Aún estamos a tiempo. El 7 de junio puede ser muy tarde
Francisco Rodríguez martes 18, May 2021Índice político
Francisco Rodríguez
En la mendacidad absoluta, los simulacros burdos ya han tomado el lugar de las políticas públicas. Las amenazas pueriles han sustituido a la aplicación de la justicia. Se ha judicializado la política y se ha politizado la ley. El encubrimiento a la delincuencia ha desplazado cualquier intento de un programa planificado de seguridad. La improvisación es la que en Palacio Nacional nos venden como si fuera gobierno.
La ignorancia y la improvisación a ciegas ocupan el lugar de la capacidad, el estudio y la preparación para gobernar. Las mentiras ocupan el lugar reservado a la transparencia y la rendición de cuentas. Los tiempos se han comido a las promesas de la mentada Cuarta Transformación que nunca llegó, que nunca se conoció, que nunca se consultó, que ni siquiera se supo qué era.
El tiempo es el enemigo sordo e implacable de los políticos improvisados, de los que creyeron que con cualquier pretexto, en cualquier momento, podían tragarse el mar en un buche, de los que desconocen el proceso de la toma de decisiones, de los que pretenden que los acontecimientos se adapten a su insensatez, se amolden a sus ambiciones.
En toda actividad política el tiempo es ese espacio oportuno, bien medido, decisivo para aplicar soluciones, para reflexionar las decisiones ejecutivas, para enseñar el oficio, para convencer, previa explicación y negociación de los conflictos, para medir los rebotes en sectores, regiones, clases y colectividades, para ejercer el poderoso arte de remediar, de construir, de gobernar.
Someterse previamente al proceso temporal de formular las ideas
Tempus fugit, decía Virgilio. La frase no era sólo una concepción simplona sobre el inexorable paso del tiempo, sino la comprensión exacta sobre el acompañamiento de las propuestas de vida, en el momento y lugar exacto: utilizar el tiempo para aplicar los ritmos y rumbos de la sociedad civilizada.
En la concepción clásica de este asunto, Azorín, el máximo exponente español de los modos y de las maneras de los políticos, llegó a decir que el fondo debía ser inseparable de la forma, pues, argumentaba que todo contenido debe someterse previamente al proceso temporal de formular las ideas, de ejecutar también lo más benéfico, de lograr que lo mandatado se obedezca, se asuma por el pueblo y se cumpla, en un sentido democrático.
Aquí en México lo parafraseó Jesús Reyes Heroles -el de a deveras- y nos obsequió “la forma es fondo y la apariencia es realidad.”
Torcer y torturar los tiempos con mentiras, un absurdo ridículo
Para el estadista que sabe utilizarlo, el tiempo es siempre el gran aliado. Para el diletante improvisado, el tiempo es el veneno letal, el verdugo de sus ocurrencias.
Fuera del contexto de los tiempos oportunos, las decisiones y las sandeces se convierten fácilmente, irremisiblemente, en un despropósito, en algo que jamás debe intentarse, so pena de quedar como un mentecato, porque el tiempo es el cronómetro que mide y exhibe el tamaño del absurdo, el volumen de la zarandaja.
El tiempo en la política es demasiado celoso. Torcer y torturar los tiempos con mentiras es un absurdo de leso ridículo público. Pero tal parece que para eso están en el poder. Son hijos de la mendacidad, del atrevimiento, del descuido, de la complicidad criminal, de la rapiña, del engaño y finalmente de su propia ignorancia, son rehenes de su ineptitud.
Iniciativas legislativas que no tienen lógica ni explicación posible
No pueden pedir credibilidad a la población tan necesitada sobre materias que están suficientemente juzgadas por la comunidad. Todas las listas de vacuidades son asuntos que han hecho un daño irreparable. Tan fácil que era decir la verdad a tiempo, asumir los errores, reconocer lo evidente y no someterse al escrutinio popular con un fardo de sandeces que no sirven ni para hacer una rueda de molino.
