¿Para qué tantos partidos?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 23, Jun 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde hace mucho tiempo nos preguntamos una y otra vez, para qué necesitamos tantos partidos políticos, que reciben el registro y lo pierden en la primera competencia.
Cada tres años surgen nuevas organizaciones políticas que no refrendan el supuesto respaldo ciudadano, mientras que otros más muestran su total mediocridad y se mantienen con registro, rebasando apenas el límite mínimo pedido por las autoridades electorales.
En los comicios del pasado 6 de junio, los tres partidos con registro nuevo no pudieron alcanzar el mínimo de los tres puntos porcentuales necesarios para su sobrevivencia y quedaron relegados.
Encuentro Solidario, Fuerza por México y Redes Sociales Progresistas no tendrán derecho a prerrogativas ni a competir en comicios federales, a no ser que pidan un nuevo registro, algo que les debería negar.
Los partidos políticos son subvencionados por el gobierno y su registro es avalado por el Instituto Nacional Electoral que les otorga el consentimiento para competir, después de cumplir con una serie de requisitos como lo es el aval de reuniones distritales y de afiliaciones.
Sin embargo, muchos de esos requisitos son cubiertos mediante artimañas que no garantizan la legalidad de las mismas.
Las autoridades electorales dan el aval, aunque tienen la facultad para negarlo como lo hicieron en esta ocasión con la ahora popular diputada federal electa, Margarita Zavala y su partido México Libre.
La concurrencia de tantos partidos con carácter nacional no ha provocado, hasta ahora, una mayor participación ciudadana, arrojando resultados entre 40 y 50 por ciento en comicios intermedios y de poco más del 50 por ciento en los presidenciales. Excepciones las hay, cuando los procesos electorales convencen a la gente de acudir a las urnas como fue en 2018 y 2021, con resultados del 60 por ciento en la presidencial y superiores al 50 por ciento en la intermedia.
Con todo y ello, los tres partidos nuevos no lograron el mínimo de tres por ciento, por lo que tendrán que desaparecer, a pesar de algunos pequeños logros en varios estados, donde mantendrán el registro local.
Y es que la historia de los partidos políticos en México en la época moderna muestra el considerable surgimiento de nuevas organizaciones políticas, cuyo propósito fundamental es disfrutar de las prerrogativas que les da derecho el registro, con contar con una estructura real que les permita la subsistencia.
Desde 1997, desaparecieron un sinfín de partidos políticos a los que casi nadie recuerda.
Esos partidos y otros que han contado con una segunda oportunidad llenan el universo de ideologías que, regularmente, son similares a los de los partidos grandes, aderezadas con algún complemento.
Hay partidos que subsistieron durante décadas, pero que al llegar a los tiempos de votos mínimos requeridos desaparecieron como el Auténtico de la Revolución Mexicana, el Popular Socialista y uno que pasó por tres nombres Socialista de los Trabajadores, Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y acabó en Cardenista.
Otros partidos han tenido una vida efímera, aunque disfrutaron de una segunda oportunidad para mantener el registro como el Verde Ecologista de México y del Trabajo que aún compiten y otros como Democracia Social y Social Demócrata que también usó los apelativos de Alternativa Socialdemócrata y Alternativa Socialdemócrata y Campesina, que pudo participar en dos elecciones presidenciales, perdiendo el registro. El Demócrata Mexicano también desapareció y reapareció, esfumándose nuevamente por el rechazo ciudadano. Partidos con breve existencia son el México Posible, Fuerza Ciudadana, Liberal Mexicano, Alianza Social, Sociedad Nacionalista, Centro Democrático y otros más.
Hay partidos en la actualidad que apenas rebasan el mínimo permitido y que se juegan cada tres años su existencia. En la actualidad, el proceso electoral federal dejó con vida a siete partidos, los que siguen siendo muchos para los pocos resultados que obtienen en las urnas, donde obtienen escasas posiciones de elección directa, las más de ellas basadas en las alianzas que constituyen.
El clamor general es que se deje pasar un tiempo para dar nuevos registros y optar por competir con los siete organismos políticos que se mantuvieron con vida el 6 de junio.
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Viejos camaradas que crecieron a la vera del entonces gobernador de Tabasco, Enrique González Pedrero, se encuentran insertos dentro de la Cuarta Transformación: José Antonio Álvarez Lima ha sido director de Canal 11 y continúa como senador; Humberto Mayans Canabal es consejero de Pemex; José Eduardo Beltrán, también consejero de Pemex, y ahora Roberto Salcedo, secretario de la Función Pública. Al presidente López Obrador le recuerdan sus tiempos de esforzado crecimiento político.