Más o menos amolados
Freddy Sánchez jueves 12, Ago 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La pobreza extrema en México aumentó, a pesar de los programas sociales que han sido una gran obra o quizás la mayor y “piedra angular” de las nuevas estrategias de gobierno en aras de lo que se ha llamado: la “Cuarta Transformación”.
Más de dos millones de personas vinieron a sumarse al trágico balance de los que viven en condiciones ínfimas por debajo de lo básico e indispensable para una vida digna, situación que actualmente padecen uno de cada cuatro habitantes del país.
La pandemia y sus secuelas económicas, los manejos institucionales en torno a estos problemas, los desacuerdos con hombres de negocios debido a los ajustes legales realizados en materia eléctrica o energética, la discrepancia en temas laborales, asuntos de carácter fiscal o las diferentes ópticas de qué hacer o no hacer con motivo de la problemática nacional en los actuales tiempos, sea lo que haya sido la pobreza extrema aumentó en territorio nacional. Y esta desgracia habría sido mucho más grave de no existir los programas sociales operados por el gobierno de Andrés Manuel, lo cual reconocen los que han dado a conocer las nuevas cifras sobre las deplorables condiciones económicas de un alto número de los que habitan en México.
De acuerdo con dichas estimaciones, sin los programas sociales de la 4T, el impacto negativo de incremento en la pobreza extrema pudo haber sido al doble de lo registrado..
Queda claro pues, que los actos institucionales de apoyo a los que menos tienen, son indispensables y sería una auténtica amoralidad social pensar en suprimirlos, cuando que más bien es preciso ver la manera de hacerlos crecer para que lleguen a una mayor parte de la población que carece de un mínimo de bienestar. Ahora que, por otra parte, sería un error no querer reconocer que el financiamiento de dichos programas a mediano y largo plazo, no sería factible sin provocar consecuencias negativas en otros aspectos del desarrollo nacional, si no se logra hacer lo que postuló el presidente Andrés Manuel como una cuestión de primer orden para mejorar el nivel de vida de la población en general y esto es poner énfasis en la justa distribución de la riqueza.
Porque, evidentemente, el país no se puede permitir que como pudo ocurrir durante varios sexenios de gobiernos tecnocráticos algunos ampliamente favorecidos, (los únicos en verdad más que enriquecidos hasta el hartazgo), sigan siendo esos mismos voraces del pasado, los que con la protección de nuevos “padrinos políticos” acumulen más riqueza ilimitadamente, en tanto el número de pobres y los más pobres entre los pobres sean cada vez más y vivan padeciendo todo tipo de carencias. Así que nadie tiene cara con que objetar que se le ponga freno a la voracidad de unos cuantos en detrimento de todos los demás.
Y justamente por esa razón, lo programas sociales deben persistir, aunque no como un medio de manipulación electoral, sino en calidad de apoyos temporales para los que al mismo tiempo de recibir dinero público que les permita solventar sus gastos más ingentes, se les brinde la adecuada asesoría y capacitación para que en el más corto plazo posible dejen a muchos que vienen atrás esas herramientas de auxilio institucional, una vez que hayan adquirido los medios propios de subsistencia o tengan un empleo bien remunerado en la empresas ya establecidas o las futuras a establecerse en el país.
Porque ahí está la verdadera solución a los males de la pobreza.
Dicho claramente: incentivando todo tipo de actividades productivas en el sector privado, conviniendo en que paguen sus impuestos sin uso de truculencias, ofreciendo mejores salarios y prestaciones laborales, además de contribuir con el financiamiento de programas sociales y de otra clase de servicios en beneficio de la comunidad. O sea, que el gobierno aliente el desarrollo del gran capital siempre que exista una expresa voluntad de los capitalistas para la justa distribución de la riqueza que sean capaces de generar. Y así lograr que México sea un país de gente con mejores condiciones de vida y no de más o menos amolados.