Biden no es chairo
Armando Ríos Ruiz lunes 7, Jun 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En mayo pasado, el presidente López hizo llegar a la embajada de Estados Unidos una petición, consistente en que el gobierno vecino dejara de enviar ayuda a la organización Mexicanos Contra la corrupción, que opera sin fines de lucro, para prevenir, denunciar, erradicar, y sancionar los actos de perversión e impunidad en los órganos públicos y privados.
El mandatario dijo en aquella ocasión que se trataba de una actitud injerencista y demandaba que el flujo de dinero hacia esta institución cesara de inmediato. “Nosotros no aceptamos la simulación, la hipocresía, de que Estados Unidos esté financiando a grupos políticos que estén en contra nuestra, que les dan dinero a los intelectuales, a los escritores mexicanos”, dijo en esa ocasión.
Le duele que dicho organismo no se haga de la vista gorda con la corrupción en que incurren los funcionarios de su gobierno “incorruptible”. Que lo mismo señala a sus familiares y a otros servidores públicos implicados en actos deleznables, a quienes él mismo suele perdonar o ignorar, para no meterse con quienes le sirven incondicionalmente y para evitar ver las manchas en su propia casa.
Desearía con toda su alma que, como los que le sirven de rodillas y con los ojos cerrados, se redujera a fustigar al pasado. A los funcionarios que ya se fueron cargados de oro, apuntados todos días con su índice y con su lengua, pero contra quienes no ha ordenado la mínima investigación para que le devuelvan lo robado y sus propios funcionarios lo vuelvan a robar.
Su soberbia y engreimiento sobrados lo han llevado a perder la conciencia a tal grado, que con esa petición dejó ver con claridad, que desearía que, como ocurre aquí, el gobierno de Estados Unidos permaneciera sometido a sus caprichos y ocurrencias. Se le olvidó por completo que dicha exigencia la hizo nada más y nada menos, que al gobierno más poderoso del mundo.
Seguramente ignora, porque la ignorancia es uno de sus sellos más evidentes, que, para el país del norte, México no existe más que en un entorno de pequeñez, de atraso y de pobreza. De carencias y de limitaciones en muchos órdenes de su vida. Que tiene que salir de ese estado gracias a su propio esfuerzo. De sus mexicanos. Inclusive con ayuda que aporte el mismo vecino. Se vale.
A Estados Unidos le sobra numerario para manejarlo como quiera. Bienvenido para fines altruistas. Pero a nuestro Presidente nadie le ha dicho que no regale lo que nos falta, cuando envía millones de dólares a centroamericanos, en aras de congraciarse con sus gobiernos y lograr un reconocimiento como el mejor presidente de América Latina, que se reduciría al menos inteligente, como señalan a quienes acostumbran tirar su dinero, aunque les sobre. Que no es el caso.
Sabe lo que en Estados Unidos y en muchos otros países del mundo también. Que México está hoy gobernado por un presidente que ansía empobrecerlo a una velocidad inusitada, para restarle fuerzas a su pueblo y gobernarlo entonces a placer. Hoy cuesta muy caro sostener las dádivas bimestrales para lograr su sometimiento absoluto. Es necesario dar un paso más, para que cesen esas entregas y entonces actuar como el dictador absoluto en que quiere convertirse.
La exigencia se tornó cada vez más agresiva. Nuestro mandatario creyó, seguramente, que el gobierno del norte guardaba silencio por miedo al “mejor gobernante del mundo”. La ansiada respuesta por fin llegó. Su homólogo de Norteamérica no se lo mandó a decir. Él mismo estampó su firma.
Dice a su par, entre otras cosas: “La corrupción (…) proporciona a los líderes autoritarios un medio para socavar las democracias en todo el mundo (…) La corrupción amenaza la seguridad nacional de los Estados Unidos (…) Al emitir este Memorando establezco la lucha contra la corrupción como un interés central de seguridad nacional de EU. Mi Administración liderará los esfuerzos para promover la buena gobernanza; traer transparencia a los sistemas financieros de los Estados Unidos y del mundo; prevenir y combatir la corrupción en el país y en el extranjero”.