Ciudad del odio
Freddy Sánchez jueves 10, Jun 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Pero, qué paso…
Una pregunta que quizás se estarán haciendo los que tratan de ver qué hubo “detrás” de la doble tragedia que sucedió en la Ciudad de México.
El accidente del Metro en la Línea 12 y el domingo pasado provocó el “derrumbe” de Morena en más de media ciudad, a causa de un inesperado vuelco en las preferencias electorales.
Dos eventos aparentemente ajenos, que en opinión de algunos analistas más bien tienen mucho que ver entre sí. Porque, lo acontecido en ambos casos, pudo tener un origen que se remonta a muchos años atrás, cobró gravedad con el paso de los años y debió hacer crisis como consecuencia de las mismas imprevisiones, deficiencias, omisiones o de plano abusos políticos de gente cercana a los gobiernos de izquierda que durante varios sexenios tomaron el mando administrativo en lo que hasta hace poco seguía siendo el Distrito Federal.
En días pasados, uno de los constructores de la Línea 12, aseguró que ellos cumplieron con hacer bien la obra y la entregaron funcionando sin fallas, dando a entender que después se violaron las normas de seguridad estructural sobrecargando de peso las vías y por eso “pasó lo que pasó”.
Es de mencionar, que ante ese deslinde o intento desesperado para “lavarse las manos” por parte de quienes colaboraron con Marcelo Ebrard, (cuando se construyó la línea 12 del Metro), es indispensable que la versión de que la obra se entregó funcionado perfectamente la corrobore el peritaje en curso que con gran expectación se espera que pronto se dé a conocer.
Y así saber si en efecto, las responsabilidades por negligencias, falta de visión, notoria ineficiencia o inclusive ineptitud, si no es que descarada corrupción, solamente se encontraron entre funcionarios de las administraciones de Miguel Ángel Mancera y Claudia Sheinbaum.
Un asunto que está por vislumbrarse y sancionarse como la ley lo estipule. Y que por ahora, no se justifica anticipar señalamiento de culpables, aunque es evidente que hubo diversas culpas a determinar para que nadie quede impune.
Y justamente, eso es lo que políticamente, le convendrá ordenar hacer al presidente López Obrador, con respecto a lo que con el paso del tiempo deterioró la estructura operativa de la izquierda en la Ciudad de México.
En ese contexto, es preciso evaluar el desempeño de quienes llegaron y pudieran seguir estando en cargos institucionales o legislativos, desde la época del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas hasta los tiempos actuales, en el gobierno de la Ciudad de México.
Los antiguos priistas que se convirtieron en perredistas y en la actualidad son de Morena, gente ligada también al propio Andrés Manuel, Rosario Robles, Miguel Ángel Mancera y, naturalmente, la señora Sheinbaum, todos ellos incluidos sus propios jefes, deben ser objeto de rigurosa revisión en sus desempeños políticos y administrativos, a fin de saber en qué momento se rompió el “armazón” de sustento social que permitía a las izquierdas ser las “dueñas y señoras” del poder político en la ciudad.
Baste decir que, justamente, el acceso al gran dominio político electoral de los que hoy siguen siendo mayoría en cargos institucionales en territorio nacional, comenzó por su arribo al gobierno de la Ciudad de México.
Qué pasó, pues. Por qué el repentino desdén de los capitalinos hacia Morena en la ciudad capital. Qué culpas hay que reconocer y castigar. Cómo evitar que en las elecciones presidenciales se repita la dosis de un manifiesto desprecio al morenismo, a pesar de la reconocida tarea de vacunación realizada eficazmente por la señora Sheinbaum.
Y es que el desplome de Morena no lo provocó la crítica que desprestigia, sino los errores que la alimentan y que por lo visto han dado lugar a lo que hoy pareciera haberse convertido en una ciudad del odio.