La relación bilateral con Biden
¬ Luis Ángel García lunes 17, May 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Acabó la “luna de miel” con Joe Biden y la nueva relación bilateral con los Estados Unidos de América se hace más dura para los mexicanos. No prosperó la propuesta de nuestro gobierno para que la Casa Blanca financiera el desarrollo de los países centroamericanos como fórmula para frenar la migración hacia el norte del país a través del programa Sembrando Vida; por el contrario, los americanos nos obligaron a militarizar nuestras fronteras para evitar el éxodo de migrantes y de paisanos que buscan el sueño americano.
Se redefine la política exterior gringa y ahora vienen las presiones en temas como el T-MEC, las inversiones americanas en materia de energía y la revisión de las relaciones laborales en México desde la perspectiva de las agrupaciones gremiales estadounidenses que insisten en la autonomía sindical sobre todo en las industrias minera y automotriz. Las exigencias de la administración Biden acotan al gobierno mexicano que debe modificar muchas de las políticas públicas que enarbola la 4T.
Los socios comerciales de México están muy interesados en que se respeten las condiciones del renegociado T-MEC o de lo contrario amenazan con imponer sanciones y nuevos aranceles a productos mexicanos como es en el caso del camarón, el cual ha sido vetado por las autoridades americanas. También los inversionistas, allende las fronteras, exigen el respeto a sus capitales en nuestro país, sobre todo en áreas estratégicas como la minería, las energías limpias y la automotriz. No sólo es el negocio en sí mismo, sino en las condiciones contractuales con los trabajadores mexicanos. Piden la asociación gremial libre y condiciones laborales iguales a las de los obreros gringos.
Los empresarios norteamericanos han exigido a su gobierno presione al nuestro para que se respeten sus inversiones en las energías limpias como la eólica y en la producción petrolera como las gasolinas. Contrario a los intereses expansionistas del capitalismo, la actual administración se aferra a un proteccionismo estatista setentero, añorando las glorias pasadas de las empresas estatales como Pemex y la CFE que sostenían un populismo demagógico, pero que lejos de aportar al erario, son una carga presupuestal que genera productos caros y contaminantes.
Kamala Harris es la responsable directa de la relación con nuestro país y aunque en los encuentros virtuales con funcionarios mexicanos ha sido más que diplomática, la verdad es que poco a poco se cierra el cerco sobre nuestra nación. México ya cedió a reforzar la seguridad en las fronteras y deporta a miles de centroamericanos, además de aceptar a los que regresa la policía fronteriza norteamericana.
En breve tiempo veremos no sólo la democratización de los sindicatos, sino mejores condiciones de trabajo para los empleados, además de aceptar nuevas inversiones y no incurrir en cancelaciones como la de la cervecera Constellation Brands en Mexicali, donde se perdieron miles de empleos por una espuria encuesta del pueblo bueno y sabio que no vio las consecuencias de malograr una inversión multimillonaria.
Los tiempos han cambiado y la Casa Blanca ve con preocupación los efectos de un proyecto político que afecta los intereses americanos. No existe la autarquía en ninguna parte del mundo, menos ahora que tenemos tanta dependencia del comercio con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. En estos momentos las exportaciones mexicanas son el motor de nuestra economía.