Presente vs. pasado
Freddy Sánchez martes 24, Ago 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Aquel famoso “quién podrá defendernos”, traído a los tiempos que corren, ameritaría una segunda pregunta: a quiénes les podemos creer. Y ambas cuestiones como un binomio indispensable podrían facilitar el análisis social que permita tomar una posición consciente e inteligente en torno a qué apoyar o rechazar para México.
Y es que el gobierno pasado y sus aliados aprobaron diversas reformas estructurales que el gobierno actual y sus aliados desaprobaron y se han dedicado a revertir. En ambos casos defendiendo la idea de que lo acordado y aprobado legislativamente, (mediante arduos trabajos de concertación o acuerdos hechos a la ligera intentando avalar leyes a modo de intereses de grupo), se sustentó en el noble propósito de velar por el bienestar común.
Y así, se dieron las leyes del pasado sexenio. En tanto que en lo que corre del actual régimen se procesa una contrarreforma legislativa que no ha concluido. En el mismo recinto cameral en donde una buena parte de los políticos que antaño “apuntalaron” un rumbo distinto para el país, en la actualidad se le está dando curso el desmantelamiento del andamiaje legislativo antes apoyado y hoy declarado pernicioso e inaceptable para México.
Con ese argumento pues, la 4T se afana en legislar nuevas leyes para anular lo aprobado anteriormente, contando con el respaldo de legisladores que antes fueron parte de los grupos políticos apoyadores de lo que en la presente administración se ha puesto en “demolición”. Cabe señalar que diputados y senadores hubo en el pasado, que a pesar de estar en los frentes dedicados a la aprobación de las reformas estructurales, abiertamente expresaron su oposición.
Y como es natural, entre ellos en la actualidad hay varios sumamente activos en el afán de revertir todo lo que en el pasado régimen constituyó una serie de reformas legales que cambiaron en distintos aspectos el uso de los recursos petroleros, la electricidad, las comunicaciones y el manejo institucional educativo, entre otros rubros que experimentaron cambios radicales en el anterior sexenio y en el presente mucho de eso ha quedado anulado y en algunos casos lo reformado está en pleno proceso de ir absolutamente en su contra.
Y eh ahí el dilema de tener que asumir una postura en favor o no del actual gobierno y sus políticas contra las reformas estructurales que en tiempos de Peña Nieto se “vendieron” como un paso indispensable para conseguir nuevas opciones de desarrollo económico, protección ecológica, acceso a la modernidad tecnológica y un sinfín de “linduras”, que simple y llanamente los que están al mando de la 4T declararon falaces y altamente nocivas contra la sociedad y por los mismo se decidió “dar mar marcha atrás”, en todo o casi todo lo aprobado legislativamente.
En ese sentido, la nueva obra sexenal en materia legislativa, (que sigue inconclusa), hace prever entre los integrantes de la nueva composición de legisladores en la Cámara de Diputados una áspera confrontación de fuerzas parlamentarias al discutir y aprobar futuras disposiciones legales, en relación a los asuntos legislados con anterioridad, lo que estará acompañado de otra contienda discursiva para tratar de conseguir el apoyo popular hacia las propuestas de modificaciones legales, que cada grupo patrocine.
De modo que independientemente de que el gobierno en turno logre o no capturar apoyadores entre representantes de la oposición en ciertas reformas legislativas, (sin cambiarles ni un punto ni una coma como lo pida el Presidente o haciendo las adecuaciones que soliciten los opositores que en un momento dado se unan a Morena), habrá un gran reto que afrontar.
Se trata de convencer a la sociedad acerca del buen propósito de la 4T echando “a la basura” lo legislado anteriormente, en tanto que, obviamente sus opositores intentarán hacer lo contrario para sacar adelante su agenda legislativa. Cuál entonces de ambos grupos adversarios realmente quiere el beneficio nacional con su proyecto de reformas legislativas por discutirse en la Cámara de Diputados. La respuesta a esa pregunta es necesaria para asumirse parcial o totalmente partidarios a favor de una de las dos visiones de gobierno en conflicto actualmente: el presente vs. el pasado.