¿Crímenes a la baja?
Armando Ríos Ruiz viernes 17, Sep 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hace muchos años que me inicié en las actividades de periodismo, mi verdadera vocación, después de cursar la carrera de Licenciado en Derecho, comencé a escuchar a cada jefe de la policía que sucedía al anterior, escasamente a unos cuantos meses de haber asumido el cargo, decir que ya había abatido los índices delictivos.
Publiqué entonces en una ocasión que si eso fuera cierto, México estaría a la par de lugares como Finlandia, Islandia, Dinamarca y otros países europeos, así como de Singapur, de cuya seguridad ya comenzaba a hablarse, gracias a los alcances de su presidente, Lee Kuan Yew. Inclusive, en algunos comenzaban a eliminarse las cárceles, porque ya no hacían falta. Hoy es un hecho.
En México persiste la cantaleta. No ha habido uno solo que no insista en que con la magia de su arribo al cargo, los crímenes disminuyeron. Peor aún, con la miserable táctica de abrazos, no balazos, que cualquiera puede apreciar fallida y alentadora de la criminalidad. Cualquiera con dos dedos de frente puede vislumbrar que ha aumentado a niveles escandalosos y que va para más.
Hoy cualquiera. Hasta los que vienen de allende los mares, le dicen al Presidente en turno, que protege a los narcos. ¿Por qué no hay respuesta?
Un informe reciente de la Secretaría de Protección Ciudadana dice que “de enero a mayo del presente año, la incidencia de homicidios dolosos disminuyó 2.9 por ciento respecto del mismo período del año anterior”. Pero aunque la “tendencia a la baja” dé cierta esperanza, la cruda realidad registra que en mayo hubo 102 personas asesinadas más que en abril y 37 más que en mayo de 2020.
Hoy, prácticamente todo el país está inmerso en una ola criminal que campea en todas partes y a plena luz del día. Ha pasado de la lucha entre cárteles, a “calentar la plaza” entre civiles, como se dice. Lo mismo ocurre en Guanajuato, que en Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz y en otros estados, en los cuales, los sicarios, además de cobrar ajustes con la contraparte, asesinan hasta por gusto a personas de la población civil.
Un artículo de El Diario del Norte señala en palabras atinadas, que seguramente se perderán en el aire, que “El gobierno actual no puede seguir repitiendo las recetas de sus antecesores que han probado su contundente fracaso. Urge una política de seguridad para el país, pero ésta debe estar acompañada con políticas de desarrollo regional, de educación y empleo bien remunerado, de atención a la salud y de disminución de las desigualdades”.
Otro medio relata que en Tijuana, un hombre fue asesinado en uno de los supermercados más tradicionales que se llena de turistas. Murió además una niña de 11 años y otro sujeto. Esto ocurrió el miércoles de la semana pasada y no pasó absolutamente nada contra el agresor. Así se las gastan en todas partes, sin que la autoridad intervenga.
Esta misma ha sido rebasada e inclusive incorporada al servicio de los criminales. De esta manera obtiene dos entradas, pero en el fondo sólo sirve a uno de los dos. ¿A quién? Al que tiene la fuerza y la decisión de matar.
Crímenes como el anterior han hecho reaccionar a los moradores de los lugares. En el caso que nos ocupa, manifestaron que “Nuestras autoridades no sirven para nada… de todos los niveles, junto con guardia nacional, Ejército, policía estatal y federal, vivimos en la indefensión…”
Pero como decía mi inolvidable abuelo: ¡otra vez la burra al trigo! La Secretaría de Seguridad de Tijuana, que prefiere ver el vaso medio lleno, dijo que comparando agosto de este año y agosto del año pasado hay una reducción de 18% en los homicidios dolosos, porque en el 2020 fueron 193, y este 2021, en cambio, fueron 157” ¿Para qué carajos sirve semejante estupidez?
Ciertamente, es posible que existan días de mayor calma que otros. Pero de que la criminalidad ha aumentado, hasta huele. No podemos creer que cambie como vamos, salvo que un poderoso quisiera un combate para abatirla y no para conservarla como su guardia personal. ¡No basta la que ya crearon!