López, primero en el mundo
Armando Ríos Ruiz miércoles 19, May 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Qué tan creíbles son las encuestadoras? Se trata de empresas dedicadas a realizar investigaciones y sondeos entre la ciudadanía, para conocer su opinión sobre diversas actividades, como el comercio, la empresa, la experiencias de empleados, el bienestar laboral y una infinidad más. Curiosamente, las más socorridas y menos confiables, son las que se dedican a evaluar a los políticos.
¿Por qué no son confiables? Porque se trata de firmas que, como cualquiera de otro tipo, cobran por hacer su trabajo que no tiene por qué ser gratuito. Hacer una encuesta lleva tiempo y personal que se dedica a entrevistar a miles de personas, para llegar al porcentaje más aceptable, que es procesado también durante muchas horas y días.
Cobrar a sus contratantes políticos significa también aceptar condiciones, como hacerlos aparecer con ventajas que no corresponden a la realidad, para desviar el ánimo de los posibles simpatizantes hacia su figura con espejismos o con cifras falsas, engañosas, que tienen por objeto cumplir con esa función. Si se negaran a aceptar esas condiciones, simplemente dejarían de existir.
Todo viene a cuento por la presunción que hizo el presidente López en una mañanera, al exhibir con la sonrisa más amplia, una mentira que sabe que lo es. La empresa Morning Consult Political Intelligence, dedicada a ese tipo de quehaceres, lo puso en segundo lugar como el mejor evaluado del mundo, sólo superado por Nadendra Modi, primer ministro de La India.
Él mismo agregó que llegó al primer lugar, en virtud de que el político hindú cayó al segundo, debido al manejo de la pandemia. Eso le permitió encaramarse sobre los 12 competidores.
Nada dijo, sin embargo, que tal evaluación fue realizada sólo entre 13 países, de 190 que existen para la competencia. Es sumamente parecido a la pelea en cualquier ramo, que sostienen dos personas y por la que una de ellas presume haber obtenido con mucha honra, el segundo lugar.
Además, en México, la noticia no fue destacada. Quiere decir que los diaristas serios, los que él llama chayoteros y no confiables (y mucha gente pensante) porque critican sus ocurrencias, sus desatinos, sus mentiras, sus yerros cotidianos, también han hecho una evaluación y lo han encontrado, no el merecedor de un lugar importante, sino el peor en la historia del país.
¿Cómo puede ser considerado el mejor del mundo un mandatario que aconseja dar abrazos a los delincuentes? ¿Qué tiene convertido a todo su país en un cementerio, porque diariamente amanecen muertos decenas de mexicanos? ¿Qué ocupa el cuarto lugar mundial en el manejo de la pandemia? ¿Qué tiene la economía en los suelos y que vamos para peor? ¿Qué hace giras y es recibido con recordatorios familiares? ¿Qué canceló un aeropuerto, hoy modelo en todo el orbe, para sustituirlo con un remedo? La lista de desaciertos es larguísima.
Nadie en su sano juicio podría aceptar que es mejor que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden o que la de Alemania, Ángela Merkel, destacada en muchos rubros, de quien muchos compatriotas han esbozado su deseo sincero de que repita en el cargo. En México ocurre exactamente lo contrario.
Las redes sociales mexicanas se han llenado de denuestos en contra de su Presidente y con expresiones de que se vaya cuanto antes. Otro de sus sellos es gobernar sólo para unos y no para todos. Quehacer al que está obligado y que ha desdeñado desde el comienzo de su mandato, con palabras ácidas que han llevado más bien a sus gobernados a polarizarse, al grado de que sus simpatizantes, claramente abyectos, muestran deseos de asesinar a sus antagonistas.
Alabanza en boca propia es vituperio, reza el dicho. Muchos tomaron la presunción como el deseo de retener a los suyos, en momentos de desconcierto. Con el deseo de que agradezcan a Dios, por haber enviado a gobernarlos a su hijo predilecto. De quien él mismo no cree ser hijo, sino el hermano mayor.