¿Informe de qué?
Armando Ríos Ruiz miércoles 1, Sep 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hoy, como todos los días, el Presidente está de fiesta. Aunque el “Día del Presidente” ha venido a menos y de hecho acabó en el segundo informe de Felipe Calderón, a quien sus opositores le impidieron rendirlo y sólo entregó un resumen y aunque vino a menos desde que la tribuna de la Cámara de Diputados, convertida en sede del Congreso cada año, se vio invadida numerosas veces por la oposición, el actual mandatario celebrará, ahora, en su palacio imperial.
La gran pregunta que se hacen muchos mexicanos a lo largo y ancho del territorio nacional es: ¿qué va a informar?
En abril del año pasado, cuando los mexicanos comenzaban a hacer conciencia del peligro que representaba un virus mortal y el Presidente aseguraba que no ofrecía ningún riesgo. Que el mal quedaría totalmente extinguido el 19 de ese mismo mes (nomás le faltó decir a qué hora). Cuando invitaba a los mexicanos a salir a las calles y a llenar los restaurantes y otros lugares, también anunció que daría un informe cada tres meses.
Dijo que informaría de los avances de su gobierno cada trimestre. Hacerlo diariamente en sus aburridos soliloquios mañaneros no le era suficiente. Debería además informar cuatro veces al año. Como si su trabajo diera para una sola vez en 365 días. Como si su desempeño fuera tan atinado y excesivo, que necesitara informar muchas veces al año. Sólo él ve en su personalidad al hombre más trabajador del mundo. Al que labora con exceso.
Ha dicho que trabaja doble. ¡Claro! Antes no trabajaba. Quienes lo conocen mejor aseguran que lo único que hace, efectivamente, es levantarse temprano para inundar de mentiras el recinto en donde se efectúan sus conferencias. Para incomodar a quienes se atreven a escucharlo con bravuconadas. Con injurias a quienes considera sus adversarios neoliberales y conservadores.
Pero afirman, una vez terminada la función matutina, las más de las veces se retira a dormir lo que considera le hizo falta.
El informe se ha devaluado. El mismo mandatario se ha encargado de eso. Las conferencias mañaneras han servido para ello, dice un medio digital. Estas duran casi dos horas y el informe se hará en una hora, cuando mucho. ¿Qué novedades va a insertar? ¿Alguien sabe de algo realmente importante que haya hecho? ¿Acaso los insultos diarios a personas que no compaginan con él, a medios que lo critican porque se gana las críticas a pulso y otras situaciones parecidas, son dignas de inscribirse en un informe presidencial?
Las empresas que se dedican a llevar cuentas de muchos actos del Presidente, afirman haber contabilizado 673 mañaneras en las que no ha pronunciado una palabra para regocijo general de los mexicanos. Más bien, utiliza ese valioso tiempo en bravuconadas. En mentir, muchas veces para distraer. En dilapidar momentos que para cualquier presidente del mundo resultan valiosos.
Aunque ha disminuido el “Día del Presidente”. El día del besamanos. El día de gloria por la asistencia de personajes que sólo saben decir ditirambos a favor del que manda, hay que festejarlo después de la lectura de algunas cuartillas. Si las mañaneras se han convertido en teatros en donde se canta y se ponen discos de cantantes famosos, hay que continuar con la tónica, ahora el día del informe.
Tal vez no lo ha pensado, pero hay que ayudar. Debería también llevar saltimbanquis, tragafuegos, para sentirse realmente en un espacio para reyes. No menciono bufones y payasos, porque ya están más que apuntados. Seguramente acudirán Mario Delgado, Gerardo Fernández Noroña y otros. A lo mejor “Lord Molécula” va a deleitar con alguna participación inesperada.
La verdad, en serio, nadie puede imaginar en qué consistirá el informe. Por primera vez en la historia de México, nadie puede elucidar semejante acertijo. En virtud de que los años anteriores fueron desangelados en esta materia, hoy no se espera algo diferente. Si lee el del primer año, seguro, nadie notará la diferencia.