Salinas, como enemigo
Roberto Vizcaíno miércoles 27, Abr 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Estamos frente a un ex presidente que no tiene nada que perder y que va por todo y contra todos en su rehabilitación histórica, pues ahora tiene a su favor un documento del Senado que lo exonera de lo que casi todo México lo ha culpado durante los pasados 16 años
Con 63 años cumplidos apenas el domingo 3 de este abril, con una vida resuelta en lo económico y en lo político, sin mayores ambiciones personales, luego de cumplir con una vida personal que lo llevó a ocupar la Presidencia de la República, sin temer que alguien le pueda decir algo más de lo que ya le han dicho, Carlos Salinas vive hoy la plenitud intelectual y física para entrarle a cualquier debate o combate.
Es desde esta evidente posición en la cual ha emprendido su aventura actual y el reto más importante de todos: lograr su rehabilitación histórica.
Es muy posible que usted no se haya enterado -ya sabe, acabamos de pasar la Semana Santa que partió en dos este mes-, pero le comento que el ex presidente ha publicado en este mes cuatro extensos artículos en 3 diarios de los llamados nacionales.
De todos, sólo uno de sus textos lo dedica a analizar un tema ajeno a sí mismo. El resto, tres de ellos, los destina a su rehabilitación: dos a debatir y confrontar abiertamente a un periodista, un articulista y un intelectual, que en su tiempo fue su gran amigo y beneficiario.
En esta nueva etapa Salinas se apoya en los resultados de una investigación y análisis realizados por la Comisión Especial para Determinar las Causas del Bajo Financiamiento para el Desarrollo y del Elevado Monto de la Deuda Pública y sus Instrumentos, Precisar Responsabilidades y Proponer Acciones Correctivas, con Objeto de Alentar el Crecimiento del Mercado Interno y Promover el Desarrollo del País: Evaluaciones de la Política Económica de México durante el Período 1995-2007 y sus Repercusiones en la Banca Mexicana, la Deuda Pública y el Bajo Desarrollo del País.
Esta comisión está integrada por senadores de todos los partidos: PAN, PRD, PRI, PVEM, PT y Convergencia.
La comisión dio a conocer sus conclusiones en la Gaceta del Senado de la República del 16 de abril de 2010. Contenidas en 29 páginas, luego de una indagatoria que incluyó documentos y testimonios de instituciones y personajes nacionales e internacionales, las conclusiones señalan que, el responsable del llamado “error de diciembre de 1994” que provocó la peor crisis económica y financiera vivida por México en su historia, no fue Carlos Salinas, sino Ernesto Zedillo.
Aprovechando que el periodista René Delgado, el articulista Gabriel Zaid y el historiador y columnista (director y propietario además de la revista “Nexos”) Héctor Aguilar Camín, se refirieron a él en recientes artículos periodísticos como presunto responsable del “error de diciembre”. Carlos Salinas los refutó y a su vez cuestionó y calificó.
A Aguilar Camín, tan cercano a él durante su sexenio, no sólo lo califica como “intelectual mutante”, sino como un “intelectual perezoso” y como un “desmemoriado”.
Aguilar Camín escribió que Salinas en su afán de hacer ganar a como diera lugar la Presidencia a Zedillo, cometió el error de no devaluar antes de las elecciones de 1994, con lo cual le entregó a su sucesor una bomba de tiempo, que en diciembre de ese año se convirtió en el caos económico y financiero, conocido como el error de diciembre. El historiador indicó en una columna en “Milenio”, que si Salinas hubiera devaluado, quizá hubiera provocado la derrota de Zedillo y el ascenso a Los Pinos del panista Diego Fernández de Cevallos, pero el país no hubiera sufrido lo que ocurrió en aquel diciembre.
Entre otras cosas, Salinas le dice:
“Ahora Aguilar, igual que otros entonces cercanos a mi gobierno, opina en el sentido de que lo procedente hubiera sido hacer una serie de ajustes que supuestamente sanearan la economía y condujeran a cambio de régimen para proveer hacia la derrota del candidato del PRI. Pero en todo caso, entonces no pensaban lo mismo, o nunca me lo expresaron en las muchas reuniones de reflexión y de trabajo que sostuvimos. Por ejemplo, tal vez por sus mutantes afinidades, Aguilar no recuerda ahora la reunión que tuvimos en la tarde del 21 de agosto de 1994, el día de la elección presidencial, mientras se cerraban las casillas electorales en el país, sentados en el jardín de la residencia oficial de Los Pinos; ahí Aguilar me comentó su enorme satisfacción sobre la jornada electoral y enaltecía su excepcional preparación (todavía no sabíamos que la participación electoral, 78% del padrón, establecería un récord histórico). Entonces, el intelectual me dijo que esa elección era “un avance sin precedente en la vida democrática de México”. Ahora en su artículo quiere construir un nuevo estereotipo. No es conveniente hacer recomendaciones para el presente sobre sucesos del pasado recordados sesgadamente o tan pobremente analizados”.
