El PAN, en apuros
¬ Augusto Corro viernes 23, Jul 2021Punto por punto
Augusto Corro
El Partido Acción Nacional apenas libra el límite permitido de militantes necesarios para mantener su registro.
En las últimas elecciones presidenciales quedó en segundo lugar y desaprovechó la oportunidad de recuperarse.
Acción Nacional cuenta con 277 mil 799 militantes, que representan el 0.28% del Padrón Electoral Federal.
El reglamento de los partidos políticos establece que el número de militantes no puede ser menor al 0.26% (Revista Proceso).
El líder del blanquiazul, Marko Cortés, exhortó a ciudadanos a afiliarse al parido, ¿cuál será la respuesta?
Será muy interesante conocerla por que Acción Nacional va en picada. Sus dirigentes, en los últimos sexenios, no supieron guiar ni orientar al partido.
El que hace el papel de líder, Marko Cortés, no aprovechó la oportunidad para establecer un frente de oposición real al gobierno obradorista.
Se concretó a responder negativamente, sin la fuerza suficiente, las ocurrencias del presidente López Obrador. En las elecciones intermedias, el PAN ganó las gubernaturas de Chihuahua y Querétaro. No tuvo ningún mérito.
Ambas entidades tienen tiempo de ser bastiones de la derecha. Ganaron diputaciones, pero no las suficientes para detener iniciativas presidenciales en la Cámara de Diputados.
Los políticos panistas se encuentran perdidos. Lejos de sus bases. Olvidados de su ideología y sus principios. Con innumerables errores.
Por ejemplo: ¿Cómo mantener de representante a Ricardo Anaya, el exjoven maravilla?
Pues Anaya quiso imitar a López Obrador e inició su campaña política y empezó a recorrer el país. Se cansó rápidamente y dejó a un lado esa táctica.
Tras la ridiculez, Anaya no quita el dedo del renglón y entre sus aspiraciones esta la de volver a competir por la Presidencia de la República.
Cabe señalar que el exdirigente Anaya fue señalado uno de los panistas que recibieron sobornos, para apoyar las reformas de Peña Nieto.
La vida interna de Acción Nacional se trastocó desde la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la República. Fox, de dudosa militancia, hizo a un lado a la jerarquía panista. Prefirió pactar con los priistas para gobernar en paz.
Resultó un fiasco el gobierno foxista, no cumplió su promesa del cambio. Más bien no supo gobernar.
Le sucedió en el cargo Felipe Calderón Hinojosa. Este blanquiazul llegó al poder beneficiado por medio del fraude electoral.
Esa irregularidad, por decir lo menos, le pesó mucho. Para aligerar la carga optó por declararle la guerra, sin estrategia alguna, al crimen organizado.
Los resultados fueron desastrosos: miles de muertos, desaparecidos, así como fosas clandestinas en todo el país. No fue lo único. Calderón sembró la semilla de la división en el PAN. Sin embargo, no pudo tener el completo control del partido.
No pudo ni siquiera poner a ninguno de sus incondicionales en la contienda electoral presidencial, cuando gozaba del poder total.
Tanto Fox como Calderón rechazaron la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota.
El michoacano se hubiera sentido plenamente realizado con la candidatura de Ernesto Cordero.
La familia presidencial Calderón-Margarita Zavala no encontraron el apoyo en su partido.
Margarita no alcanzó ni una diputación cuando lo solicitó. A Calderón Hinojosa lo rechazaron.
Ya para las últimas elecciones presidenciales, Margarita Zavala participó como candidata independiente. Fracasó. El candidato blanquiazul fue Ricardo Anaya.
Decepcionada la familia Calderón decidió tener su propio partido. Otro poco y lo logra. Para bien de México, la organización México Libre no alcanzó el registro.
En tiempos recientes creció la oposición contra López Obrador. Acción recurrió a las alianzas para medio enfrentar al obradorismo.
Hicieron las paces los panistas. Pudieron mezclar el agua con el aceite y se unieron con priistas y panistas, en una mezcla rara absurda que rechazaron las bases.
En el presente, sin un liderazgo fuerte, el partido olvidado, trata de revivir con panistas ya deberían estar jubilados; pero no, se sienten con fuerzas para hacer el ridículo.
Ahí tienen, por ejemplo, a Santiago Creel y a Diego Fernández de Cevallos, que hablan en nombre de una juventud panista. ¿Y la militancia panista? Bien, gracias.
¿Usted qué opina amable lector?