¿Combate al crimen?
Armando Ríos Ruiz viernes 2, Jul 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Y dale con el consejo de abandonar la intención de defenderse de la delincuencia, cuando el Estado, obligado a proteger a la sociedad, no levanta un dedo para cumplir con ese compromiso constitucional. En lugar de eso, insiste en la “inteligentísima” estrategia de abrazarlos a cambio de balas. Si a la recomendación le hubieran cambiado una sola letra, hubiera sido diferente: ABRASAR no es lo mismo que abrazar.
Bien sabemos que desde hace muchos años, el llamado crimen organizado rebasó la fuerza de las autoridades del gobierno en todo. En número de elementos, de estrategias y de armamento para combatir. Los primeros cuentan con las mejores armas, capaces de hacer el mayor daño. Con rifles de alto poder y alcance que atraviesan todos los blindajes y hasta con armamento apto para perforar aviones de lado a lado, como si fueran de mantequilla.
Aunque por ahí hay quienes aseguran que si el Ejército y la Marina quisieran, acabarían con el denominado crimen organizado. Luego entonces, hay quien no lo desea. Ahora sí, emulando al Presidente: “como ha ocurrido desde antes”. Los gobiernos anteriores observaron complicidad, porque recibían generosas rentas de los delincuentes.
Es sabido en todo el país que anteriormente, las bandas de criminales hacían entregas periódicas de numerario al gobierno, de muchas maneras. A veces con correos propios que se encargaban de pagar sus salvoconductos para delinquir. Otras, a las policías destacadas en diferentes lugares estratégicos. Por eso, los puestos de éstos tenían un costo de millones de dólares.
Pero los hechos revelan que hoy, la única diferencia estriba en el juicio que pretende presentarlos como hijos de la caridad y del respeto absoluto. La demoledora frase de abrazarlos no puede ser más reveladora. Hoy, muchos pensantes malos y “odiosos” por tener la capacidad de pensar, coinciden en señalar los indicios que los hacen pensar mal. Para formar un retruécano.
La desesperación en los estados por sobrevivir a los cotidianos ataques de los malhechores, los ha llevado a armarse. A falta de manos, han echado el ojo a los niños dispuestos a colaborar en la defensa de sus pueblos, a merced de los bandoleros despiadados, como ocurrió en una comunidad del estado de Guerrero.
Los aguacateros de Michoacán, de los municipios de Salvador Escalante, Ario de Rosales, Taretan y Urecho, despojados de sus huertos, de sus propiedades en donde cosechan el fruto que les da vida, también se armaron, cansados de vivir al acecho, bajo las constantes embestidas de la delincuencia.
Pero el Presidente los criticó y les dijo que no resolverán nada. En lugar de solucionar el problema de la mejor manera, sentencia que abandonen su propósito, porque le da desconfianza. “todos sabemos la inseguridad, la violencia que tenemos que seguir combatiendo, pero suele pasar que se usa esa situación para proteger o encubrir a delincuentes”, aseveró.
El gran problema es que hasta hoy, nadie sabe por anuncios del gobierno, de alguna estrategia seria, sólida, eficaz para combatir a los delincuentes. Bueno. Sabemos que existe la de abrazarlos y acusarlos con sus mamacitas. Pero como es la hora que no se han visto resultados, sino un incremento de espanto en las acciones delictivas, en los crímenes a diestro y siniestro, la gente tiene que buscar por cuenta propia elementos para su defensa.
Lo de “tenemos que seguir combatiendo” no es más que otra ocurrencia. Lo primero que le vino a la mente ante las preguntas de los periodistas en una “mañanera”. Las acciones contra los delincuentes se han dado por mera casualidad. Cuando atacan y las policías estatales y federales tienen que responder para evitar la pérdida de sus propias vidas. Como ocurrió en Reynosa.
¡Imagínense! Pidió a los aguacateros que confíen en la autoridad porque ya no hay relación con los criminales desde el gobierno, como ocurría en sexenios anteriores en los que “no se sabía dónde terminaba la delincuencia organizada”.