Campo, cambio climático y la urgente intervención del Legislativo
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 17, May 2021Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
Ante los llamados del sector campesino y rural de ser declaradas sus parcelas, su hatos ganaderos, sus bosques, sus sembradíos en situación de emergencia por la presencia de fenómenos naturales atípicos, como incendios, inundaciones, granizadas, heladas y sequías, solicitan a candidatos en campaña para ocupar un espacio de representación en la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados establecer un compromiso con el campo mexicano, con agricultores, pescadores y ganaderos, para que desde ese espacio se legislen nuevas políticas públicas que favorezcan a ese sector.
Y es que, no obstante que el Sistema Meteorológico Nacional ha dado a conocer que la temporada de huracanes en el país se ha adelantado y sus efectos se han traducido en lluvias torrenciales en algunas entidades, también son ciertas las noticias que hablan sobre las intensas sequías que afectan poblaciones, principalmente, del centro y norte de la república.
¿Quién, con tanto calor en algunas partes y lluvias atípicas y heladas en otras, no quiere reconocer los efectos producidos por el cambio climático a nivel mun dial? , ¿Quién, con todo este tipo de noticias, está haciendo algo para revertir tales situaciones?, quién, cuando por todos lados nos dicen que eso no es nada y “lo peor está por venir”.
Pues sí, desde diversas esferas de nuestro entorno social, político y económico, las alertas en torno a fenómenos meteorológicos producidos por el calentamiento global están a la orden del día y en algunos casos, donde los fenómenos se han presentado, sus consecuencias han sido devastadoras. Hay sequías en poblaciones como el Estado de México, Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Zacatecas.
En tanto que en entidades como Chiapas, Tabasco y Veracruz, sus habitantes aún no se recuperan de inundaciones que les han pegado con severidad en los últimos años. Y qué decir de incendios que han arrasado con grandes extensiones de bosques o sembradíos devastados por las heladas.
Qué hacer, cómo prevenir, cuánto hay que invertir del gasto público, son preguntas que se siguen planteando desde diversos foros, y en sus conclusiones señalan que en materia de emergencias por desastres naturales aún falta mucho por hacer y advierten que la cancelación de lo que hasta hace un año se conocía como Fonden podría derivar en acciones burocráticas que impidan la atención oportuna de emergencias como las que se están presentando a nivel nacional.
Entonces, ante esas advertencias y reflexiones, creemos que en tiempos electorales, es un buen momento para que los electores exijan a sus candidatos a diputados federales tomar cartas en el asunto y que asuman compromisos al respecto, porque una cosa es cierta, urge un replanteamiento en las políticas públicas de atención de emergencias por desastres naturales y en general las propiciadas por el cambio climático, sólo así se estará a tiempo para protegernos del evidente deterioro ambiental que se observa en nuestros entorno.
En más de una ocasión los sectores rurales y campesinos han insistido en la urgencia de la intervención del Congreso de la Unión a partir de diagnósticos de ambientalistas y especialistas en temas globales, quienes advierten al mundo de las cada vez más frecuentes problemas relacionados con sequías de ríos, inundaciones atípicas, desplazamientos de poblaciones por altas temperaturas, crecimiento de zonas desérticas y aumento de los niveles del mar, contaminación de mantos freáticos por descuido de en la actividad industrial, deforestación clandestina de bosques, disminución de agua en presas e incendios forestales, lo que -en su conjunto- provoca bajas en la producción agroalimentaria e impacta negativamente en todas las cadenas alimenticias.
No hay duda, urge la intervención del Legislativo para reactivar y proteger la producción agropecuaria, pesquera y forestal, sea con la reglamentación para tecnificar o esquemas crediticios para reconvertir el campo mexicano y detener el deterioro ambiental, pero lo que haya que hacerse tiene que ser a la voz de ya, porque algo más grave de lo que está por venir, sin duda, sería el inmovilismo legislativo.
LAS CARTAS HABLAN.– Hace unos días Álvaro López Ríos, Secretario General de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas, señaló que México sólo vende al exterior cervezas, tequila y mezcal, donde la materia prima puede ser nacional, pero el capital es extranjero. Reiteró “Es verdad que la cerveza ocupa el primer lugar en exportación agroalimentaria con 13.2 por ciento, mientras que el tequila ocupa el cuarto lugar con 27.5 por ciento, pero con esas cifras no sale adelante el campo mexicano”.
VA MI RESTO.- Llamó la atención una propuesta del diputado Carlos Iván Ayala Bobadilla (Morena), quien planteó reformas a la Constitución Política, con el propósito fundamental de que la Ley Suprema norme la obligación que tiene el Estado de otorgar a los mexicanos seguridad alimentaria de calidad. La iniciativa plantea que el Estado constituya una reserva estratégica nacional de alimentos y salvaguarde la seguridad alimentaria en casos de crisis, tanto climáticas y de contingencias, como de cualquier orden.
Hasta ahí todo bien, la propuesta suena bonita, pero sería mejor que el legislador precisara los cómo de su propuesta, porque así en términos generales quedamos en lo mismo y falta saber si la misma ya pasó por el filtro de los sectores productivos rural, campesino, ganaderos, forestal y pesquero, porque al final son ellos los que están involucrados en esta demanda de intervención del legislativo, y hasta ahí porque como veo doy.