Crisis de partidos y de gobernabilidad
¬ Luis Ángel García miércoles 22, Sep 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La partidocracia en México sufre una de sus peores crisis y afecta la gobernabilidad en el país. Los principales institutos políticos protagonizan conflictos internos y luchas facciosas por el control de sus organizaciones. PAN, Morena y PRI son verdaderos cuadriláteros donde se sacan hasta los ojos por mantener la dirigencia y otros por derrocar a los grupúsculos que se aferran a una silla. Las ideologías ya no cuentan, prevalecen los intereses políticos y económicos. La debilidad del sistema pluripartidista dificulta la gobernanza.
La polarización de la sociedad que ha provocado el Presidente durante sus primeros tres años también se ha dado hacia el interior de los partidos, incluido el suyo. Los “aliancistas” han pospuesto la renovación de sus dirigencias o enfrentado rebeliones intestinas de grupos antagónicos que los quieren tumbar.
El PVEM y el PT se cuecen aparte. Impresentables, sin ética política, utilizan los recursos del financiamiento público para todo tipo de prácticas ilegales, desde la desviación del dinero, el enriquecimiento ilegal, la compra de votos, la promoción ilícita y hasta la aceptación de candidatos del crimen organizado y el ingreso de dinero sucio. Además de prostituir la función legislativa.
En cuanto a los partidos grandes, es importante recordar que el PAN, tras su fatídico encuentro con la extrema derecha española, acrecentó el divisionismo entre sus distintas corrientes que buscan la dirigencia nacional, afloraron resentimientos y reclamos. Nadie habla de cumplir con los ofrecimientos hechos a la ciudadanía a cambio del voto o cómo mantener la alianza con los otros partidos rumbo a los comicios del año entrante en seis estados o discutir la estrategia para competir en 2024.
Morena no acaba de consolidarse como partido a pesar de los esfuerzos presidenciales por consolidar la famosa 4T. El pasado 6 de junio sufrió una crisis de credibilidad al recibir el rechazo de los ciudadanos a los candidatos morenistas, a pesar de haber ganado la mayoría de las gubernaturas. La mayoría de los mexicanos, sobre todo la clase media, destrozaron el mito del partido de los pobres y sus 30 millones de votos, al perder 16 millones de éstos.
En el recuento de los daños, vinieron nuevamente las luchas entre las nuevas tribus por el poder, se tambalea la dirigencia de Mario Delgado, quien difirió las elecciones ante la indignación del controvertido John M. Ackerman, quien busca desesperadamente la dirigencia. Incluso su divisionismo abre la posibilidad de formar otro partido. Ricardo Monreal tampoco es un ortodoxo de la militancia y puede ser un “chapulín” para las presidenciales si no es el ungido.
El PRI, antes de las elecciones, sufrió el fallido golpe de escritorio del controvertido ex gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz, quien le reclamó a “Alito” su entreguismo y la falta de congruencia del tricolor. Finalmente fue expulsado y el campechano arribó sin problemas a su curul. Pero no es fácil el camino para el otrora partido aplanadora. Si bien recuperó el número de diputaciones, fue quien más gubernaturas entregó a los “morenos”. Además, ante el debilitamiento de la 4T al no lograr la mayoría absoluta en el Congreso, pone al PRI en la encrucijada de convertirse en un partido bisagra y vender sus votos para que el presidente pueda sacar adelante sus iniciativas o reformas constitucionales. No pocos analistas creen que la “ola roja” venderá su amor al mejor postor. Por eso las protestas internas de verdaderos priistas que exigen la salida de “Alito”.
Con el debilitamiento de los partidos, tanto de oposición como de Morena, se hace más difícil la gobernanza, sobre todo ahora que el crimen organizado financia, amedrenta e impone gobernadores y no pocos ediles.