Sheinbaum quiere la silla
Armando Ríos Ruiz miércoles 23, Jun 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En su preocupación por no perder la confianza y el afecto de su jefe máximo, así como de permanecer en su ánimo para ser su candidata a la Presidencia del país en 2024, si no es posible reformar la Constitución para permitir la reelección, la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum, impedida mentalmente para esgrimir ideas propias, ha arreciado la imitación, único recurso para congraciarse con el que manda.
Luego de la derrota infligida por la ciudadanía en la Ciudad de México, en donde Morena esperaba que se volcara a favor de este partido por haberse convertido desde finales del siglo pasado en bastión de la izquierda, la señora afirmó en un discurso que fue una campaña de miedo la que ganó y más adelante señaló que lo que ocurrió el 6 de junio se va a revertir pronto, porque no pueden ganar campañas de desinformación y miedo.
Por más que he investigado, nadie ha podido decirme si conoció esa campaña. Yo no la advertí ni he podido imaginar cómo se introdujo en la ciudadanía, para atemorizarla y orillarla a votar en contra del partido que hoy gobierna. Pero sí encontré que tales palabras no son más que apoyo a otras vertidas por el Presidente, a quien imita en todo.
El primer mandatario dijo que su partido perdió en la Ciudad de México, debido a la guerra sucia de algunos medios de información. Como siempre, hay un culpable que no es él. Porque él es el hermano mayor de Dios que jamás comete el mínimo error. Porque es la perfección que México ni siquiera merece. Por eso no puede ocultar su enorme deseo de empobrecerlo.
La señora ni siquiera abundó en el tema. Sólo soltó la expresión sin agregarle un remedo de prueba. Como estila, repitió lo que dijo su jefe. Esto quiere decir que desea estar presente, sin ningún resquicio de desavenencia, en el momento en que el gran elector diga quién será el sucesor.
También asegura que lo que ocurrió en la Línea 12 del Metro no la mancha. Es una mentira tan grande, como verdad es que la directora del mismo sistema de transporte, Florencia Serranía Soto, está desaparecida desde que ocurrió el accidente que cobró la vida de 26 personas. Seguramente está temerosa y con razón, de ser detenida y llevada ante la autoridad correspondiente a explicar su ineficiencia y tal vez a pagar por ella.
Lo cierto es que después del lamentable accidente, la jefa de Gobierno perdió 22 puntos en la aprobación de los ciudadanos. Aunque en una encuesta que realizó El Financiero, el porcentaje de desaprobación subió, de 26 a 49 por ciento. Pero su instinto la obliga a soslayar el percance, porque también la coloca en el mismo nivel de ineficiencia que a la directora Serranía, convertida en tal por ser casi parte de la familia real, sin que importe un comino su capacidad como funcionaria pública.
En la presidenciable Claudia Sheinbaum, ya no es novedad su involucramiento en muertes por negligencia. Con el estrepitoso sismo de 2017 se desplomó el Colegio Rébsamen, de Coapa. Sheinbaum, entonces delegada de Tlalpan, incurrió en una serie de mentiras y contradicciones sobre el funcionamiento de la misma. Resultó bien librada. El peso de la culpa recayó en la dueña, Mónica García Villegas, por delitos de homicidio culposo y responsabilidad de obras por la muerte de 19 niños y siete adultos.
En lo que se refiere a la Línea 12, la ciudadanía ya emitió su veredicto y encontró culpables a varios. A Marcelo Ebrard, quien ordenó su construcción a toda prisa, con todas las deficiencias anunciadas. Con un costo altísimo y con avisos anticipados de que representaba un peligro. Tuvo que huir a Francia.
A Claudia Sheinbaum, por el descuido de no atender los indicios de un accidente inminente, anunciado desde que ocurrieron los temblores de 2017. Entonces se hicieron remiendos en diferentes zonas para evitar un desplome. Pero hubo otra vez sordera y negligencia.