Fraudes y reformas electorales
Alberto Vieyra G. lunes 3, May 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Después del monstruoso fraude electoral cometido por el PRI el 6 de julio de 1988, que llevó al poder de manera espuria a Carlos Salinas de Gortari, éste se vería obligado a llevar a cabo una Reforma del Estado de gran calado que incluyó el nacimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990.
El PRI dejaba de jugar con todas las canicas, pues hasta ese año, las elecciones en México eran organizadas íntegramente por el gobierno encargado también de contar los votos y según los teóricos “el que cuenta los votos gana las elecciones”.
La tristemente célebre Comisión Federal Electoral era el instrumento gubernamental para manipular las elecciones en México a su antojo y la caída del sistema electoral le tocaría al corruptísimo politicastro, Manuel Bartlett para encaramar por sus pistolas a Salinas en la Presidencia de México. Hoy, Bartlett sirve a AMLO, quien no baja a los consejeros electorales del INE de “golpistas contra la incipiente democracia”.
Con el surgimiento del IFE, al que Enrique Peña Nieto le cambió una sola letra la F por la N para convertirlo en INE en 2014, México entraba a la era de una incipiente democracia o el México de la pluralidad política.
Hasta 1988, el PRI dejó de ser el partido hegemónico de México el del “carro completo” y “de todas, todas”. Los debates políticos serían agrios pero muy enriquecedores, Pablo Gómez un ex líder estudiantil de 1968, como diputado del Frente Democrático Nacional advertía: “Sin reforma electoral no habrá reforma del Estado, y sin ésta no puede instaurarse la república democrática”.
Hoy, Pablo Gómez sirve como lacayo a Andrés Manuel López Obrador, cuyas huestes morenistas desbordan su rabia contra el INE y todo porque les aplica la ley que estaban acostumbrados a violarla siempre en el papel de disque luchadores sociales o líderes de quién sabe quién.
AMLO está bravo, bravísimo, porque el INE y el TEPJF le sacaron al buey de la barranca, es decir a su compadre, el sexópata toro sin cerca, Félix Salgado Macedonio quitándole la candidatura, por violar la ley al gobierno de Guerrero y como le dolió hasta el eje le vial, el tabasqueño se propone destruir al árbitro electoral de México, para que las elecciones en México las vuelva a controlar el gobierno. Sí, su gobierno que hoy es visto por Estados Unidos como una narco-dictadura. Anuncia una reforma electoral para tener en su puño al INE cambiándole el nombre y su agraviado compadre vocifera diciendo que “está será la última elección que organice el INE”.
Miente AMLO. Está enfocado en desprestigiar al árbitro electoral de México. El Presidente actúa, no como el Presidente de todos los mexicanos, sino como el líder de Morena que defiende a todos sus candidatos. AMLO confunde las bolas de billar con las perlas de éter. Un Presidente de la República debe ser prudente, pero él, desde Palacio Nacional derrama todo su odio contra las instituciones que juró destruir y mandar al diablo porque no puede haber ninguna otra autoridad en México que no sea él y eso se llama dictadura.
Ese odio lo derramó AMLO en la mañanera del pasado miércoles después de que el TRIFE le asesto 3 palos para que aprenda a respetar la ley.
Fúrico AMLO dijo: “Porque tengo la obligación de informar. ¡Fue un golpe a la democracia!, … porque no se tomó en cuenta la voluntad del pueblo. Tanto los consejeros del INE como los magistrados del Tribunal actuaron de manera antidemocrática y eso se explica por qué esos organismos, como otros, vienen del antiguo régimen antidemocrático”.
Todo es mentira, ese árbitro electoral fue el que organizó y reconoció la victoria electoral de AMLO en 2018. Entonces, AMLO habló de un INE democrático, pero ahora que le aplica la ley monta en cólera tachandolo de “golpista” y “antidemocrático” y echa por delante al pueblo; que me perdone AMLO, él y la ponzoñosa partidocracia han reducido al pueblo de México a ser pagador de impuestos y vil objeto de uso electoral.