Ken Salazar, el nuevo embajador
¬ Augusto Corro lunes 13, Sep 2021Punto por punto
Augusto Corro
El nuevo embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, llegó el sábado a territorio mexicano. Ojalá que su presencia ayude a solucionar conflictos añejos y nuevos como la migración, seguridad, la pandemia y el cambio climático.
En el primer tema: la migración, no se le ve salida. El diplomático tendrá que duplicar sus esfuerzos para encontrar una solución real. Tendrá que informar de la realidad dramática que viven miles de indocumentados.
De enero a agosto fueron detectados 147 mil migrantes irregulares, con un récord de 212 mil indocumentados detenidos solo en julio por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos.
En la frontera sur de México, específicamente en Tapachula, Chiapas, miles de migrantes viven en condiciones precarias, expuestos a enfermedades en algo parecido a una cacería por parte de las autoridades mexicanas.
A la fecha, las supuestas soluciones al conflicto migratorio solo se encuentran en los discursos de los políticos. A cada rato se manejan proyectos con la participación de los países involucrados, pero no hay nada concreto.
En el renglón de seguridad, Ken Salazar podrá reconfirmar que la delincuencia organizada continúa sumida en una espiral de violencia. La lucha por las “plazas” ya se ve como algo común. ¡ El nuevo embajador se dará cuenta que mientras en su país las autoridades se hagan de la vista gorda, el problema del narcotráfico se fortalecerá. Claro, juega un papel muy importante el contrabando de armas.
Estados Unidos cuenta con el mercado de drogadictos más grande del mundo. El país pone los viciosos, México, las víctimas. Ya sabremos qué papel jugará Ken Salazar en la lucha contra la delincuencia organizada.
Sobre la pandemia y su erradicación, poco podrá hacer el nuevo embajador. Si está en sus manos la posibilidad de conseguir vacunas contra Covid-19, pues se lo agradeceremos infinitamente.
Cabe señalar que en México perdieron la vida más de 250 mil personas por el coronavirus y de ellos, 42 por ciento eran jefes de familia. Toda ayuda que envíe Estados Unidos será bien recibida. Con el cambio climático, Ken Salazar nada tendrá que hacer. El problema es mundial y mientras los países del llamado primer mundo se nieguen a erradicarlo, seguiremos con lluvias torrenciales, inundaciones, incendios, etc.
Las adversidades
Los mexicanos nos encontramos a merced de los fenómenos naturales. A algunos nos alcanzan las inundaciones, los derrumbes y a otros los temblores.
Total, que nadie se escapa. Ya casi es una tradición esperar los caprichos de la madre naturaleza y encomendarnos a nuestra suerte.
Las adversidades se presentan de diferentes maneras. Algunas se pueden evitar, pero en ocasiones nuestra indiferencia permite que ocurran.
Por ejemplo, el derrumbe en el cerro del Chiquihuite, en el Estado de México, las familias que habitan en sus faldas perdieron a algún familiar y sus casas.
En un rato les cambió la vida. La tragedia registrada en esa zona puede repetirse. Falta que autoridades y vecinos se empeñen en buscar soluciones a los problemas. En el caso del cerró mencionado, los habitantes del lugar denunciaron con varios días de anticipación que podrían correr peligro sus casas y ellos mismos.
Las autoridades no atendieron el aviso y la adversidad llegó. Ahora, es necesario evitar que se repitan esas tragedias. Debe realizarse una campaña permanente de protección contra los desastres naturales.
No son suficientes los anuncios de cada temporada de huracanes a quienes viven en zonas bajas de que busquen lugares altos para evitar las inundaciones. Se necesita nueva planificación y la aplicación de leyes que eviten la construcción de viviendas en zonas de riesgo.
Por ejemplo, en el cerro del Chiquihuite sigue la amenaza de más derrumbes, ¿qué piensan hacer las autoridades?
Sobre los temblores, el último registrado el 7 de septiembre de 7.1 grados, causó daños, pero no como en otras ocasiones.
Sin embargo, la cultura de la protección debe practicarse constantemente, pues estamos en una zona telúrica, con la amenaza de terremotos.
¿Usted qué opina amable lector?