Arrancón de presidenciables
Freddy Sánchez jueves 17, Jun 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Por enésima vez, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que al término de su mandato de seis años (dando por descontado que el año entrante la mayoría le pedirá que siga en el cargo), se dedicará a una vida civil alejada de la política y dedicada exclusivamente a escribir.
El tema de su obra será: “el pensamiento conservador”.
Justamente, el eje central en su tarea gubernamental en aras de cambiar al país dejando de lado lo que para el presidente son actitudes y propósitos inaceptables del conservadurismo.
Y si el tiempo que le falta por gobernar, un poco más de tres años, no le permitiera cumplir con su anhelo de consolidar la transformación que se propone de México, sus afanes inconclusos deberán ser parte de su empeño literario futuro, a no ser que el sucesor en su cargo presidencial continúe la tarea iniciada “sin cambiarle ni un punto ni una coma” a su proyecto de gobierno.
Y he ahí, lo arduo que será para Andrés Manuel encontrar a un fiel seguidor de sus aspiraciones por lo menos la siguiente magistratura de la nación, con un candidato que prácticamente le lea el pensamiento, renuncie al suyo propio y se limite a ejecutar lo planeado por el Presidente en turno.
Un doble escollo, pues, deberá salvar Andrés Manuel, si como él quisiera y no pocos de sus leales colaboradores lo aprueban en la actualidad, la Cuarta Transformación debe llegar a ser tal como su creador lo plantea y espera que suceda, aun sin estar al frente del poder presidencial.
Y tales obstáculos tienen que ver con que, por una parte, el electorado nacional en su mayoría siga firmemente convencido de que Morena logrará como lo promete reiteradamente el Presidente, construir un país diferente y mejor “para el bien de todos”.
El otro punto, obviamente, está relacionado con la capacidad intuitiva presidencial para no equivocarse al elegir a su sucesor. Y es que en ese sentido, los ex presidentes que pudieron influir para nombrar a quienes los sucedieron en el mando, seguramente, podrán contar la ingratitud de la que fueron víctimas por parte de aquellos a quienes veían como sus leales discípulos o amigos y en cuanto se dio el cambio de la banda presidencial, muchas otras cosas comenzaron cambiar.
En ese contexto, es de suponer que para el Presidente actual, elegir sucesor significará lo mismo que para sus antecesores en el mando presidencial: el mayor riesgo quizás de toda su administración, porque los errores en ese aspecto suelen ser infinitamente caros.
La historia de los ex jefes del Ejecutivo nacional, desde Díaz Ordaz hasta el tiempo que corre, hacen ver con crudeza el triste día después de un ufano y ostentoso mandato presidencial: Repudios, exilio, encarcelamiento de familiares y amigos, poco reconocimiento y mucha crítica para su desempeño, además de estar en la lista de los ex presidentes a los que la sociedad dirá próximamente si quiere que se les juzgue como presuntos responsables de distintas conductas delictivas.
Una reflexión obligada entonces para Andrés Manuel, en virtud a que llegado el momento, a él igual le corresponderá dejar la batuta presidencial en quien algunos pensarán que el Presidente ya sabe quién es, pero imposible saber cómo será después.
Por lo pronto, en la lista, hay varios que en círculos políticos son vistos como probables sucesores de AMLO. En espera de que se conozcan las repercusiones definitivas por lo del accidente del Metro, Claudia y Marcelo parecen más que apuntados.
Y lo está Ricardo Monreal, naturalmente, entre otros personajes distinguidos del gobierno en turno. Así como Santiago Nieto, de la Unidad de Inteligencia Financiera. Y el autodestapado, el señor Noroña, que dijo que le gustaría ser el sucesor “del compañero Presidente”.
De tal suerte que esta vez “la caballada no está flaca”, sino más bien “gorda” y relinchando como lo prueba el primer arrancón de presidenciables.