Ante iniciativas legislativas que no tienen lógica ni explicación posible, agregan más soluciones infames, superficiales y lesivas porque consideran que su tiempo ya pasó. En ese momento, lo barato sale caro. El caldo cuesta más que las albóndigas, el trapito superó al remedio.
No refrenan sus ganas de seguir regando el tepache, porque no saben asimilar los efectos de su torpeza. Utilizan las mediciones obtusas de centros demoscópicos que sólo acuden a levantar las opiniones dizque ciudadanas en aquellos descampados donde están ya sus pocos fanáticos. Es otra treta mendaz de los obtusos.
Porque cada día que pasa se reducen los espacios territoriales de aceptación. Porque tienen que colgarse de cualquier gancho para presumir que son mejores en el gobierno que Angela Merkel, que Joe Biden, o que cualquier líder democrático del mundo. Un auténtico zafarrancho que no sé quién se traga.
El tiempo ha sido el verdugo implacable de estos descerebrados
Porque el tiempo transcurrido de este desmadre criminal sólo comprueba que México es un océano de corrupción desenfrenada. Es el escenario del fracaso y del ridículo monumental. En sólo dos años han demostrado que nunca debieron llegar, nunca debieron caer sobre esta humanidad doliente de desesperados. La casta de los venidos de Tepetitán ha logrado hacer del manejo y uso de los tiempos un mecate de cochinos. La estulticia gubernamental en este y en otros terrenos, rebasa los límites, los estándares normales de la ineptitud.
Ante los problemas que generan estos sujetos con su ignorancia y corrupción desbocada, todavía abonan los enredos de un manicomio político, juzgado así en todo el mundo, con su cinismo rastacuero. Gobiernan en la fantasía de su propia mediocridad, de su absoluto desconocimiento de cualquier tema de gobierno.
El tiempo ha sido el verdugo implacable de estos descerebrados. La indispensable cura es sólo el veredicto de las urnas, que debe llevar a la conclusión de darles una patada y mandarlos adónde nunca debieron haber salido.
Quieren la acumulación de poderes para darnos más de lo mismo
¿Qué caso tiene ya mencionar, hacer un listado de los ridículos, si cada mañana aparecen con uno nuevo, más feroz que el anterior? El avión sin avión, las vacunas sin vacunas, las medicinas para niños y mujeres sin medicinas, las acciones sin presupuesto, la política pública sólo orientada a su reelección, las acusaciones sin fundamento, las amenazas sin poder más un largo etcétera.
¿Qué caso tiene su estancia en un solio republicano sobre un pueblo arrepentido y desesperanzado por sus entrambuliques? ¿Para qué quieren la acumulación de poderes, si no es para darnos más de lo mismo? El lugar de llegada es el lugar de partida, pero sin abusos adicionales.
Con ellos, con sus mayorías artificiales, vamos a la perdición total
Hay que parar la destrucción del país, hay que apuntalar la supervivencia del Estado, de sus programas sensatos y de sus aplicaciones en bien de todos, no de una caterva de oportunistas. Con ellos al frente, con sus mayorías prefabricadas no vamos sino a la perdición total. Basta de mentiras y de porros en el poder. Decidirnos el 7 de junio, un día después de las elecciones, puede ser muy tarde. Estamos a tiempo todavía.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Juegan con los tiempos y con las fechas. Situar la fundación de Tenochtitlan en 1521 es una arbitrariedad e imposición de la llamada 4T encabezada por Andrés Manuel López Obrador, que ha inventado esa fecha para hacerla coincidir con otros eventos trascendentales de la historia del país, según la mayoría de los historiadores mexicanos. Y sí, AMLO conmemoró el jueves 13 de mayo, en un acto en el que ha participado la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, capital mexica y actual Ciudad de México, como parte de los quince eventos de conmemoraciones históricas de 2021, que incluyen los 200 años de la independencia del país y los 500 años de la conquista. “Realmente no se sabe a ciencia cierta cuándo fue la fundación de Tenochtitlan y las únicas fuentes que hay del siglo XVI, es decir, 200 años después de la supuesta fundación, dicen que esa fecha coincidiría con el año 1325”, según el investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Antonio García de León, en una entrevista con la agencia EFE.
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