Secuelas del “destape” tempranero
¬ Augusto Corro martes 20, Jul 2021Punto por punto
Augusto Corro
Bueno, ya tenemos el “destape” tempranero y sólo hay que esperar lo que sigue: en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se agudizará la lucha interna. Ahí, con razones o sin ellas, el divisionismo es la marca de la casa. Para eso están las tribus de políticos que llegaron de diferentes partidos. Será difícil que se pongan de acuerdo. En la oposición, el anuncio de los precandidatos los tomó de sorpresa. Una vez repuesto del sobresalto, también tienen que adelantar, por lo menos, los nombres de sus candidatos presidenciales.
Y si en Morena sobran los aspirantes, “hay muchos, muchísimos”, dijo el “destapador”, en las organizaciones opositoras no se ve al presunto precandidato con posibilidades de competir, menos de ganar. Si los partidos pretenden participar en la contienda electoral con un aspirante de unidad, es decir aliancista, será aún más complejo para ellos seleccionar a su representante.
Aunque si les funcionaron las coaliciones partidistas en las elecciones intermedias, la oposición podría repetir la misma jugada. En la Ciudad de México, el corazón de Morena, ganaron mayor número de alcaldías. Es probable que en las presidenciales de 2024 repitan el método de unir a los opositores sin importarles el vacío de sus demandas, sin banderas ideológicas y sin principios. Sólo con el estímulo de vencer al enemigo, de frenar un proyecto político.
Tras los comicios de 2018, todos los partidos políticos cayeron en una especie de paralización política que se encuentra a punto de convertirse en un volcán en erupción. Morena ganó las elecciones presidenciales y llevó a Andrés Manuel López Obrador al poder. Sus dirigentes pensaron que una vez cumplida la misión, lo mejor era dormirse en sus laureles. Casi lo hacen a la perfección. Medio despertaron cuando se pelearon por la dirigencia del partido.
Los seguidores de Mario Delgado, de tendencia ebrardista, se enfrentaron a los simpatizantes de Porfirio Muñoz Ledo. Del enfrentamiento salieron chispas, pero nada más. En una singular lucha, de empate extraño, porque se decidió a través de una encuesta, el triunfo fue para el primero. Para el segundo, de la línea de Claudia Sheinbaum, según dicen, se llevó el título de provocador y acosador sexual.
El destape madrugador del tabasqueño servirá, seguramente, para sacudir a Morena de la pasividad en la que cayó como partido en el poder. En la corriente opositora, los líderes se dieron por derrotados y prefirieron esperar mejores tiempos. Estos llegaron en las elecciones intermedias. Todas las organizaciones opositoras, bajo la batuta de la clase empresarial, optaron por una alianza que les permitió avanzar en su lucha contra el obradorismo.
En el presente, el mandatario López Obrador se adelantó al destape de precandidatos con varios años de anticipación. ¿Por qué lo hizo? ¿Para proteger a sus alfiles? ¿Cómo un distractor más? ¿Cansado de tantos obstáculos y por sus lentos resultados de su proyecto político llamado la Cuarta Transformación “4T”? El tiempo nos dará las respuestas.
Mientras, en la oposición partidista tendrán que acelerar sus acciones en la búsqueda de su precandidato. Para empezar, la “caballada está más que flaca”. Tendrán que acelerar el paso para encontrar al abanderado, que podría salir de la alianza PAN-PRI-PRD con los empresarios encargados de mover los hilos. Si se hace una revisión de aspirantes opositores, los resultados son para dar pena.
Por ejemplo, entre los precandidatos tradicionales tenemos a Ricardo Anaya, Margarita Zavala esposa del ex presidente Felipe Calderón; Santiago Creel Miranda, por el lado de los panistas. Con los priistas, quien ya alzó la mano fue Enrique de la Madrid; ¿otro más? No hay tantos. Los tricolores están muy divertidos en la lucha por apoderarse del partido. En el PRD, sólo se encuentran “cartuchos quemados’’. No me diga que los “Chuchos”, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, podrían ser dignos representantes de ese instituto político en vías de desaparecer.
El caso del senador Ricardo Monreal se cuece aparte. Ninguneado en la primera lista de “destapados”, después fue citado casi a regañadientes. Así se entendió. El líder del Senado es un político muy disciplinado. Dijo que esperará los tiempos reglamentarios para el anuncio de su candidatura, pero que sí estará en la boleta de los presidenciables. Dijo el legislador lo siguiente: “Voy a estar en la boleta presidencial, espero estar con Morena y con el presidente López Obrador (…) Quiero que sea con Morena, pero en este momento es largo el camino de reflexión”.
El presidente López Obrador adelantó la lista de los funcionarios que pueden sustituirlo en la silla presidencial. Citó a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, y “bueno, muchísimos más”. Entre los “muchísimos” seguramente se encuentra el controvertido político Ricardo Monreal. ¿Usted qué opina amable lector?