No generamos riqueza, sólo más pobres
¬ Luis Ángel García miércoles 11, Ago 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
De nada sirve tener otros datos, la terca realidad exhibe el fracaso de las políticas públicas de la 4T. La cuarta parte de los mexicanos vive ahora en pobreza extrema y somos de los países con mayor retraso en Latinoamérica. El Coneval cimbró las cuentas alegres del gobierno con sus programas asistenciales y devela el retraso económico que viven millones de familias que no tienen para comer. Más de setenta millones de compatriotas son pobres.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que el 56.7 por ciento de la población está por debajo de los estándares de pobreza. Sus ingresos no le permiten adquirir muchos de los productos de la canasta básica. El decepcionante desempeño del gobierno para alcanzar el desarrollo nacional ha provocado que entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos sean nuevos pobres. En 19 estados creció la pobreza y la cancelación del Seguro Popular dejó a 16 millones sin acceso a la salud.
Frente a esa realidad, frente a los datos duros, el régimen opta por desacreditar la actuación del organismo independiente -al que por cierto trae entre ojos como al INE, al Inegi, al extinto instituto para la evaluación educativa, el desacreditado Conacyt, entre otras entidades, cuyos trabajos científicos no gustan a la 4T porque no se apegan a la simulada realidad oficial-, y enseguida viene la cantaleta de que en Palacio Nacional tienen otros datos. Efectivamente, el gobierno no acepta los informes de las dependencias autónomas ni de los organismos internacionales que miden el desarrollo social con variables que tienen que ver con el crecimiento económico, el acceso a la alimentación, la educación y la vivienda. Por ello tampoco confía en los indicadores de la OCDE, la cual también nos ha reprobado en los estándares de desarrollo, a pesar de estar entre las 20 economías más importantes del mundo.
El gobierno ha amenazado con crear sus propios índices para medir el crecimiento y el reparto de la riqueza, contrarios a los de desarrollo, por lo que sus estándares serán de bienestar. Pocos países manejan ese modelo, como Nueva Zelanda, cuya economía en nada se parece a la nuestra. De tal suerte que el bienestar de los mexicanos se evaluará por el número de becas que se dan a los “ninis”, la ayuda a los viejitos o a las madres solteras, la apertura de universidades “patito” y el manejo de otros programas clientelares que cada vez son más onerosos y no hay recursos para mantener el subsidio a la población vulnerable e improductiva. Tal es el caso del beneficio económico a los adultos mayores, el cual se pretende incrementar a seis mil pesos en el 2024. Independientemente de quien gane la Presidencia, será un boquete fiscal enorme el que se heredará para atender a los millones de ciudadanos mayores de 65 años que reclamarán ese derecho ahora elevado a constitucional.
La actual administración ha hecho uso de infinidad de recursos suprimiendo verdaderos programas de desarrollo social, de apoyo a la educación o la investigación. Pero ni la extinción de fondos y fideicomisos ni la persecución fiscal a los grandes contribuyentes alcanza para mantener a tanta población improductiva. Para conseguir el espejismo de una bonanza económica basada en la aparente fortaleza del peso, el gobierno habla del récord en las remesas que envían los paisanos para mantener aquí a sus familias, miles de millones de dólares que sólo ve pasar la hacienda pública, ya que no puede hacer uso de ellos. Es, además, lamentable que las autoridades se ufanen del esfuerzo de los trabajadores en Estados Unidos, cuando su país de origen no le ha dado la oportunidad de empleo o educación a los migrantes.
La terca realidad muestra el fracaso del proyecto políticos de la 4T y sus políticas públicas, lo que nos ha convertido en una fábrica de pobres.