Es decir, Salinas expone a Aguilar Camín como “un amigo obsequioso en tiempos de poder y bonanza” y “un crítico cuando el cargo ya no existe”.
A Delgado y Zaid los aprovecha para dar a conocer los tres puntos esenciales de la comisión senatorial, y que son el eje de su exoneración:
Primera. La crisis de solvencia del mes de diciembre de 1994 ocurrió porque Ernesto Zedillo duplicó la emisión de Tesobonos durante ese mes y porque informó de la inminente devaluación a unos cuantos empresarios mexicanos, quienes alertados “fugaron” sus capitales; eso provocó que las reservas internacionales se vaciaran en unas cuantas horas. (“Tan sólo del 20 al 21 de diciembre de 1994 se verifica la salida de capitales más elevada del México moderno… en unas horas el Banco Central pierde casi la mitad de las reservas internacionales… Esto volvió millonarios a unos pocos especuladores locales y empobreció a la inmensa mayoría de los mexicanos”). A eso se le conoce como “el error de diciembre”. Luego de eso México se precipitó en la falta de liquidez, la insolvencia y la quiebra.
Segunda. La Comisión documenta que durante el primer trimestre de 1995, en busca de un remedio a los efectos de sus propios errores, Zedillo aplicó una política impuesta desde los Estados Unidos: un incremento de las tasas de interés que pasaron de 7% anual a 110%. Eso provocó la quiebra masiva de familias y empresas, el aumento de la pobreza y el estallido de la migración. La quiebra de los bancos fueron el resultado de la explosión de las carteras vencidas provocada por esa política extrema.
Tercera. A fines de 1998 el gobierno mexicano cambió la ley y entregó los bancos sin subasta pública y sin rendir cuentas al Congreso; al hacerlo puso el sistema de pagos en manos de extranjeros. Con el beneplácito de Zedillo, las utilidades de estos bancos se remitían a sus matrices en el exterior.
Los senadores encontraron una sorprendente respuesta a la crisis mexicana en la autobiografía de Robert E. Rubin, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, ex director del Citibank y uno de los responsables de la gran quiebra financiera ocurrida en su país en 2008.
En sus memorias, Rubin relata que: “siendo secretario del Tesoro, ante los problemas de México, en enero de 1995 llamé por teléfono al presidente Zedillo y le propuse enviar a mi subsecretario Larry Summers para que se entrevistara con él.” Rubin agrega que sus asistentes entraban y salían de Los Pinos “sin que nadie los viera.” Y señala: “El aspecto más importante era el de las tasas de interés… El equipo mexicano encabezado por el gobernador del Banco de México estaba en Washington y rechazaba elevar las tasas. Larry abordó el problema con Zedillo, quien sólo lo pensó un instante y aceptó.” Rubin concluye: “La reunión fue un éxito”. Poco después de esa reunión, las tasas de interés en México subieron hasta un 110% cuando apenas unas semanas antes sólo alcanzaban el 7%. Lo que para el secretario del Tesoro estadounidense fue “un éxito” rutilante, para México significó una desgracia social sin precedente. Peor aún, el gobierno estadounidense presionó al mexicano para que no recurriera al tipo de cambio en lugar de elevar las tasas de interés, y así evitar poner a los exportadores mexicanos en ventaja ante sus pares norteamericanos.
Todo lo anterior le ha servido a Salinas para indicar ahora que Zedillo dobló las manos y que aceptó la elevación draconiana de las tasas de interés lo que produjo la crisis más severa desde la Revolución Mexicana: 16 millones de mexicanos pasaron a la pobreza extrema y 6 millones tuvieron que emigrar a Estados Unidos.
El ex presidente les señala al periodista, al articulista y a su ex amigo el historiador que para llegar a estas conclusiones, los Senadores recurrieron a documentos de instituciones nacionales e internacionales: Banco de México, CEPAL, FMI, Banco Mundial, entre otros.
“Es decir, contra lo que escribe Delgado, el “error de diciembre” lo cometió la administración que iniciaba, no la mía que terminaba. Y contrario a lo escrito por Zaid, al entregar mi gobierno los Tesobonos, que se venían emitiendo desde años anteriores, estaban totalmente cubiertos con las reservas y los apoyos internacionales. Fue durante diciembre de 1994 cuando el nuevo gobierno duplicó su emisión al tiempo que, alertados por ella, unos pocos vaciaban las reservas internacionales. Y también se equivoca Zaid, pues la deuda total del país, que en 1994 era 19% del PIB, más que se duplicó durante el sexenio siguiente al ascender a 40%, derivado de las quiebras provocadas por la crisis de 1995”.
En fin, estamos frente a un ex presidente que va por todo y contra todos en su rehabilitación histórica, pues ahora tiene a su favor un documento del Senado que lo exonera de lo que casi todo México lo ha culpado durante los pasados 16 años.