El sentido común
¬ Augusto Corro viernes 30, Jul 2021Punto por punto
Augusto Corro
La lucha contra la pandemia de la Covid-19 continuará por tiempo indefinido. No se contempla el fin de la pesadilla. Ya estamos en la tercera ola de contagios. La invasión de la enfermedad terminará hasta que la mayoría de la población sea vacunada. Y eso no es seguro, pero es mejor ser optimista.
Reflexionamos sobre este tema porque a un mes de que empezó el aumento acelerado de contagios de Covid-19, los expertos no ven una estrategia para enfrentar la pandemia.
¿Qué se debe hacer?
Para empezar, acelerar la vacunación, aumentar pruebas de detección para tener diagnósticos a tiempo y una mayor participación de la sociedad. Sólo que la gente empezó a vivir de acuerdo con su conveniencia. Cansados de acciones para evitar el contagio los ciudadanos optaron por decidir sus acciones personales.
La población cayó en la incertidumbre. La información que envían las autoridades no ofrece confianza, sino incertidumbre.
El semáforo sanitario es manejado conforme a los intereses del gobierno que busca rescatar la economía dañada por la pandemia. Se anunció el color amarillo, pero vivimos con el verde.
Es lógico que al desempeñar nuestras actividades con cierto relajamiento de las medidas sanitarias, corremos el riesgo de contagiarnos.
Entonces, el juego del semáforo epidemiológico podría cancelarse. Se cambia de colores; pero no disminuyen las actividades.
¿Cómo involucrar plenamente a la sociedad en la lucha contra la Covid-19? Parece difícil, casi imposible, mientras las autoridades no muestren responsabilidad y seriedad.
Los ciudadanos sin la orientación adecuada optamos por lo que mejor nos conviene. Inclusive actuamos como si nunca hubiéramos padecido la pandemia.
Los voceros de las autoridades sanitarias perdieron credibilidad con sus informaciones sesgadas o con verdades a medias.
El asunto que tenemos ahora es complejo. El presidente López Obrador dijo que llueva, truene o relampaguee habrá clases presenciales en agosto. El mandatario no se cansa de repetirlo. Será muy interesante saber que tan seguras son las medidas sanitarias para el regreso a las aulas. Para nadie es un secreto las pésimas condiciones de higiene que hay en los centros escolares, con sus debidas excepciones.
Si en tiempos normales, escaseaba el agua, si los bebedores no se instalaron, si después de un año se deterioraron las instalaciones, ¿quién se encargó o se encargará de ponerlas a funcionar al cien por ciento?
Es obligación de las autoridades ofrecer salones de clase seguros, higiénicos, etc. ¿Y las medidas sanitarias? ¿Quién vigilará a millones de alumnos de todos los niveles escolares?
¿Quién me puede decir que ya terminó para el mes de agosto la tercera ola de contagios?
Según las encuestas, la mayoría de personas entrevistadas no quieren que regresen sus hijos a las clases presenciales. No en agosto. Si ya se decidió el gobierno la reanudación de clases presenciales, ¿cuáles serán las medidas que se aplicarán para evitar contagios?
Si se va a guardar la sana distancia, el espacio en las aulas será insuficiente. Para el lavado de manos, seguro que habrá colas de alumnos en espera de su turno.
La semana próxima se conocerá el criterio de la Secretaría de Educación sobre el retorno a las escuelas. Un sector del magisterio no está de acuerdo con la reanudación de clases presenciales.
Aunque al conocerse el punto de vista de López Obrador se reconfirma el regreso a las escuelas.
¿Qué les queda a los padres de familia? Pues como está la situación llena de incertidumbre lo que más conviene es actuar con sentido común frente a la pandemia.
El sentido común, de acuerdo con los libros, comprende normas escritas y no escritas. Nos permite manejarnos las más variadas situaciones con prudencia y sensatez. Nos ayuda a saber qué es más adecuado decir o hacer en determinadas situaciones.
¿Usted qué opina amable lector?