Intimidados o vendidos
Freddy Sánchez martes 13, Abr 2021Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Los consejeros del INE y los magistrados del Trife, son seres humanos que se pueden equivocar, pero al mismo tiempo podrían incurrir en actos u omisiones inducidos por presiones o incitaciones de corrupción.
Porque como decía el general Obregón: “no hay quien resista un cañonazo de 50 mil pesos”, que en los tiempos que corren podrían ser millones de pesos.
Y en ese tenor hay que considerar lo que suele ser la consigna entre maleantes para conseguir apoyos institucionales: “plata o plomo”.
Ante lo que debe agregarse también aquello de: “a los amigos justicia y gracia y a los enemigos la ley a secas”, algo que surgió con el juarismo y el transcurrir del tiempo ha demostrado que no pierde vigencia en algunos periodos sexenales de gobierno.
Porque a pesar de lo que tanto se dice de que: “no somos iguales”, en opinión de algunos más bien hay ciertos ocupantes en cargos públicos que son menos o más iguales que aquellos a los que pretenden fustigar.
Así las cosas, podría suponerse que en las instituciones dedicadas a salvaguardar la democracia en nuestro país, se dan intentos externos de querer influir en las decisiones que pueden favorecer o perjudicar a tal o cual partido político y sus respectivos abanderados.
Y es que el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral sustentan su actuación en normas legales creadas con la finalidad de favorecer su independencia y autonomía, pero comúnmente en torno a lo que hacen dichas instancias electorales sale a relucir la suspicacia respecto a la posible intervención e injerencia de quienes, siendo actores políticos con intereses opuestos, en mayor o menor medida influyeron para promover y aprobar los cargos de aquellos que están para regular y supervisar actividades políticas, así como para juzgar y condenar o absolver las conductas de los políticos en materia electoral.
Dicho más claramente: cada que se dicta alguna acción o resolución en el INE y el Trife es inevitable pensar en las posibles influencias de los que propusieron y nombraron consejeros y magistrados, probablemente, esperando que sus “favorecidos”, (libres y soberanos de actuar con absoluta independencia), no olviden a quienes “deben el favor” de ser lo que son.
Un idea si se quiere imposible de demostrar y más cercana a la imaginación que a la verdad, pero que se alimenta con las decisiones en ciertos casos, (cuando surgen discrepancias en las actuaciones o resoluciones de las dos instituciones electorales), y algunos funcionarios suelen dar la apariencia de concederle la razón a los partidos de los que virtualmente provino la voluntad de su nombramiento.
De hecho, llega a ser evidente que socialmente o entre los mismos grupos políticos, se etiquete a ciertos consejeros del INE y los magistrados del Trife como “cercanos” a los intereses de una u otra institución partidista.
Y debido a esa situación, es habitual que dependiendo del sentido de lo que se decida en una u otra entidad electoral, a favor o en contra de los partidos políticos, surge de inmediato la sospecha de que hubo algo raro u oscuro en lo que se decidió.
De modo que los responsables electorales en México, como suele ocurrir con los impartidores de justicia en general, a veces reciben la aprobación y otras el repudio por sus actuaciones.
Bueno sería entonces que los propios partidos políticos se convencieran de que para evitar manipulaciones en su contra en las controversias relativas al ejercicio del poder, entre más independientes y autónomos sean los “árbitros” en las contiendas políticas, menos turbiedades ocurrirán en contra de sus intereses actuando con estricto apego a la legalidad.
Porque a menos imparcialidad más corrupción y transas electorales.
Es de desear entonces que en las elecciones de este año los consejeros del INE y los magistrados del Trife asuman una conducta imparcial y autónoma en torno a sus resoluciones y de ninguna manera se comporten como si se tratara de actores electorales intimidados o vendidos.