Estado de ánimo
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 20, Abr 2011Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Cada día es más evidente que los gobiernos mexicanos tienen enfrente de sí un tipo de relegados de los beneficios de la sociedad: los pobres.
Más allá de la guerra de cifras entre los informes oficiales y la realidad, es un hecho palpable que la mayoría de la población nacional padece algún síntoma mediante el cual se puede diagnosticar que en ella está incubado el virus de la pobreza, por lo que resulta de vital importancia preguntar si la actual administración federal cuenta con los elementos para erradicar este virus que ha invadido a los mexicanos y cómo vacunará a las nuevas generaciones para que no sean infectadas por él.
En “Los miserables”, Víctor Hugo decía que “las cloacas son la conciencia de la ciudad”, y el escritor francés se refería a la pobreza y al destino que en su momento tenían las inmundicias.
¿Qué tan lejos está el que México ponga sus “cloacas” a la vista de los demás?
Y esta pregunta es válida, porque ya se tienen los ingredientes con el que se cocina el caldo de cultivo para ello: la pobreza y su patología.
Es decir, desnutrición, diarrea, falta de agua, de higiene, de vivienda, de salud, entonces, vale hacer otra pregunta: ¿qué falta?
Este cuestionamiento es la condición primaria para encontrar, también, una respuesta aunque sea elemental, y ésta, sin duda alguna, es llegar a los extremos.
Y si se usara la ironía bien se podría decir que no hay que preocuparse mucho, pues hoy en día todo apunta que hacia allá se dirige el país, ya que pareciera que se está trabajando para tocar fondo y a partir de ahí ver qué pasa, ver qué país emerge.
En sus memorias llamadas “Cambio de rumbo”, Miguel de la Madrid, ex presidente de la República, da cuenta de los que vivió en su paso por Los Pinos, y una de sus constantes es la palabra “crisis”, con el deseo, además, de ver cómo esa situación, que él consideraba “llevadera”, repercutía en el ánimo de los mexicanos.
Así, por ejemplo, cuando comparte sus recuerdos sobre el balance de 1983 y su prospectiva para 1984, escribe: “yo he llegado a la conclusión de que la situación es tan difícil que el conflicto va a ser permanente, por lo que no debo desesperarme”, aunque no deja de reconocer lo que sus colaboradores hicieron o dejaron de hacer, o simplemente dijeron al respecto.
Sobre el primer aspecto, apunta: “Lo que más me preocupa del año que pasó -1983- es la lentitud de las dependencias del Ejecutivo para actuar. No sé por qué es así, no sé si a algunos funcionarios les falta energía o carecen de entusiasmo, o si hay una burocracia excesiva que lo empantana todo. Hubo insuficiencias, falta de cumplimiento de programas, falta de entusiasmo en determinadas áreas”.
Y respecto a lo que sus colaboradores decían, se muestra impresionado por lo que la economista María de los Ángeles Moreno Uriegas, a la sazón subsecretaria de Programación y Presupuesto y actual senadora de la República, le confió: “Ojalá la crisis dure bastantito, pues está cambiando el ánimo de la gente. Le está sacando cosas buenas a todo el mundo”.
Acto seguido al comentario que escuchó de su colaboradora, el abogado De la Madrid, agrega su visión: “Será interesante ver qué ocurre si logramos controlar e incluso superar la crisis”.
Lamentablemente, para México no se logró superar la crisis, es más, se acrecentó con el terremoto de 1985 en la ciudad de México, y desafortunadamente para los priístas ese no hacer de los funcionarios reconocido por el mismísimo Presidente de la República, aunado a las expresiones de sus colaboradores, sí cambiaron el ánimo de los electores y casi dos décadas después, ese partido político perdió el poder en las urnas ante alguien cuya principal arenga fue invitar a los mexicanos a sacar al PRI a patadas de Los Pinos.
Pero esta situación fue hace poco más de una década, y hoy en día el PRI está a punto de retornar por sus fueros y de hacerse una vez más de la casa presidencial, y es que un año antes de que el PRI cumpliera el primer medio siglo de vida, Octavio Paz en “El ogro filantrópico” escribió que “la cuestión que la historia ha planteado a México desde 1968 no consiste únicamente en saber si el Estado podrá gobernar sin el PRI sino si los mexicanos nos dejaremos gobernar sin un PRI”.
Y hasta ahorita todo apunta que en 2012 los mexicanos hablarán en las urnas y su estado de ánimo deja entrever que le dirán al PRI: ¡bienvenido!