El INE de la 4T
Freddy Sánchez martes 20, Abr 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Al Presidente hay que tomarle la palabra, estando de acuerdo en cambiar al INE.
Habrá los que se opongan, naturalmente, pero si Morena lograr incrementar su poder legislativo para modificar la Constitución, difícilmente se desechará la intención presidencial de desaparecer al Instituto Nacional Electoral para crear un nuevo órgano regulador en la materia.
Lo que a decir del jefe del Ejecutivo deberá garantizar en forma más eficaz el ejercicio de la democracia en nuestro país.
Algo absolutamente contrario a lo que algunos suponen que se estaría fraguando desde Palacio Nacional, a efecto manipular las elecciones en México, a entero gusto de Andrés Manuel, quien postula una idea muy diferente. La que dista de ser un mezquino propósito vengativo contra la institución.
Porque, a pesar de que el jefe del Ejecutivo asegura tener motivos de sobra para reprochar al instituto haberse coludido en su contra para retrasar el arribo de la 4T al poder, mediante arreglos y fraudes cometidos por consejeros electorales con priistas y panistas, no es esa la razón que alienta un cambio estructural de fondo en el INE.
Más bien de lo que se trata es que la sociedad recupere plenamente la confianza en el Instituto Nacional Electoral, lo que en opinión de sus críticos se perdió debido a las influencias negativas de algunos altos jerarcas de burocracia que está a cargo de las áreas de operación y parte de los consejeros electorales, que llegaron donde están a propuesta y por el apoyo del PRI, el PAN o el PRD.
De modo entonces, que aceptando que la voluntad del Presidente se enfoca hacia la creación un mejor instituto electoral, en aras de proteger la democracia en beneficio de la sociedad, justo será plantear la imperiosa necesidad de no incurrir en fallas que afecten más que favorecer la libertad electoral de los votantes.
En ese tenor, es preciso demandar que se elimine lo que no sirva para darle viabilidad al ejercicio de la democracia sin cortapisas, trabas, manipulaciones o desviaciones de cualquier naturaleza, sólo con el fin de privilegiar arreglos entre funcionarios de la institución y representantes de grupos políticos o económicos que comúnmente suelen buscar de una u otra manera influir en las elecciones.
Es de hacer notar pues, que no se equivoca el que piense que el INE necesita “purificarse” de influencias negativas, que inciden para darle ciertas ventajas a los partidos políticos que cuentan con mayor dominio de la voluntad de consejeros y la burocracia en puestos de dirección del instituto.
Y es que resulta más que evidente que siempre que existen controversias sobre intereses partidistas en disputa, entre ciertos consejeros electorales que llegaron a esos cargos por recomendación o apoyo presidencial y de los legisladores de uno u otro grupo partidista, por lo regular su postura es a favor de esos institutos, aunque por supuesto también se les ha visto resolver en contra.
De ahí, que cualquier afán por curar los males del INE, no pude terminar por agravarlos más adoptando políticas que como en el pasado lo único que se proponían era la simulación de la democracia con el descarado fin de usar las estructuras burocráticas para respaldar o anular candidaturas de acuerdo con los intereses del poder en turno.
En México se han vivido amargas experiencias con falsos adalides de la libertad electoral, auténticos defraudadores de la voluntad popular y rapaces y codiciosos sátrapas del poder que en bellas envolturas esconden sus malévolas intenciones de acaparar la representación social para robar a sus anchas y después disfrutar impunemente de sus fechorías políticas.
Y por eso es que un cambio que verdaderamente sirva a la democracia es lo que requiere México y, por lo mismo, de ninguna manera se justificaría que el gobierno en turno se propusiera crear con absoluta mezquindad y en beneficio propio, lo que podría ser considerado como: el INE de la 4T.