Los riesgos de la Comandancia General del Ejército
¬ Luis Ángel García miércoles 18, Ago 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El pasado 13 de agostó tomó posesión como Comandante General del Ejército mexicano el general Eufemio Alberto Ibarra Flores, fecha que coincide con la firma, en 1914, de Los Tratados de Teoloyucan, suceso mediante el cual desaparece el Ejército del gobierno federal y surge el Ejército Constitucionalista. Pero la premura por hacer coincidir la efeméride hizo que se olvidaran de darle legalidad al nombramiento, ya que no se ha modificado ni la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal ni el Reglamento Interior de la Sedena. Debieran aprender de la vieja práctica priista para el relevo del Presidente: Primero el programa y después el nombre. Las prisas no son buenas consejeras.
Mal debut del hombre que concentrará el mayor poder dentro de las fuerzas militares. La modernización de las funciones castrenses representa una nueva estructura monolítica que deja como figura decorativa al titular de la Defensa, incluso se invaden funciones de la propia Cancillería en temas militares de orden internacional. Urge emitir los ordenamientos jurídicos correspondientes para evitar una ilegalidad y no es necesario esperar la reforma constitucional que propone el mandatario. No sólo se viola desde hoy la ley con un nombramiento sin validez por falta de respaldo legal, también se incurre en usurpación de funciones al decretarse de facto la subordinación de los Estado Mayor del Ejército y de la Fuerza Aérea. En ello coincide el abogado y analista político José Ramón González Chávez.
La premura del nombramiento, dice González Chávez, en una fecha tan significativa como es la disolución del Ejército de un usurpador -pero al fin y al cabo titular del Ejecutivo-, para erigir a unas fuerzas armadas que restituían la vigencia de la Constitución, sólo se entiende si se compara el hecho histórico con pretensión de desaparecer la milicia neoliberal por otra más popular. Sin embargo, hay que recordar que la figura de Comandante General también la instituyó Francisco I. Madero y designó para el cargo a “El Chacal” Victoriano Huerta. Desde 1944, año en que se estableció la actual Secretaría de la Defensa Nacional, desapareció tal figura.
Otro caso emblemático de tan riesgosa estructura es el de Augusto Pinochet, quien ostentaba esa responsabilidad durante el golpe militar en Chile que derrocó al elegido democráticamente Salvador Allende. Entonces Pinochet encabezó una Junta Militar y después lo nombraron presidente del país sudamericano.
Afortunadamente, nuestro país cuenta con unas fuerzas armadas institucionales, donde su lealtad al Presidente está por encima de cualquier asomo de duda, pero tampoco es bueno concentrar tanto poder en un solo hombre. No únicamente por la tentación de ambicionar el poder civil -el cual ya comparten en muchas áreas de la administración pública, donde suplantaron, en algunos casos, a la burocracia tradicional y con ello eliminaron el servicio civil de carrera-, sino porque resta fuerza al titular de la Sedena.
Es un tema que deben reflexionar en los círculos de poder y escuchar los razonamientos de los estudiosos de la ciencia política, los administradores públicos, los historiadores y los sociólogos. Es una medida que no sólo tiene que ver con la reestructuración de una dependencia, compromete el futuro de México.