Covid ha golpeado con más rudeza a los pobres
Luis Muñoz martes 25, May 2021Segunda vuelta
Luis Muñoz
Después de más de un año de haberse registrado el primer caso de Covid-19 en México, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que “el virus ha golpeado a unas personas con más dureza que a otras de manera injusta”, lo que ha exacerbado las desigualdades en materia de salud y bienestar.
Ahora, un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revela que el 94% de mexicanos muertos por el coronavirus eran obreros, amas de casa y desempleados, y que ese porcentaje de decesos ocurrió en instituciones públicas de salud.
En abril, en ocasión del Día Mundial de la Salud, la OMS señalaba que en los países afectados, la enfermedad y la muerte causadas por la Covid-19 han afectado en mayor medida a los grupos que sufren discriminación, pobreza y exclusión social, y han de hacer frente a diario a unas condiciones de vida y de trabajo sumamente adversas, en particular, en las crisis humanitarias.
Y daba un dato: Se estima que el año pasado entre 119 y 124 millones de personas más se vieron arrastradas a la pobreza extrema a causa de la pandemia, y que además existen pruebas convincentes de que esta situación ha hecho que aumenten las diferencias entre hombres y mujeres en lo que respecta al empleo, ya que las mujeres han abandonado la población activa en mayor número que los hombres en los últimos 12 meses.
En México, el estudio de la UNAM señaló este domingo que de las 221,597 personas fallecidas a causa de la Covid-19 (cifra al corte de este 22 de mayo), un 94% no habría tenido la posibilidad de quedarse en casa para evitar el riesgo de contagiarse del virus.
Detalló que la mayoría de las víctimas mortales tenían empleos esenciales, sin alternativa a desarrollarlos de manera presencial, tales como obreros, choferes, vendedores ambulantes, etcétera. Otros datos que subraya el estudio es que se trata de un sector con bajo nivel de escolaridad, y que el 92% de los muertos perdió la vida en una institución pública.
“Las inequidades en los determinantes sociales de la Covid-19, como la pobreza y el acceso a la atención médica que afectan a los grupos vulnerables en nuestro país, están interrelacionados e influyen en el riesgo de enfermar y morir a causa de este padecimiento; la pandemia del SARS-CoV-2 se trata, sin lugar a duda, de uno de los desafíos más serios que ha enfrentado la humanidad en tiempos recientes y nuestro país no es la excepción”, reconocen en el documento.
El estudio, denominado “Impacto de los determinantes sociales de la Covid-19 en México”, indica que aún se desconoce lo que podrá ser su costo total en vidas y la profunda crisis de salud que ha provocado. “Ahora más que nunca es perceptible el impacto de los determinantes sociales sobre la salud de la población”.
Entre la variantes, hace hincapié en la baja escolaridad en México, que está asociada a condiciones precarias de vida y salud y a un mayor riesgo de muerte, por lo que no cabe duda que el virus ha afectado en gran medida a la población con menor nivel de estudio, ya que “prácticamente la mitad de las muertes se produjeron en personas con un rango educativo máximo de primaria”.Menciona también que en México, el 92% de las muertes por Covid-19 se ha producido en una institución pública, ya que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó el 52% de las muertes durante el primer año de la pandemia, seguido de las unidades médicas de la Secretaría de Salud (SSA) con el 32% y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con el 8%. Mientras que las instituciones médicas privadas solamente ha fallecido el 2%.
“Del total de contagios, unos 2.144,588, únicamente el 25% recibió atención hospitalaria. A nivel nacional, solo una de cada cinco personas fallecidas por Covid-19 fue atendida en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El estudio concluye que en México la probabilidad de tener atención hospitalaria de calidad se reduce notablemente para quienes residen en lugares con mayor concentración de pobreza y la mortalidad es mayor para ellos, lo que refleja una problemática social relacionada con el ingreso y consecuentemente un mayor o menor grado de salud.
Para la OMS es claro que en esas desigualdades en las condiciones de vida de la población, los servicios de salud y el acceso al poder, el dinero y los recursos vienen de largo. A resultas de ello, las tasas de mortalidad de los niños menores de 5 años de las familias más pobres duplican las de los niños de las familias más ricas.
El resumen, la esperanza de vida de la población de los países de ingresos bajos es 16 años inferior a la de la población de los países de ingresos altos.
La OMS concluye con el hecho de que ahora los países están librando una lucha contra la pandemia, lo que ofrece una oportunidad única con miras a reconstruir para mejorar y crear un mundo más justo y saludable, cumpliendo los compromisos adquiridos, aplicando las resoluciones y los acuerdos existentes y asumiendo otros compromisos nuevos y más audaces.