El regreso al echeverriato
¬ Luis Ángel García miércoles 28, Jul 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El proyecto político de la 4T es el regreso al populismo de la “docena trágica” que vivió México en los setenta —sobre todo en el periodo de Luis Echeverría—, no sólo por el desastre económico que provocó o la simulada democracia que pretendió dejar, sino por la fallida política exterior que caracterizó a su sexenio y que provocó serios problemas diplomáticos a su gobierno.
La actual administración lleva una política internacional errante que en nada se parece a la añeja participación mexicana en los foros mundiales, incluso hoy da una convenenciera interpretación a la Doctrina Estrada. A diferencia del Presidente de guayabera que realizó diversas giras por los cinco continentes, el actual mandatario tiene un espíritu pueblerino que lo inhibe a salir al extranjero, salvo cuando fue a visitar al impositivo Donald Trump en la Casa Blanca.
Echeverría pretendió un liderazgo internacional que no pudo consolidar, a pesar de sus esfuerzos por abrir brecha a los países emergentes -entonces conocidos como naciones del tercer mundo-, al sugerir un nuevo orden económico internacional.
Ambos mandatarios coinciden en enemistarse con el gobierno de Israel. Hace casi cincuenta años las críticas del huésped de Los Pinos al sionismo obligaron a México a disculparse y retractarse públicamente con el pueblo de Israel, ante la amenaza de un inminente boicot promovido por los judíos. Lo mismo sucede actualmente con la postura de nuestra nación en el Consejo de Seguridad de la ONU por los ataques israelíes a palestinos; la represalia no se hizo esperar y por eso retrasan la extradición de dos mexicanos, además de apretar las tuercas al embajador mexicano.
El longevo ex presidente también tuvo sus sueños bolivarianos integracionistas e incluso proclamó la Carta de Deberes y Derechos Económicos de los Estados, además de crear la Universidad del Tercer Mundo. En pleno aniversario del natalicio de Simón Bolívar, el mandatario recrudeció sus críticas a la OEA -con quien ha tenido enfrentamientos y descalificaciones- y de plano pidió su desaparición para crear un nuevo organismo regional equiparable a la Unión Europea, tal vez sin dimensionar los riesgos de pérdida de soberanía que ello implica y aceptar las exigencias de una supra soberanía como sucede en el viejo continente. El costo es muy elevado, sobre todo cuando no podemos cumplir a cabalidad con las reglas que impone el T-MEC. Es una utopía suponer que la desaparición de la OEA posibilitará una nueva organización sin intereses políticos de los países con mejores economías o que no querrán imponer un sistema político las naciones que ahora viran a la izquierda y rechazan el neoliberalismo.
Además, México perdió el liderazgo que lo distinguió en la política exterior por décadas, aún en los setenta con cancilleres como Emilio O. Rabasa, Alfonso García Robles o Jorge Castañeda Álvarez de la Rosa. Por ello se ve difícil que prospere la iniciativa mexicana, incluso porque la cancillería no ha sido congruente en los casos de Venezuela, Bolivia o Nicaragua, así como por el desdén que hizo el presidente al triunfo de Joe Biden, quien no ve con buenos ojos la postura de nuestro país en la crisis cubana y la petición para que Estados Unidos levante el bloqueo a la isla.
Tampoco AMLO verá cristalizada su aspiración de emular a LEA y sus sueños integracionistas.