no permitirá que prospere la denuncia mexicana que atenta contra su libertad de comprar y portar armas de fuego para su seguridad. Tienen razón, a pesar de los altos índices de violencia criminal allende el Río Bravo, es su derecho ciudadano matarse entre ellos, como sucede en las escuelas o los centros comerciales.
¿Cómo afecta eso a México?, los armeros no envían sus productos a México como si fueran productos agrícolas, son las mafias trasnacionales las que mueven el armamento a través de las propias aduanas terrestres y marítimas con la complicidad de autoridades y policías. Los armeros fabrican y pueden vender cualquier volumen a intermediarios que no se identifican como delincuentes, su negocio es vender. El destino final no les compete y ese vacío legal y logístico lo aprovecha el crimen organizado para traficar. Sin embargo, últimamente el comercio ilícito de armas a gran escala ha sido rebasado por el tráfico hormiga mediante el e-comercio, es decir la venta por catálogo en plataformas digitales y las compras de pocas unidades hechas por ciudadanos norteamericanos en las armerías o supermercados, una venta lícita que después se pone en manos de los traficantes para introducirlas con particulares en territorio nacional. En esa estrategia comercial nada tienen que ver los armeros. Seguramente México perderá en los tribunales y los fabricantes seguirán con su próspero negocio; por cierto, el Ejército mexicano les compra a esos proveedores, como lo hacen los militares gringos.
Pero si se trata de frenar el cruce de armas mediante demandas ante los tribunales, los funcionarios mexicanos tendrán mucho trabajo, ya que también tendrán que ir tras los empresarios de armas de Israel, Alemania, Italia, Francia o los mismos rusos, fabricantes del famoso AK-47, rifle de asalto inventado por Mijail Kaláshnikov, tan preferido por los sicarios mexicanos y al que bautizaron como “cuerno de chivo”.
Al país entran ilegalmente entre 250 mil y 500 mil armas de fuego al año, con las que se han asesinado en esta administración a cien mil mexicanos, pero no es un problema de fabricación ni de quien las abastece, sino de una fallida estrategia de seguridad, no hay una política pública que acote el avance de la delincuencia. La violencia ya no es un problema de policías y ladrones, es un fenómeno social que se debe combatir con planes de inteligencia y cuerpos de seguridad mejor preparados y equipados. Mientras no se desarrollen verdaderos programas sociales que erradiquen la miseria y no meros paliativos de uso electoral, la respuesta del Estado al crimen organizado debe ser el uso legítimo de la fuerza.