“El culto de la patada”
Alberto Vieyra G. martes 20, Jul 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Estaremos locos? ¿Qué le pasa a la sociedad mexicana? ¿México una sociedad espiritualmente vacía? ¿Los mexicanos llenamos nuestro espíritu con futbol y demás opios como la política, las telenovelas y los fanatismos? ¿La sociedad azteca rinde culto a dioses y profetas falsos? (…)
Estas y muchas más preguntas me formulan mis tres lectores y radioescuchas tras conocer que en San Andrés Cholula, Puebla se inauguró hace una semana el templo donde se pueden apreciar imágenes de Maradona, réplicas de trofeos, adornos, mandamientos, entre otros objetos, para rendir culto al astro del futbol argentino, equiparándolo como un dios o un santo. No cabe duda, “quien no conoce a Dios, a cualquier santo se le arrima”, dice el sabio refrán popular y les queda como anillo al dedo a quienes hacen ídolos de barro o antihéroes, como también ocurrió con Pancho Villa, a quien en territorio de La Laguna coahuilense se le rinde culto no como revolucionario, sino como santo o como hoy ocurre con AMLO, a quien muchos equiparan con Jesucristo, a pesar que no hace lo que hacía Jesucristo y por ello ha recibido el mote de “el falso mesías”.
¿Qué nos dice tan aberrante ideota de honrar como si fuese una deidad a Maradona? Pues que estamos ante una sociedad espiritualmente vacía que no conoce al Dios verdadero del universo: Jehová, Dios que exige devoción exclusiva. Y su vacío espiritual lo llenan con ídolos falsos y unos profetas que históricamente han sido forjadores de engañabobos y como una extraordinaria forma de controlar a la humanidad.
En la antigüedad, las diversas culturas del mundo practicaron el politeísmo, es decir el culto a varios dioses. En la cultura azteca, nos encontramos que Tláloc era el dios de la lluvia; Ehécatl, dios del viento; aunque también se honraba a Huitzilopochtli, Quetzalcóatl y hasta una hermana de Tláloc, fue convertida en nuestra señora del cielito rojo.
En las culturas romana, griega, hebrea, egipcia, babilónica se honraba a dioses y profetas falsos, entre ellos Baal, representado por una cabeza de toro con cuerpo humano o a Tamuz, al cual rinden culto la gran mayoría de las sociedades secretas en el mundo. También encontramos a Nimrod, hijo de Can, descendiente de Noé y a su madre Osiris que figura en los billetes brasileños y que el mundo conoce como la estatua de la Libertad en Estados Unidos. En realidad, el mundo occidental rinde culto a Nimrod que en la cultura griega conocemos como el poderoso Zeus, que se decía era capaz de dar un paso para estar en otro continente. Los musulmanes también adoran a dioses falsos y no se diga el mundo asiático que, por ejemplo, adoran a un panzón Buda como un amuleto muy cercano a Dios.
Pero también no hay que olvidar que a los reyes se les ha ubicado históricamente como a los seres humanos más cercanos a Dios o semidioses y sin faltar, a los desaparecidos faraones egipcios. La realidad es que todos han sido seres mortales, que como dice nuestro queridísimo Cornelio Reyna: “Tienen como tumba el mismo agujero”.
En fin, que el culto a la adoración falsa, es decir a dioses y profetas falsos ha estado presente en toda la historia humana porque los gobiernos que hoy conocemos como “gobiernos del diablo”, siempre han estado en contubernio con los cultos paganos para controlar a la humanidad mediante la ignorancia y en el caso de Maradona, a través de un opio llamado futbol que ha sumido a los pueblos del mundo en el subdesarrollo y el atraso. Así que, no recomiendo ese culto pagano y en cambio, mi encomio es por buscar la verdad divina creadora del universo y de todo lo que existe en nuestro planeta, incluyendo a la especie humana.