Espionaje
Alberto Vieyra G. jueves 22, Jul 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En enero de 1917, criptógrafos ingleses en el llamado Cuarto Cuarenta, al mando de Albert Hot lograrían descifrar un enigmático telegrama larguísimo enviado por el canciller alemán, Arthur Zimmermann, dirigido al presidente de México, Venustiano Carranza, en el cual se le proponía declararle una guerra total a Estados Unidos. Sería una alianza bélica entre Alemania, Japón y México y si ganaba esa guerra, México recuperaría el 62% de sus territorios que EU se agandalló en 1848. Era un embuste, lo que Alemania quería era que EU no se involucrara en la Primera Guerra Mundial.
En ese entonces, el espionaje alemán presumía de ser lo más sofisticado del mundo y hasta presumían los criptógrafos alemanes de que quien lograra descifrar sus códigos secretos, necesitaría morirse y nacer cien veces.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, lo primero que hicieron los alemanes que tripulaban el barco Telconia, fue cortar los cables transatlánticos y solamente dejaron uno, el que unía a Berlín con Washington. Y a través de ese cable en el que los alemanes enviaron el telegrama Zimmermann, Estados Unidos tenía el propio veneno en la Casa Blanca y ni cuenta se habían dado. Los “expertos” del espionaje norteamericano eran muy brutos.
El inusual telegrama Zimmermann llamaría la atención de los criptógrafos ingleses que fueron los que conocieron en primer término, el complot militar que Alemania preparaba contra Estados Unidos, pero como las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Inglaterra no eran del todo bien, los ingleses no hallaban cómo decirle a Estados Unidos que Alemania lo espiaba por el propio cable transatlántico Berlín-Washington.
¿Por qué hago historia? Porque el espionaje, aquí y en China, es tan antiguo como la propia humanidad, pero en la actualidad algunos regímenes y actores políticos chillones pegan el grito en el cielo porque son espiados por el Estado.
En sendas columnas, el periodista mexicano Raymundo Riva Palacio ha denunciado en El Financiero, entre lunes y martes, que el gobierno de Enrique Peña Nieto y el actual de Andrés Manuel López Obrador practican el espionaje contra periodistas, dueños de medios de comunicación, dirigentes de cúpulas empresariales, militares, adversarios políticos, deportistas, intelectuales, etcétera, etcétera; mediante un sofisticado sistema conocido como Pegasus, que el gobierno mexicano adquirió en Israel. Raymundo Riva Palacio fue el primer periodista que AMLO quemó en leña verde hace apenas un mes en la “hoguera” de Palacio Nacional durante la mañanera. Se habló horrores del comunicador, pero hoy que el columnista da cuenta de que cuando menos 30 personas del primer círculo de AMLO fueron espiados por Peña Nieto, el llamado “falso mesías” ha pegado el grito en el cielo haciéndose pasar como una víctima.
Todos los gobiernos democráticos o dictatoriales en el mundo practican el espionaje contra todas las personalidades públicas. Le pongo un ejemplo, este átomo de la comunicación ha sido espiado desde el gobierno de Carlos Salinas y cuando ha sido incómodo para la gente del poder político, se ha ejercido la venganza en contra mi familia y en 2010, sería víctima del autoritarismo gubernamental ordenando que me despidieran de mi trabajo en una empresa radiofónica a nivel nacional por hablar del alcoholismo de Felipe Calderón, equiparándolo con aquella etílica enfermedad del usurpador Victoriano Huerta, a quien las 3 botellas de Hennessy que se tomaba diariamente lo dejaron con un hígado del tamaño de una nuez.
Todos los gobiernos o estados están obligados a espiar a enemigos y no enemigos. Imagínese usted que en este momento se gesta un levantamiento armado en alguna región del país y el gobierno está en ayunas de esa información privilegiada que solamente se obtiene mediante el espionaje y contraespionaje, entonces ese gobernante o eso gobernantes estarían fritos.
Así que no nos espantemos por lo que López Obrador se espanta y se hace pasar como una víctima, sólo porque el Estado mexicano espía sus conversaciones telefónicas e incluso presenciales, pues los casi 20 años que se pasó sin trabajar, recorriendo el país con dineros públicos robados de algunos gobiernos estatales y quizá hasta del extranjero, fue espiado por agentes de la Secretaría de Gobernación que se conocen como “antenas”. Así que no le hagamos el caldo gordo al “falso mesías”.