Siempre los “otros datos”
¬ Luis Ángel García miércoles 7, Jul 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Los “otros datos” van a contracorriente de la terca realidad. Un cada vez menos incisivo Jorge Ramos, periodista de la televisión gringa, puso en aprietos al Presidente cuando lo confrontó con datos oficiales sobre el número de homicidios dolosos durante su administración y la cifra de muertos por la pandemia. El reportero exhibió al gobierno mexicano por su fallida política de seguridad pública y el mal manejo sanitario del coronavirus.
Con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Jorge Ramos demostró que este sexenio es el más violento de la historia moderna con cerca de 90 mil muertos, consecuencia de la inseguridad y sobre todo del crimen organizado. El fin de semana pasado fue el segundo más sangriento de este gobierno y no bajan de cien los asesinatos al día, tan sólo en mayo hubo casi tres mil muertos, la cifra más alta en 25 años.
Ni con los “otros datos” el mandatario pudo contradecir al periodista, por lo que tuvo que echar mano del consabido pretexto del “fruto prohibido” que heredó de los anteriores sexenios, como si no se diera cuenta que a tres años de gobierno no puede responsabilizar a sus antecesores de una sangrienta realidad. Ha fallado el remedio de “abrazos y no balazos”, la cual no es otra cosa que la estrategia de “dejar hacer, dejar pasar”. La verdad es que no existe una política pública coherente para enfrentar el problema de la inseguridad o atacar al crimen organizado ni un plan para la prevención del delito.
No es válido el argumento de que se ha contenido el homicidio doloso y que incluso ha disminuido marginalmente cuanto se tiene el mayor número de muertos en la historia del país a menos de la mitad del sexenio. Hay un vacío de poder y la renuncia explícita de las autoridades a ejercer el uso legítimo de la fuerza para controlar a la delincuencia organizada o al criminal del fuero común. El discurso oficial dice que no se permitirán las autodefensas -medida desesperada de la gente ante la impotencia por la inacción del Estado frente a la inseguridad-, pero es un absurdo que ante la toma de carreteras por parte de grupos criminales, la respuesta sea que se abrirán los caminos de las diez de la mañana a las seis de la tarde, quedando a la buena de Dios el resto del día. En el poblado de Aguilillas, Michoacán, se presenta este problemática, donde vecinos y productores de aguacate están hartos de los asaltos, pago de cuotas y violencia que ha dejado sinfín de víctimas.
Con “otros datos” -que nadie conoce-, el Presidente dice que el crimen organizado se ha portado bien y que sólo tres cárteles operan en México; más aún, que donde no se están peleando no hay violencia. Pobre consuelo, roguemos porque los sicarios se la lleven en paz para que no haya sangre. Los analistas hablan de 20 organizaciones criminales, sean esas o tres, no debería existir una sola. La narrativa oficial hace parecer que se puede pactar con los delincuentes para mantener la paz social. El riesgo de esa negociación es que peligra la gobernanza y se cede la gobernabilidad a un poder de facto: La delincuencia.
Otro tema que hizo enojar al Presidente fue el número de muertos registrados por la propia autoridad durante la pandemia, por lo que recurrió a los “otros datos”, los de la Universidad Hopkins, donde únicamente bajamos en el escalafón. ¿En qué quedamos, no que la información que viene del extranjero sólo pretende desacreditar al gobierno?