Delincuentes
Alberto Vieyra G. viernes 14, May 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
AMLO es un delincuente electoral confeso: “Claro que sí estoy metiendo las manos en las elecciones, no puedo ser cómplice del fraude electoral”. Esa cínica declaración de AMLO sería suficiente para que el INE lo mande a uno de esos reclusorios de los hombres ilustres del bajo mundo. ¿Lo hará el árbitro electoral de México?
¿De qué sirvió entonces, haber movilizado a todos los gobernadores del país para firmar un pacto de civilidad político-electoral para no meter las manos ni las narices para no dar al traste con el actual proceso electoral federal?
La irresponsable confesión de AMLO advierte a los mexicanos que tendremos un serio conflicto postelectoral que nos desgastará seriamente a todos, a menos que un universo del 49% de electores abstencionistas acudan a las urnas para sepultar con su voto a un AMLO y su Morena, a quienes les pesaran el medio millón de muertos por la negligencia criminal con la que el presidente ha manejado la pandemia del coronavirus y ahora, la insensibilidad humana de la que ha sido testigo todo México por la tragedia de la Línea 12 del Metro en la Ciudad de México de la que Porfirio Muñoz Ledo advierte que será el Ayotzinapa de AMLO y Morena.
Pero no sólo AMLO es de esos violadores contumaces de la Constitución y de las leyes que de ella emanan, la gran mayoría de la clase política azteca traen en su ADN el sello de delincuentes electorales. Todos ellos, ofrecen dádivas del poder, incluyendo a AMLO.
Unos cumplen sus promesas y otros para no convertirse en delincuentes, suelen reformar la Constitución federal en el caso de los Presidentes y en caso de los gobernadores las constituciones locales de sus estados para otorgar esas dádivas de clientelismo electoral, como hoy lo hace en Nuevo León el priísta Adrián de la Garza, o las rémoras del Partido Verde que ofrecen por todo México repartir despensas a quienes hayan perdido su trabajo durante la pandemia del coronavirus, que son más de 10 millones de trabajadores. Los panistas no se quedan atrás y prometen revivir el Seguro Popular y mantener intactas las dádivas de poder que AMLO otorga a 23 millones de mexicanos. Los podridos de Morena no cantan malas rancheras, comenzando por la mentirosa y rezagada candidata morenista al gobierno de Nuevo León, Clara Luz Flores, quien cínicamente pide a los electores que “ahí les encargo su voto, no se olviden que gracias al presidente y a Morena tenemos las vacunas”.
Por cierto, AMLO incurre en otra violación a la ley al ordenar la vacunación selectiva en clara violación al artículo 4° constitucional que garantiza “el derecho a la salud para todos los mexicanos”.
Hay otros de Morena y sus rémoras aliadas que violan las leyes prometiendo tarjetas a quienes voten por ellos en San Luis Potosí, Ciudad de México, Oaxaca, Nuevo León, Chiapas y tal y tal ¿Acaso no es corrupción y ultrajes a la dignidad humana ofrecer esas dádivas? ¿No sería mejor que la delincuente clase política prometiera trabajos bien remunerados como manda dios y con todas las de la ley?
Pero, decía que muchos prometen El Oro y El Moro. La mayoría se vuelven ojo de hormiga cuando ya fueron electos. Recojo del anecdotario político aquella promesa de campaña de un candidato a gobernador que quería meterles la carretera y un puente, pero cuando un acarreado a un mitin le grito que ¡para qué el puente si ni siquiera tenemos río!, el ungido respondió: “También el río se los meto”.