AMLO vs AMLO
Freddy Sánchez jueves 22, Abr 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La historia suele ser una “necia incorregible” en los asuntos del poder.
Tarde o temprano los mismos errores se repiten, aunque no siempre una y otra vez, consecutivamente, al igual que sucedió en nuestro país en los anteriores tres sexenios.
Y es que después de tanto “ir el cántaro al pozo”, por parte de un PRI contumaz en sus errores (durante su tránsito de la política a la tecnocracia), irremisiblemente llegó el gran derrumbe priista.
Fue como “darle de golpes al pesebre” hasta que no aguantó más.
Lo mismo que le sucedió al Partido Acción Nacional en dos sexenios y otra vez al priismo.
Porque la verdad sea dicha: el PAN no le ganó al PRI. Más bien el Partido Revolucionario Institucional poco a poco se autoaniquiló transcurridos los muchísimos años de su poder prácticamente absoluto, omnímodo e invencible.
La inseguridad y la corrupción (quizás más lo primero que lo segundo), en el sexenio de Zedillo pudo medianamente combatirse, pero de todos modos surgió la andanada crítica y sucedió lo impensable: la ascensión del panismo a la presidencia con Vicente Fox.
Un jefe del Ejecutivo creador de grandes expectativas para un cambio favorable en todo el país, lo que con el curso sexenal se hizo notar mucho menos que la cada vez más grave inseguridad y el crecimiento de las mafias del delito.
Así que las fallas del priismo se repitieron en el primer sexenio panista y después lo mismo con Calderón (tiempos de una fuerte embestida institucional contra los cárteles de la delincuencia), sin lograrse contener al crimen organizado y de ahí el inesperado regreso del PRI con Peña Nieto.
Aunque, de nueva cuenta por idénticos tropiezos como los cometidos por sus cercanos antecesores panistas (aparte de los escándalos de la corrupción), la imagen del gobierno en turno sufrió un notable deterioro, lo que sumado a los incipientes y no ampliamente satisfactorios resultados de las reformas estructurales, echó por el suelo la paciencia y confianza de la mayoría electoral que se animó a dar otro vuelco radical en su preferencias.
De ahí, el arribo presidencial de Andrés Manuel que además “jaló” con gran fuerza a su partido y lo puso como el actual superpoderoso aparato legislativo y gubernamental, que casi anuló la competencia electoral de los tres partidos políticos que tenían “la sartén por el mando”, en la etapa previa al sexenio presente. De modo que frente a Morena, el PRI, PAN y PRD se redujeron a un tamaño pequeñito, con respecto a lo que habían sido en varios sexenios.
La causa principal: incompetencia contra la inseguridad y la corrupción.
Ninguno de esos tres partidos logró dar buenos resultados en sus gestiones, con estrategias similares y errores parecidos, lo que le dio al morenismo una amplia gama de mandos institucionales en el país y la Ciudad de México, aparte de la Presidencia.
Con esta historia de desatinos no resueltos en los pasados gobiernos, cabe mencionar que lógicamente los ojos de la sociedad están atentos a observar si el gobierno de Andrés Manuel logrará remediar los males que contribuyeron a darle la primera magistratura.
Y en ese sentido, no sería exagerado decir que si bien las acciones gubernamentales para abatir lo que mayormente lastima a la sociedad no ha mejorado realmente la situación del país, los programas sociales en curso ayudan a mitigar las molestias de un alto porcentaje poblacional.
Algo que por supuesto no garantiza una tolerancia de larga duración si los errores de pasado se repiten, por incompetencia y corrupción sexenal.
Ojalá entonces que entre aquellos que recibieron la confianza del Presidente no siga habiendo desleales y deshonestos que parecen actuar como sus acérrimos enemigos. Como si estuviéramos viendo a AMLO contra AMLO.